Un estudioso que se ha interesado en la cuestión del racismo en la historia de México es el historiador Enrique Semo. Conocido por sus esfuerzos por ofrecer una historia económico-política de México desde un punto de vista marxista, es interesante observar que el racismo no es un tema que haya sido objeto de atención a lo largo de toda su carrera.
No puedo ofrecer una respuesta puntual acerca de cuándo se interesó por el tema. Pero sí se puede atestiguar que es un interés que no aparece en sus primeras obras. En la primera edición de su Historia del capitalismo en México. Los orígenes: 1521-1763 basta mirar el índice analítico para constatar que las palabras “raza” y “racismo” no aparecen, aunque sí aparecen “mestizaje” (remite a 8 sitios en el texto), “estratificación social” y “castas” (en sólo 2 ocasiones).
Cuando se observa, en cambio, el índice analítico de su libro más reciente, México: del antiguo régimen a la modernidad. Reforma y Revolución vemos que el término “raza” remite a 41 sitios del texto, el tema de las castas es contemplado como un subtema en relación con el de razas y aparece 18 veces, se remite a 8 sitios en el texto en que se habla de relaciones sociales de raza, aunque también se habla de relaciones sociales de clase, cultura, dominio, explotación y reciprocidad. Hay 108 apariciones de “indios”, siete para “mestizaje” y 11 para “mestizo”.
Habría que ver otros textos intermedios para ver desde cuando aparece su interés por el tema, pero, por lo pronto puedo decir que tampoco aparece de manera clara en su texto Historia mexicana. Economía y lucha de clases, publicado alrededor de 1975.
¿Por qué el interés de Semo por el tema?
No se trata, como he podido apreciar, de un interés por el tema en sí mismo, sino de uno enmarcado dentro de otros más amplios, de inquietudes teóricas que, del algún modo, lo llevaron a reconocer la importancia del tema. Las dos grandes preguntas que se mantienen vivas a pesar de la distancia que separa a los dos libros antes mencionados y que son el hilo conductor de ambos son: ¿cómo se hizo México capitalista? ¿por qué el capitalismo adquirió un carácter subdesarrollado?.
La manera en que enfoca y plantea estas dos preguntas es indicativa de la concepción de la historia o de los estudios históricos que el mismo Semo tiene. Las preguntas a las que pretende responder o para las que desea marcar una vía de investigación son planteadas por la sociedad contemporánea, desde nuestro propio horizonte. Ante la pregunta por las causas del subdesarrollo en México y América Latina, así como en otras latitudes del mundo, hubo autores que pretendieron encontrar éstas en la sociedad contemporánea misma, o planteando hipótesis que hacían caso omiso a la historia de económica y política de las naciones, o bien concedían una importancia demasiado grande a algunos sucesos o características de la historia de las mismas, como el hecho de haber sido colonias de otros países. Enfoques de este tipo los podemos encontrar en el enfoque del llamado “colonialismo interno” (tres representantes de ésta corriente, muy leídos e influyentes fueron Andre Gunder Frank, Pablo González Casanova y Rodolfo Stavenhagen). Ante estos planteamientos, Semo deja bien clara su posición desde su escrito de 1973 (o más bien de 1969, puesto que la primera versión del mismo fue su tesis doctoral):
El origen del atraso, así como del desarrollo económico está, no en el clima, la raza o un conjunto de rasgos diversos inconexos. Sino en las condiciones históricas de la evolución de cada pueblo. (p. 13)
Así, como respuesta a estas tesis, Semo afirma:
“El estudio de los sistemas económicos anteriores ha sido abordado con el propósito de delimitar los orígenes del sistema actual” (p. 13) y “Asignamos a la historia económica la tarea del análisis de cada uno de estos sistemas [socio-económicos] y la elaboración de modelos que nos permitan comprender las leyes de su evolución, es decir, de su surgimiento, auge y desaparición” (p. 13)
Y reconoce también los límites de los resultados de su trabajo al afirmar:
“La historia económica sirve a la comprensión de nuestro presente, no por medio de la elaboración de leyes universales, sino por el estudio de las leyes del desarrollo de los sistemas económicos concretos y su sucesión” (p. 15), leyes que tienen una validez limitada a la extensión y duración de cada formación en cuestión.
Hasta aquí lo extraído de su texto de 1973. Pero en su libro más reciente, Mexico: del antiguo régimen a la modernidad. Reforma y Revolución, aparece otro aspecto importante de su concepción de la utilidad de los estudios históricos. En la introducción del texto, al hablar del periodo que se enfoca afirma:
“No hay periodo de la historia nacional tan repleto de mitos, profundamente arraigados en nuestra cultura. Muy frecuentemente son mitos opuestos y la batalla de los mitos está hoy a la orden del día. Pero ¿dónde está la verdad y cómo encontrarla? Ésta nación, que ya se cansó de concebirse como nación del futuro, necesita acercarse a la verdad histórica sobre su pasado, relativa y siempre en debate, pero al fin y al cabo a la verdad histórica y de eso se trata aquí” (p. 15)
“Hablamos poco de los líderes y sus hechos, lo que especialmente nos interesa son las fuerzas que actúan debajo y alrededor de ellos. Frecuentemente los actores no lo saben, pero dichas fuerzas influyen decisivamente en sus acciones” (p. 16)
Y además de esto, reafirma su posición temprana:
“sigo pensando que la teoría económica y social dominante en y para los países desarrollados, no es totalmente aplicable a Latinoamérica y a México. Como sostiene Oteiza «Los enfoques basados en la idealización y simplificación de la historia de los países capitalistas occidentales no tienen por qué ser aplicables a sociedades con estructuras y experiencias históricas completamente diferentes»” (p. 73)
Así, de los pasajes citados podemos extraer algunas ideas generales sobre los intereses y objetivos de los estudios históricos de Semo:
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El estudio de la historia de los sistemas económicos se aborda para responder preguntas actuales, para delimitar los orígenes de los sistemas actuales. No es un interés por el pasado en sí mismo, independientemente de sus repercusiones en la actualidad, no se trata de estudiar la historia por la historia. Tampoco se trata de estudiar la historia como “maestra de la vida”, ni de buscar en ella vidas ejemplares. De manera interesante, tampoco se busca simplemente dar cuenta de las cosas tal como sucedieron, sino de intentar explicar porqué se dieron de un modo y no de otro, en este sentido se puede decir que no se trata de hacer una historia descriptiva sino explicativa.
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La oposición a enfoques ahistóricos, esencialistas o simplistas que intentan explicar el subdesarrollo postulando como sus causas cuestiones como el clima y las propiedades geográficas de los países subdesarrollados o encontrándolas únicamente en el presente.
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El rechazo de aplicar enfoques explicativos surgidos en y para los países desarrollado. Junto con la búsqueda de un enfoque adecuado al caso mexicano.
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La desmitificación de los procesos y figuras históricos, a través de la búsqueda de las causas profundas de los mismos. Por lo cual se habla poco de los líderes y sus hechos, y más bien de las “fuerzas que actúan debajo y alrededor de ellos”, las cuales condicionan su actuar y pensar, sin que ellos mismos lo sepan las más de las veces. Es decir, una oposición a las explicaciones voluntaristas y reduccionistas de los procesos históricos.
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Como consecuencia de los puntos anteriores: el llamado
“a una adaptación mayor de los proyectos nacionales de desarrollo y a la liberación de la influencia decisiva del capital y los gobiernos extranjeros” (México: del antiguo régimen a la modernidad, p. 74)
Ahora bien, éste enfoque delimita y orienta la manera en que Semo aborda el estudio del racismo a lo largo de la historia mexicana. En este sentido, el racismo importa en la medida en que se insertó y contribuyó a dar un carácter específico a los sistemas socio-económicos pasados y su evolución. Importa también como un punto clave para la desmitificación del mestizaje en la historia de México, que ha solido presentarse en la ideología del nacionalismo revolucionario como resultado de la mezcla de españoles e indios.
Una muestra de esto último se puede ver en el siguiente pasaje de la introducción a México: del antiguo régimen a la modernidad, donde se sostiene que el atraso de México se encuentra fuertemente enraizado ya en el antiguo régimen colonial debido, entre otras cosas a:
La relación de razas como elemento adicional al dominio y la explotación de clase. Su imagen del mundo se concreta en el dicho popular según el cual hay dos tipos de personas, el blanco, poderoso y depredador, y el moreno, débil presa o víctima. En esa dicotomía no cabe el empresario trabajador e innovador del tipo schumpeteriano que pasa de una condición a otra en base a sus méritos, actitudes y trabajos (p. 21)
Es importante notar que no confunde raza y clase, ni reduce la una a la otra. Ni las razas se definen por la relación que guardan los individuos que pertenecen a ellas con los medios de producción, ni se asume que la idea de razas sirva para velar u ocultar relaciones de clase. Por lo cual puede hacer declaraciones como la siguiente:
“La historia de la Nueva España es la historia de la lucha de clases, de razas y comunidades en un marco colonial.” (p. 143).
Pero lo visto hasta acá es tan solo una primera aproximación al enfoque de Semo sobre el racismo. Ahora que hay una cierta idea sobre el tipo de enfoque sobre el tema que podemos esperar en sus textos es momento de ir directamente a los ensayos en que se ocupa de la cuestión. Me enfocaré en esto en una publicación posterior.
Es magnífico tu pequeño ensayo. Pero hay un punto que señalas y luego lo dejas diluirse en el desarrollo de esta entrada de tu blog: la cuestión sobre el estudio del surgimiento del capitalismo en México y sobre la forma subdesarrollada de éste. ¿No crees que en eso hay una tesis fuerte de parte de Semo para comprender el sentido de sus estudios históricos en general y para los estudios sobre la cuestión de la raza?
O mejor aún: ¿No crees que puedes sacarle un mayor provecho a la claridad con la que él utiliza su enfoque marxista si intentas una valoración filosófica, por ejemplo, de los problemas que sitúa como punto de partida de sus estudios históricos?