Dolor y memoria (I)

Cita

»Man brennt etwas ein, damit es im Gedächtnis bleibt: nur was nicht aufhört, weh zu tun, bleibt im Gedächtnis« –das ist ein Hauptsatz aus der allerältesten (leider auch allerlängsten) Psychologie auf Erden.

 

Friedrich Nietzsche, Zur Genealogie der Moral, II, 3

Terror y espectáculo en la ciudad del sinsentido: entre la gubernamentalidad y el cuidado de sí


ARTÍCULO EN LIBRO DIGITAL

GÓMEZ CHOREÑO, Rafael Ángel, “Terror y espectáculo en la ciudad del sinsentido: entre la gubernamentalidad y el cuidado de sí, en Alberto CONSTANTE, Ernesto PRIANI SAISÓ y Rafael Ángel GÓMEZ CHOREÑO (coords.): Coloquio Michel Foucault. Reflexiones sobre el saber, el poder, la verdad y las prácticas de sí. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, RU-FFyL (Filosofía / Libros), 16 de febrero de 2009, pp. 83-100:<http://hdl.handle.net/10391/323>.

Terrorismo: análisis genealógico del fenómeno político-cultural

ARTÍCULO EN REVISTA

Gómez Choreño, Rafael Angel, “Terrorismo: análisis genealógico del fenómeno político-cultural” [en línea], en Revista Estudiantil Movimiento. Libertad de las Ideas. Bogotá, Colombia, Universidad de Santo Tomás, Núm. 6, “Violencia, miedo y seguridad”, enero-junio de 2010, pp. 22-25. [ISSN 2145-9177] Disponible en: <http://es.scribd.com/doc/50552925/Revista-Estudiantil-Movimiento-Numero-6-Violencia-Miedo-y-Seguridad>

Violencia, seguridad y barbarie en la ciudad del sinsentido

ARTÍCULO EN REVISTA DIGITAL

Gómez Choreño, Rafael Angel, “Violencia, seguridad y barbarie en la ciudad del sinsentido [en línea], en Gaceta Ide@s CONCYTEG. Guanajuato, Año 3, Núm. 36, 5 de junio de 2008, pp. 69-93.

La formación cultural de las sociedades contemporáneas I

Toda investigación antropológica, independientemente de la orientación metodológica que la dirija o los compromisos teóricos que la hayan inspirado, busca transformar la comprensión que tenemos de nosotros mismos. Y esto no sólo en relación con la imagen que tenemos de nosotros mismos como individuos, sino también en relación con la imagen que tenemos de la humanidad entera, es decir, de aquello que nos hace ser y sentirnos seres humanos. Por eso, ninguna investigación antropológica se puede contentar con sólo formar parte de la construcción social de un conocimiento positivo sobre la «naturaleza de los hombres», pues su finalidad no se suele limitar al querer construir una «imagen de la humanidad», sino comprenderla a través de las imágenes o representaciones resultantes de un proceso de investigación, ya que sólo así —al menos eso se espera comúnmente— se podrán superar las múltiples contradicciones que suele generar la «vida humana»: una vida atravesada por la cultura.

Esto se cruza precisamente con los problemas que hay que enfrentar para lograr una comprensión antropológica del surgimiento y evolución de las sociedades contemporáneas, que se ha dificultado en las últimas décadas debido a la complejización de la red de relaciones y fuerzas que han tenido que sucederse para que dichas sociedades adquirieran la forma que poseen actualmente. Parece, además, que hemos llegado a un punto de “máxima incomprensión”, como consecuencia de la ignorancia predominante con respecto a la función cultural de las nuevas técnicas comunicativas y recursos tecnológicos, así como a la insistencia, por parte de algunos teóricos, de seguir exaltando el valor (caduco) de algunos productos culturales, como el «arte de culto» y la «educación nacionalista». Las sociedades contemporáneas son todo menos Naciones o «sociedades civiles nacionales» y el desarrollo de la cultura va por todos lados, menos por el camino de una «cultura ilustrada»; como lo hubiesen querido o deseado las “buenas conciencias modernas”. Hoy, las viejas categorías modernas ya no nos sirven para pensar al Hombre y la complejidad de su proyección social.

Violencia y espectáculo I

Minientrada

En medio del espectáculo es muy difícil controlar el flujo de las imágenes en las que se ocupa nuestro pensamiento… Así que nada tan valioso como tener en nuestro dominio las fuerzas activas de la imaginación…

Opresión y hambre 1

Cita

Veo a gente aplastada por un puñado de opresores, una multitud hambrienta de la que el rico bebe en paz la sangre y las lágrimas.

–Jean-Jacques Rousseau–

Violencia y modernidad 1

Cita

Si el Estado autoritario es el que ejerce la violencia destructiva, ésta es elogiada sin reservas por el discurso neoliberal […] La violencia dialéctica de quienes resisten violentamente a la violencia destructiva merece en cambio una descalificación inmediata por parte del discurso neoliberal: como si fuera ella la violencia destructiva.

Bolívar Echeverría

Tengo un corazón enfurecido…

La imagen de un corazón enfurecido me vino a la mente pensando más en los furores del alma que en un sentimiento de enojo. ¿En qué momento la idea de una alma furiosa habrá quedado reducida a la imagen de una alma enojada?

El punto interesante de todo esto, sin embargo, no es sino atreverme a pensar nuevamente en los movimientos del alma, en su actividad y su poder, a partir de una reflexión filosófica sobre sus furores, sus estados energéticos, sus fuerzas desplegadas o desplegándose. Quizá por eso en algún momento el significado de la palabra «furor» quedó completamente desplazado hacia el ámbito de pensamiento y reflexión de los espectáculos ofrecidos por el puro despliegue de las fuerzas del alma, como expresión de su violencia o agresividad, así como hacia el ámbito de análisis de los efectos de dicho despliegue de fuerzas, de su violenta capacidad de creación o destrucción, de transgresión y transformación del mundo.

Mi interés en los furores del alma, por el momento, consiste solamente en colocar mi reflexión en ese punto en el que la idea del furor, la idea antigua de una alma furiosa, puede ser comprendida únicamente como un tipo de reflexión filosófica sobre la manifestación de sus fuerzas o de sus estados energéticos, haciendo posible nuevamente una psicología filosófica. Pensar en una alma furiosa no implica sino atreverse a pensar en una alma activa, en un alma que se pone en movimiento de formas diversas. La furia del alma no es sino el acontecimiento de su fuerza desatada: la activación de sus fuerzas.

Un asunto aparte es determinar si el despliegue de estas fuerzas se activa de forma creativa o destructiva, o como fortaleza o debilidad espiritual. Por eso no pienso, por ahora, en un alma furiosa en todas sus formas, sino específicamente en un «corazón enfurecido», pues me interesa ese modo específico de actividad anímica en el que el despliegue de fuerzas implica una fortaleza construida a partir de la unidad del «libre querer»: esa extraña capacidad de querer lo que uno quiere. Pienso en un corazón enfurecido asumiendo que el alma se vuelve un corazón precisamente cuando su actividad logra concretarse en una voluntad cierta de su libre querer. Fuerte no sólo por el poder de la energía desplegada, sino también por la fortaleza conseguida en el proceso. La fortaleza del alma es un corazón cuyos movimientos sugieren la realización de una furia voluntariosa, del enfurecimiento de una alma ordenada en su más íntima voluntad y realizada en su más perfecta unidad consigo misma.

Por el momento me conformo, entonces, con poder pensar que la furia de mi corazón es una fuerza capaz de imprimirle un movimiento a todo…

Espectacularidad de la violencia

La violencia es configurada como espectáculo para fundar en su espectacularidad la norma de la ciudad y de los ciudadanos. La espectacularidad de la violencia, por ello, ha funcionado siempre como un «dispositivo de normalización», pero en las sociedades modernas, gracias al tratamiento microscópico de su superficialidad, al despliegue microfísico de sus efectos de superficie, la espectacularidad de la violencia pudo convertirse en «dispositivo de control», en una técnica de control biopolítico. En ambos casos, sin embargo, lo que persiste es la posibilidad de estudiar filosóficamente a la violencia como un acontecimiento político.

El espectáculo de la violencia siempre configura la escena donde ha de tener lugar toda acción política y lo hace generando espectáculos de superficie. La idea aquí, pues, es postular que toda violencia implica el despliegue de un poder que se inscribe en algún tipo de superficie y que su huella puede ser analizada como un acontecimiento político porque su espectacularidad, tomada como efecto de un poder ejercido, implica la configuración de los dispositivos de normalización y control de la vida y las relaciones políticas que de ella se desprenden.

El truco está en establecer criterios y mecanismos para ocultar o descubrir la acción violenta en la escena política. Se trata, pues, del problema del diseño de la visibilidad política de las acciones violentas, de su uso político, de su capacidad de mediatizar sus efectos de superficie para configurar su acontecimiento en un escenario organizado por las relaciones de poder: un espacio político con normas que regulan y controlan las acciones, incluso las llamadas «violentas».

La pertinencia de este enfoque filosófico consiste en que hace posible de inmediato el análisis de los usos estratégicos de la violencia tomada como espectáculo, las malas intenciones con las que el «hombre sutil» señala a todos los «sujetos violentos». No hay violencia más bárbara, de acuerdo con esto, que la de una cultura que justifica el exterminio de los «sujetos violentos» por miedo o repudio a la violencia, mientras que, al mismo tiempo, se esmera en producirla como espectáculo, como contenido mediático, como producto de consumo.

Hacer de la violencia un espectáculo no implica sino poner en marcha una estrategia para montar un dispositivo de control basado en la «complicidad totalitaria» de todos los que gozan con crueldad del espectáculo circense. En este sentido, el sentido crítico de este enfoque consiste en apreciar con toda claridad que no hay espectáculo sin espectadores.

El análisis de la espectacularidad de la violencia supone el estudio crítico del montaje de los espectáculos, es cierto, pero también la investigación de la experiencia diversa del espectador. Pero, a final de cuentas se trata de no eludir como problema el «bello horror», pues es evidente que, si ha sido posible una estética totalitaria, se debe ante todo a que se hizo posible en nuestras sociedades una sensibilidad que goza con los efectos de poder del totalitarismo.

Hubo épocas en las que las sociedades humanas encontraron fundamento, entre otras cosas, en el acuerdo de no mirar directamente los efectos de la violencia humana sino sus símbolos. Hoy tenemos que lidiar con la emergencia de un instinto pornográfico que ansía ver, con toda hiperrealidad, las marcas que van dejando a su paso nuestra violencia. Por supuesto que no hay pasividad en un espectador así: adorador de la muerte y la crueldad desde su fría indolencia. Hay hipocresía, pero no pasividad. Hay una voluntad activa que se esconde en el abuso de una presunción de responsabilidad jurídica. Como si no ser el autor de un crimen nos autorizara a desatar nuestro morbo. Detrás de ese exceso en torno a la visibilidad de la violencia se esconde el deseo de ocultar una perversión muchas veces más peligrosa.

Pero, ¿qué tipo de espectáculo son los espectáculos de la violencia? Eso es lo que debemos cuestionarnos en cada caso. Estudiar la específica configuración de la violencia como espectáculo es la cuestión de un estudio genealógico de la violencia, pues en ello se nos juega la posibilidad de comprender el tipo de escena y acción política implicadas en cada acontecimiento violento.

Coloquio Internacional “Platonismo y neoplatonismo en el Medievo y el Renacimiento. Su repercusión en la Modernidad”

«MÚSICA Y SILENCIO: HIPÓTESIS SOBRE LA FUNCIÓN DEL ORFISMO Y EL PITAGORISMO EN LA FORMACIÓN DEL NEOPLATONISMO»

Presentaré esta ponencia el próximo 19 de septiembre de 2012, a las 13:00 horas, en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

Segundo Coloquio Nacional de Filosofía, Cultura y Hermenéutica Medieval

 

«EL PAPEL DE LA IMAGINACIÓN POÉTICA EN LA FILOSOFÍA DE RAMON LLULL»

Presentaré esta ponencia el próximo miércoles 26 de septiembre de 2012, a las 18:00 horas, en el Aula Magna del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.

Conferencias sobre la eternidad del mundo

«SOBRE LA ETERNIDAD DEL MUNDO: AGUSTÍN DE HIPONA»

Dictaré esta conferencia el próximo jueves 25 de octubre a las 12:00 horas, en la Sala de Videoconferencias del Edificio Adolfo Sánchez Vázquez de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Segundas Jornadas Estudiantiles sobre Estudios Medievales y del Renacimiento

 

Organizo este evento, en colaboración con Ernesto Priani Saisó, como parte de las actividades académicas del proyecto PAPIME «Centro de Recursos Digitales en línea para el estudio y la enseñanza de la Historia del Medioevo y el Renacimiento». Las jornadas se llevarán a cabo en la Sala de Videoconferncias del Edificio Adolfo Sánchez Vázquez de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, los días 16 y 17 de agosto.

Relato y fantasía

Los hombres del Mundo Antiguo descubrieron en los relatos fantásticos un medio sumamente eficiente para transmitir su sabiduría de una generación a otra y el éxito de esta estrategia comunicativa estaba garantizado porque la comunicación oral suele fomentar una mayor participación de la imaginación en el desarrollo de nuestras diversas habilidades cognitivas y cognoscitivas.

Pero los griegos también inventaron una serie de discursos que tenían por objeto abrir la discusión sobre la pertinencia de los valores que eran transmitidos a través de los relatos fantásticos dando paso a una compleja ciencia moral y pedagógica que desencadenó en un nuevo tipo de educación que tomó a la escritura como principal estrategia comunicativa.

En la actualidad, muchos filósofos se niegan a reconocer que los relatos fantásticos han desempeñado un papel determinante en el desarrollo cultural de las sociedades. Lo cual, a pesar de todo, no me causa ninguna sorpresa. Vivimos en una época en la que la mayoría de las personas hemos dejado de confiar en las virtudes cognoscitivas de la comunicación oral y hemos trasladado toda nuestra confianza a la escritura. La generalización de dicha desconfianza ha sido consecuencia del trabajo intelectual que muchos hombres realizaron durante siglos con la finalidad de desacreditar las virtudes cognoscitivas de los relatos fantásticos pertenecientes a dichas tradiciones. Pero, aunque puedo llegar a aceptar que existen buenas razones para explicar la generalización de esta desconfianza, no puedo aceptar que ello implique un descrédito definitivo de la eficacia cognitiva de la tradición en general, ni de los relatos fantásticos en particular.

Los relatos siguen desempeñando un papel fundamental en nuestra cognición del mundo y en nuestra auto-cognición; sólo que lo hacen a través de formas emergentes. Además, si un cambio en la estructura cognitiva de las sociedades como éste fue posible, lo fue, entre otras cosas, gracias a la imposición sistemática de un enfoque teórico sobre la vida y sobre el conocimiento que siempre estuvo orientado en contra de los relatos fantásticos provenientes de dichas tradiciones.

Esta desconfianza, aunque puede explicarse, no puede justificarse plenamente. En primer lugar, porque presumir la inutilidad cognoscitiva de las tradiciones ancestrales siempre ha sido una estrategia político-cultural para facilitar la modernización de las formas de producción, administración y comercialización de los bienes terrenales y espirituales; en segundo lugar, porque para convencer a las personas de dicha inutilidad fue necesaria la inserción —en algunas ocasiones poco sutil— de una política de ilustración de los pueblos; lo cual ha sido equivalente a sostener que las viejas enseñanzas tradicionales no caben en un mundo moderno: si quiso suponer que frente a la modernización de las formas de producción, las formas de vida también tenían que modernizarse. Como consecuencia de esta desconfianza, los relatos fantásticos provenientes de comunidades fuertemente tradicionales cayeron en un profundo descrédito. Es muy común pensar que la modernización de las formas de producción es lo más conveniente para toda comunidad humana, pero esto, lejos de ser cierto, es el efecto de una estrecha comprensión de lo que debe implicar la modernización de los pueblos.

Paradójicamente, nuestro conocimiento del mundo y de nosotros mismos sigue gobernado en la actualidad por la tradición. Las tradiciones emergentes son las que han estado gobernando nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos.

Apenas es posible atisbar la perversión que se oculta detrás de los ideales culturales que —durante siglos y en latitudes muy diversas— han suscitado la emergencia de una mortífera necesidad: la Ilustración de los pueblos. Por eso no estoy de acuerdo en que los mitos, las leyendas, los chismes, los cuentos para niños.

Los relatos fantásticos nos brindan una oportunidad insustituible para concebir aspectos de la realidad que no son evidentes para nuestra inteligencia ilustrada.

Simposio «Filosofía en el agua»

Imagen

«LA FILOSOFÍA COMO AUTONOMÍA Y THERAPEIA POLÍTICA»

Presentaré esta ponencia el 22 de junio de 2012.

También participo como coordinador de este evento, en colaboración con Bily López González. El simposio se llevará a cabo del 22 al 24 de junio de 2012 en Cuautla, Morelos, como parte de las actividades académicas del CEGE.

Coloquio «Pensar más allá de la RIEMS»

«FILOSOFÍA, UNIVERSIDAD Y CIUDADANÍA: HACIA UN MODELO ÉTICO-POLÍTICO DE INNOVACIÓN FILOSÓFICA«

Presentaré esta ponencia el 24 de abril de 2012.

También participo como organizador del Coloquio, en colaboración con Ernesto Priani Saisó y José Francisco Barrón Tovar. Todas las actividades del Coloquio tendrán lugar en el Edificio «Adolfo Sánchez Vázquez» de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, el 23 y 24 de abril de 2012.

Primeras Jornadas Estudiantiles sobre Estudios Medievales y del Renacimiento

Participo en la organización de este evento, en colaboración con Ernesto Priani Saisó, como parte de las actividades académicas del proyecto PAPIME ”Centro de Recursos Digitales en línea para el estudio y la enseñanza de la Historia del Medioevo y el Renacimiento”. Las actividades de las jornadas se llevarán a cabo en la Salas A y B de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, el 26 de enero de 2012.

EL EJECUTOR, de Bea Carmina

Presentación del libro El ejecutor, de Sea Carmina, en la XXXI Feria Internacional de Libro en el Palacio de Minería.

El ejecutorLa presentación de la obra que hoy nos reúne en este espléndido escenario ofrece, sin duda, todo tipo de pretextos para realizar algunas reflexiones filosóficas sobre el quehacer literario del dramaturgo contemporáneo o, para ser más específicos, sobre el quehacer dramatúrgico de nuestra querida Bea Carmina. No tengo la menor duda de que muy pronto tendremos la oportunidad de ser espectadores de la puesta en escena de El Ejecutor, y con toda seguridad les puedo advertir que habrá muchas cosas que decir y discutir sobre un espectáculo que ahora mismo se me antoja prometedor, estimulante y polémico; hoy, sin embargo, tenemos una oportunidad extraordinaria para hablar del libro, del valor cultural de su publicación, del hecho mismo de ser escritura o producto literario de un ejercicio de escritura particular, sin olvidarnos, por supuesto, de las fuerzas imaginarias que la obra, en tanto que libro, es capaz de detonar durante esa experiencia previa a toda posible puesta en escena: la lectura de la pieza dramática.

Sabemos que este tipo de oportunidades son completamente circunstanciales, que se trata, ante todo, del engañoso resultado de una serie de accidentes históricos que hicieron del dramaturgo un escritor de libros y de las obras de teatro un género literario, porque no hay destino real para el arte del dramaturgo sin puesta en escena, sin espectáculo, sin drama, sin actuación viva. Pero las circunstancias están dadas y vale la pena explorar los intersticios formados por el aburguesamiento de la dramaturgia moderna para sacar de su ocultamiento el papel de la escritura en la dramaturgia contemporánea. A final de cuentas, no importa tanto que el diseñador de espectáculos dramáticos se haya convertido, con el paso del tiempo, en un productor de textos publicables y consumibles por un público lector, ni que algunos célebres dramaturgos hayan intentado olvidarse de su público de espectadores para satisfacer las exigencias literarias de un selecto grupo de lectores eruditos, importa que gracias a eso dramaturgos como Bea Carmina han podido encontrar un poder mágico en la escritura para utilizarlo o desatarlo como una parte esencial de la puesta en juego de las puestas en escena contemporáneas. La literatura dramática es el único lugar desde donde hoy se puede construir un juicio sobre la calidad del drama en el teatro, el cine, la radio y la televisión; la escritura del dramaturgo, en tanto que actividad creadora, es la fuente misma del espectáculo como lugar de ocurrencia y concurrencia de las diversas fuerzas imaginarias de las sociedades contemporáneas, de su representación como formas de vitalidad o mortalidad siempre presentes y actuantes en el mundo, actuales o actualizadoras del drama humano, de su escenificación, de sus diversas formas de espectacularidad.

El poder mágico del dramaturgo contemporáneo ha consistido, en este sentido, en convertir a un mundo  de lectores en espectadores, y su magia descansa, por ello, en un peculiar dominio de las artes alquímicas de la escritura, de la escritura entendida como espectáculo. ¿A qué me refiero? El dramaturgo no sólo transforma a sus lectores haciendo gala de una técnica literaria configurada u organizada como texto, la función de su actividad literaria no consiste tanto en invitar a la lectura de un libro como a contemplar el espectáculo vivo de una serie de impulsos imaginarios puestos en escena, en la escena de la imaginación, gracias al drama que sufre la propia escritura, en la que dramaturgos como Bea Carmina cifran y descifran los movimientos imaginarios de sus lectores, que irremediablemente habrán de convertirse en espectadores de sus propias representaciones fantásticas, tan sólo siguiendo los movimientos escénicos de una escritura en movimiento, de una escritura que se ha hecho dramatúrgica a través de su propia dramaturgia, de su propia puesta en escena, de su teatralización, de su propia conversión en espectáculo.

Desde los primeros trazos escénicos, El Ejecutor hace evidente esta espectacularidad de la escritura que ha ido construyendo Bea Carmina con el paso del tiempo. Los diálogos surgen, en su artificio, como ocurrencias de un conjunto de monólogos articulados temporalmente por la evolución de una vocación un tanto siniestra: la persecución de los sueños y el castigo de los soñadores. Más que un personaje, el ejecutor es una posición fija en diferentes formas de configuración de las relaciones de poder, las cuales se dramatizan en la obra tomando lugar en distintos escenarios histórico-fantásticos para darle forma a una pequeña historia de la humanidad, cuyo inicio —bastante provocador por cierto— es ubicado por nuestra querida dramaturga en una lejana ciudad de Catay, que tiene un aire familiar pese a su lejanía. Y aunque los lugares elegidos por ella son significativos, y lo son en distintos sentidos, por ahora sólo me parece oportuno subrayar algo: más que geografías o indicaciones geográficas, los escenarios donde suceden los dramas del ejecutor son superficies en las que han de inscribirse, o escenificarse, los espectaculares efectos de las sutiles violencias perpetradas por todos los personajes del drama. El ejecutor no es la fuente ni el perpetrador real de ninguna violencia, es tan sólo el ejecutante, el operador mágico, el oficiador sacerdotal de una violencia ritual y sacrificial que pone fin a un conjunto de pequeños actos e instintos violentos no-visibles, que están presentes pero sin ser visibles. Es por eso que las acciones del ejecutor ponen fin, ante todo, a la invisibilidad de las violencias del conjunto social, y lo hacen haciéndolas visibles de una manera espectacular; de algún modo, su acción mágica no es sino el intento de conjurar la violencia mediante la espectacularidad de la violencia, mediante su puesta en escena, mediante su acontecer escénico, mediante un proceso dramatúrgico de conjura basado en los movimientos artificiosos de la imaginación, los cuales, a su vez, han sido detonados por una actividad de escritura que busca su propio despliegue, su propia coherencia, su propia exuberancia, su propia violencia sacralizada.

Y con esto regreso a un tema pendiente. El ejecutor —tal y como es puesto en escena por Bea Cármina— no es el vengador, el inquisidor, el justiciero o el perseguidor de los sueños más hermosos de la humanidad, es, por el contrario, tan sólo el operador de una magia con la que se hace visible la complicidad totalitaria de hombres y mujeres entramados en las finas redes de las relaciones poder. Todos somos vengadores, justicieros, inquisidores, perseguidores, pero reclamamos la ejecución de nuestro moralismo en manos ajenas, pues sólo así podemos darnos el lujo de enjuiciar y castigar al hombre de las manos sucias: el verdadero chivo expiatorio de nuestras ficciones civilizatorias. Y es que es esa la función paradójica de los sueños en la obra de Cármina; particularmente cuando el sueño es pronunciado y rompe el frágil silencio de la espectativa, de la esperanza muda. Sueñan los hombres y las mujeres y, con el silencio roto por la palabra, despiertan entonces todo tipo de pasiones e inquietudes, buscando su realización, su aparición en el teatro del mundo.

Bea Cármina, en El Ejecutor, lo único que hace con la peculiar articulación de su escritura, es poner al descubierto la violencia de ese sutil despertar de inquietudes y bajas pasiones, y nos muestra cómo, al escenificarse, toman por asalto al mundo y a la voluntad de los seres humanos hasta encontrar destino en el ejecutor de su violencia, de su teatralización.

Es muy interesante, pues, la manera como Bea Cármina construye un sólido nexo entre la violencia y la civilización, girando únicamente alrededor de la imagen reiterativa del heroico ejecutor de los tiempos: héroe, verdugo, víctima sacrificial. El Ejecutor es una clara provocación para detenernos a pensar en el papel que jugamos en esa extraña danza con la que termina la obra. Todos somos ejecutores y ejecutados, todos somos carne y sangre para el sacrificio fundamental de nuestro mundo civilizado. ¡Gracias y buenas noches!

23 de febrero de 2010.

 

Simposio «La filosofía como forma de vida y crítica de la cultura»

 

Participé como coordinador de este Simposio, junto con Yolanda Angulo Parra. Las mesas del simposio se llevaron a cabo en el Auditorio del MUAC del 25 al 28 de enero de 2010, como parte de las actividades del XV Congreso Internacional de Filosofía, «El Diálogo Filosófico», organizado por la Asociación Filosófica de México, A. C.

Simposio «La filosofía como forma de vida y crítica de la cultura: hacia una Therapeia filosófica»

 

Participé como coordinador de este Simposio, junto con Yolanda Angulo Parra. Las mesas del simposio se llevaron a cabo en el Auditorio del MUAC del 25 al 28 de enero de 2010, como parte de las actividades del XV Congreso Internacional de Filosofía, «El Diálogo Filosófico», organizado por la Asociación Filosófica de México, A. C.

Bienvenidos

Bienvenidos a este blog personal que desarrollaré como Socio Investigador del Centro de Estudios Genealógicos para la Investigación de la Cultura en México y América Latina, A. C., donde coordino los esfuerzos colectivos de los siguientes Programas de Investigación: «Genealogía de la violencia», «Metodología de la Investigación» y «La formación cultural de las sociedades contemporáneas».  

Simposio «La filosofía como forma de vida»

 

Participé en este evento como ponente y coordinador, en colaboración con Yolanda Angulo Parra y Víctor Alejandro Polanco Frías, como parte de las actividades académicas del Centro de Estudios Genealógicos para la Investigación de la Cultura en México y América Latina. Las actividades del simposio se llevaron a cabo en Cuernavaca, Morelos, del 13 al 15 de marzo de 2009.

Simposio «Hacia una filosofía sin complejos»

 

Participé en este evento como coordinador, en colaboración con Yolanda Angulo Parra y Osiris Sinuhé González Romero, como parte de las actividades académicas del  Centro de Estudios Genealógicos para la Investigación de la Cultura en México y América Latina. Las actividades del simposio se llevaron a cabo en Huasca de Ocampo, Hidalgo, del 13 al 16 de marzo de 2008.

Simposio «Cuerpo, subjetividad y espacios imaginarios»

Participé en este evento como ponente y coordinador, en colaboración con Yolanda Angulo Parra, como parte de las actividades académicas del Centro de Estudios Genealógicos para la Investigación de la Cultura en México y América Latina. Las actividades del simposio se llevaron a cabo en la Casa de Retiros «Agua Viva», en Amecameca, Estado de México, del 24 al 26 de marzo de 2006.