La siguiente es una reflexión motivada por la profunda impronta que deja una gran película. Sin hacer a un lado que se trata de la adaptación cinematográfica de una historia fascinante, no podemos dejar de apreciar el logro que el filme en cuestión representa por sí mismo. En este caso, además de un gran trabajo cinematográfico, nos hemos encontrado con temas y tópicos de sumo interés para nosotros y de profunda relevancia en relación con la conciencia de lo humano, la experiencia más verdadera, desnuda y vital del hombre.
Antes de empezar este breve ensayo advierto que, siendo gentil con todo aquél que tenga la generosa deferencia de leerlo y con toda la intención de ser amable con los hábitos y obsesiones que pueden llegar a existir alrededor del ritual de ver una película, en este escrito se encuentran claras y detalladas descripciones y puntuales referencias a las secuencias del mismo. Por ello, si usted amable lector prefiere optar por ver primero la película en cuestión lo dejo a su criterio. Como decían los romanos en su derecho: “Ante la duda, absténgase”.
Aballay, el hombre sin miedo es una película argentina del director Fernando Spiner, basada en el cuento homónimo de Antonio Di Benedetto (Aballay). A dicho filme se le considera exponente del género western gauchesco. Aballay también es el nombre de uno de los dos protagonistas de la película. Se trata de un gaucho dedicado al asalto de diligencias, líder de una banda criminal.
Entre los integrantes de dicha organización se encuentra “El Muerto”, hombre sin escrúpulos, ambicioso, tendiente al vicio y a la violencia irracional. De carácter irascible es capaz de llevar a cabo las peores atrocidades a costa de los que le rodean. Al principio de la película podemos ver cómo este último se confronta con su líder, anunciándose una lucha de poder que dará orden y sentido a la película.
Confrontado con la autoridad del Muerto aparece el otro protagonista de la película, Julián Herralde. Originario de la ciudad de Buenos Aires, Herralde busca cobrar venganza por la muerte de su padre a manos de la banda que asaltó la diligencia en la que iban él, un militar y su padre. Dicha banda era la banda dirigida por Aballay, la cual ya contaba con El Muerto como integrante de la misma. Pasan diez años para que se proponga emprender dicha misión.