Cuando un cholo es firme, es respetado, es admirado, es entendido como un sujeto que ya no está ubicado en el somero plano del tipo de vestimenta, sino que ha subido en la escala de choleidad y merece un trato diferente (no es cualquiera, no es un sujeto al azar; el firme se convierte en un ícono, y ante un ícono sólo hay dos opciones: o se le idolatra o se le detesta, pero siempre se le reconoce su firmeza). Entonces, al procurarse ampliamente como cholo se consigue ser firme, al ser firme se está en una escala diferente de la choleidad, al estar en esa diferente escala, uno es más cholo que otros, sin embargo, hay que considerar que esto no genera a un rey cholo, sino que ubica a los firmes en un lugar diferente, en un lugar que exige respeto y reclama precaución.
Pero la firmeza no se consigue solamente a través del cuidado personal reflejado en la higiene o en la altanería y camaradería que se le puede mostrar a cualquier cholo, de hecho, el punto relevante de la firmeza se encuentra en el cuidado de los otros como miembros de una pandilla. En el momento en el que el cholo es firme, los procesos sociales se modifican y colocan al firme en una escala diferente: lo vuelven un respetable sin importar si es odiado o admirado. Al llegar a ese plano, el firme ya no puede comportarse como antes lo hacía: la firmeza exige ciertas responsabilidades, y la que a mi parecer es la más importante es la del respeto y cuidado de los otros. El trato que se le dará a los otros ha dejado de ser el trato del sujeto común: el firme se encuentra obligado a brindar un trato ético hacia los carnales, un trato que posibilite el lazo humano del que –intuitivamente- nace una pandilla, es decir, ahora se mira a los otros como humanos en proceso de firmeza, y ello obliga a tratarlos bajo un marco ético muy riguroso: al ser firme, se debe tratar con firmeza (de manera estable, fuerte, resistente), se debe procurar al otro en sus cuestiones vitales, se debe darlo todo por un carnal, por un miembro de la pandilla (o de una pandilla afín). Sin embargo, la firmeza es una noción que pasa por extraños rincones: uno puede intuir que si el trato hacia los demás está influido por un ejercicio ético riguroso, las formas de conducirse necesariamente deben ser amables. Si la intuición se sigue, es fácil pensar que para ser firme hay que tratar bien y de buena manera, pero no necesariamente es así: la noción de firmeza es totalmente compatible con que el trato brindado hacia los otros no sea precisamente amable o suave. La forma de conducirse es contingente: puede ser que un sujeto firme trate a otro con firmeza y no sea amable con él (el firme puede ser muy rudo con otros, siempre y cuando esa rudeza sirva para enseñarle a otros a ser firmes), puede ser que un firme trate con amabilidad y eso ayude a la enseñanza de la firmeza. Esto me muestra dos cosas: que la firmeza es un tópico enseñable, y que la forma de conducirse no es el punto más relevante, sino que lo relevante del asunto es que al ser firme, uno está moralmente obligado a no dejar a nadie atrás, es decir, a aquellos que están en apuros no se les da la espalda, a aquellos que están en entrenamiento, que están en el proceso de aprendizaje para ser cholos firmes, no se les desampara, no se les deja con una educación trunca porque eso sería faltarles al respeto (y el cholo firme no le falta al respeto a sus carnales, sean o no sean sus educandos).
Este punto me parece crucial: el firme no evita el rol del educador, porque si lo evita, los sujetos no serán capaces de superar las trabas que impiden que el carnalismo sea una política de la amistad, es más, si se evita el rol del educador, el firme está preservando que los cholos en proceso de firmeza, no logren conocer por qué, para qué y cómo ser firmes, y eso, a todas luces evitará que lo sean; como dije al inicio, es fundamental que los cholos superen la enunciación del carnalismo y la traición para poder sobrevivir en medio de la hostilidad, por ello, si se les da la espalda mientras aprenden a ser firmes, el proyecto del carnalismo y la firmeza habrá fallado. ¡Me sorprende el gran potencial que tienen esas nociones si se toman de la mano!
Quisiera saber a qué nivel de generalidad pueden aplicar estos conceptos: la política de la amistad en un proyecto de carnalismo y firmeza… Es decir, me parece sumamente interesante que la reflexión filosófica de algo tan particular nos arroje conceptos generales que permiten la variación de instancias y al mismo tiempo, que su composición sea tan particular como que nos restringimos al dominio de los cholos. ¿Hay algo qué emancipar o algo qué defender o ganar si hablamos de «carnalismo» en vez de «solidaridad»? ¿El carnalismo de los cholos es diferente al carnalismo de las bandas (delincuenciales) ochenteras de la zona metropolitana? ¿Cuando los grupos de rock urbanos hablan de «carnalismo» es igualmente un concepto distinto? ¿Tiene derecho un clase mediero a vivir este concepto fuera del ámbito cholo?
Saludos y qué buenas notas…
Mi querido César: no entiendo bien a qué te refieres cuando hablas de solidaridad. Me parece que la solidaridad es un concepto que puede estar dentro del carnalismo (en esta entrada no dejo en claro esa distinción, mucho menos quiero que se asuma en automático). En resumen: la solidaridad está dentro del carnalismo, pero el carnalismo no está dentro de la solidaridad. Me gustaría que me aclararas tu pregunta para darte una mejor respuesta.
El carnalismo de las bandas ochenteras… otro hermoso tema. Asumiendo que las bandas ochenteras son el padre de las bandas de cholos noventeras (y actuales), parte de la carga del concepto viene de allí: el famoso chavo-banda experimentó procesos muy similares a los que el cholo experimenta, aunque su organización política tuvo que desarrollarse aquí mismo (en México, pues). El cholo adopta y adapta la estructura política de las pandillas gringas del este de los ángeles, retoma aspectos de la estructura de los chavos-banda y reformula el pandillerismo. De ahí que yo no considere que el carnalismo enunciado por la bandas de rock urbano sea distinto; lo considero menos elaborado (hasta primitivo), pero considero que son parte de la misma raíz.
Y… jaja, no sé si un clasemediero tenga derecho. Aunque como digo en algún otro texto que después compartiré: «para ser carnal no basta con enunciarlo, hay que asumirse y comportarse como tal». Supongo que cualquiera que ejerza el carnalismo, puede ser carnal de otros, sin importar su condición económicosocial. Siempre y cuando el ejercicio de su carnalismo pase por la construcción de redes de confianza y amistad, cualquiera puede ser un carnal.