Karen tiene sus problemas. Desde hace tiempo su marido llega demasiado cansado a casa por estar haciendo horas extras, cultivando las tierras de la finca de su patrón. Karen le cuenta a Nicole que, desde hace tiempo, no han disfrutado del sexo y que, por ello, tampoco han podido ser padres. Un anhelo tanto de Karen como de Dionisio (Rolando Martínez), su marido. “Llega tarde, no te quiere tocar, a mí me parece muy mal síntoma vecina, tened cuidado […] porque no vaya a ser que alguien te quiera robar el mandado. Ponete pilas, ande por ahí con otra […] ponete ojo al cristo porque el muy pasmado se podra ver eso [se refiere a que Dionisio se podrá ver muy tranquilo] pero una nunca sabe […] las apariencias engañan, amiga.”
Por lo pronto, Karen puede cuidar de su gallina. Símbolo de la maternidad, el cuidado y la protección en varias culturas y contextos.
Karen tiene pretendientes más acomedidos. Es el caso de Ramiro (Oscar Herrera), hombre bien parecido que siempre se ofrece para llevarla a casa en su motocicleta. Cortésmente Karen siempre lo rechaza. Parece que, a pesar del fracaso de su cortejo, Ramiro aprecia la lealtad de Karen hacia su marido y la integridad que ello implica. Sin embargo, ahí esta el deseo. Karen no puede evitar sonreír discretamente, después de que Ramiro se va diciéndole, “A ver qué día se escapa conmigo”.