Antes de abordar estas zonas contemporáneas, quisiera exponer la hipótesis de que hay informaciones que afectan ante todo a las vísceras, el cuerpo, la carne. Desearía volver a lo saberes relativos en primer lugar a una carne, un esqueleto, un sistema nervioso. Me gustaría recuperar la época en que se inscriben en los pliegues del alma las experiencias generadoras de una sensibilidad de la que uno jamás se separará, pase lo que pase. Mi objetivo es una fisiología del cuerpo político. A mi modo de ver, el hedonismo es a la moral lo que el anarquismo es a la política: una opción vital exigida por un cuerpo que recuerda.
Michel Onfray, Política del rebelde. Tratado de resistencia e insumisión.
2 comentarios en “Hacia una fisiología del cuerpo político”
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La simple idea de una fisiología del cuerpo político sugiere –incluso reclama– la posibilidad de un anarquismo hedonista. Pero sobre todo exige analizar el problema de la constitución del cuerpo político, y justo no desde la perspectiva de una visión idealista que haga de la idea de un «cuerpo político» una simple metáfora, sino desde una postura materialista que realmente nos aferre al análisis de lo político desde la corporalidad y –como sugiere Onfray– desde su funcionamiento fisiológico. ¿Será necesario entonces el desarrollo de una bioquímica que nos permita describir el metabolismo de lo político?
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