Apuntes acerca de la Historia de la Filosofía

En esta ocasión me gustaría regalarle a mi lector, una pequeña reflexión que me aqueja desde hace no mucho, pensar a la Historia de la Filosofía como una materia que se imparte dentro de la carrera de Filosofía y como una disciplina, que tiene ya su importancia y campo de trabajo dentro de la Filosofía.

Primero me dedicare a pensar la Historia de la Filosofía como una disciplina de la Filosofía misma. Antes que cualquier otra interrogante, me hace pensar en una pregunta clave para entender la Historia de la Filosofía dentro de la filosofía misma, dicha cuestión es la siguiente: ¿Para qué, o con que finalidad aceptar a la Historia de la Filosofía como parte de una de las muchas disciplinas que hay dentro de la Filosofía?

Responder dicha cuestión no parece cosa menor, ¿Cómo poder responder a ésta cuestión negando la posibilidad de tener a la Historia de la Filosofía como una disciplina de la Filosofía misma? Cabe mencionar que desde la antigüedad se ha venido construyendo un marco teórico y referencial para decidir lo que se tomara como Filosofía, lo que se descartara y quedara fuera de ella. Construyendo esta Filosofía a través de pensar los procesos históricos, donde se toman ciertos pensamientos como marco referencial para tener criterios suficientes y necesarios que permitan decidir que es y que no es Filosofía, o pensamiento Filosófico, y quizá en un sentido más fuerte, decidir como debe construir el Historiador la Historia de la Filosofía.

Esta distinción tajante, la cual excluye mucho del pensamiento que a través de los siglos la humanidad a logrado construir, deja fuera en el proceso de su selección mucho del pensamiento que podría ser considerado como Filosófico.

Pero plantear este problema de la Historia de la Filosofía, deja abierta la pregunta; ¿Quién hace dicha selección y pone los criterios para decidir que entra dentro de la Historia de la Filosofía, como pensamiento Filosófico?

Parece que ésta cuestión nos hace pensar la no sólo a la Historia de la Filosofía como disciplina, sino quien plantea y ordena dicho acontecer Histórico para que éste pueda ser considerado como pensamiento Filosófico. Parece ser que esta labor queda a expensas del Historiador, pero si se piensa más a fondo, la persona que queda a cargo de pensar lo que puede, y lo que no puede, ser un pensamiento filosófico, parece quedar a expensas del Filósofo mismo.

Si esto de es así, entonces es el Filósofo el que pone los criterios que marcan y delimitan lo que entra dentro de la Historia de la Filosofía, diciéndole al Historiador como debe ejercer su labor dentro de la Historia de la Filosofía.

“Es sorprendente que la filosofía, tan dispuesta a mostrar a  los historiadores o a los geógrafos cómo han de practicar su arte y a los científicos cómo abordar los usos correctos de la epistemología, caiga en la trampa de negarse a aplicar en su propia parroquia lo que enseña a las vecinas.”[1]

Aquí parece entrar en juego la idea del sabio, donde es el sabio aquel que tiene el suficiente conocimiento para examinar y decidir, que es lo que entra y que queda fuera de la Historia de la Filosofía, quedando esta idea del sabio cubierta por el Filósofo mismo.

Pensarlo así no parece tan problemático, pero una de las preguntas que me surgen es la siguiente: ¿Hasta donde el Filósofo tiene la capacidad de decidir que entra y que no entra como Filosofía dentro de la Historia de la Filosofía, como para darle al historiador (básicamente) un manual de cómo debe atender los asuntos históricos de la Filosofía? Quizá esta cuestión no la logre elucidar a través de mi análisis, pero me parece pertinente enunciarla.

Lo que la Historia de la Filosofía nos entrega, al ser ejercida de ésta forma, es un simple catálogo de autores, obras, corrientes y periodos que van constituyendo a la Filosofía, los cuales no son presentados como pensamientos canónicos que se deben seguir sin ser cuestionados. Así el acontecimiento de un pensamiento filosófico haya sucedido, si no se considera como tal, esto es, que no se considera como pensamiento, corriente, u obra filosófica, entonces queda fuera de la Historia de la Filosofía, quedando extinto y siendo borrado del gran catálogo que nos es presentado a través de la construcción de la Historia de la Filosofía.

“[…] un filósofo, una doctrina, un pensamiento, un sistema, un libro, una reflexión o una obra, sólo existen una vez inscritas en un proceso histórico: historia de la filosofía, por supuesto, pero también historia a secas.”[2]

Pensar y construir a la Historia de la Filosofía de ésta forma, excluye y extermina mucho del pensamiento filosófico que pudo haber acontecido y no solo acontecer y ya, sino que quede algún vestigio que avale su existencia, pero que parece ser que por cuestiones de interés (ya san políticos o de cualquier otra índole) este pensamiento, no se considera dentro de esta construcción Histórica.

Si se hace un estudio histórico de este problema, podemos dar cuenta que desde que aparece el primer esbozo de lo que es una historia de la filosofía, en este caso el de Aristóteles en la Metafísica[3], lo único que se realiza es desprestigiar el pensamiento anterior, para poder posicionar el pensamiento que se esta llevando a cabo. Esto es, desprestigiar el pensamiento anterior, para presentar el nuevo pensamiento filosófico, como un pensamiento absoluto y verdadero; dejando asi una visión de vencedor y vencido.

No es difícil pensar, por ejemplo, el pensamiento Platónico como el gran pensamiento filosófico antiguo, quizá sin excluir a Sócrates y a Aristóteles, fuera de ellos es difícil pensar a otro pensador antiguo, como “el gran penador antiguo”, ya que son estos los que quedaron como vencedores entre todo el tipo de pensamiento que se llevo a cabo en la antigüedad. Así también, el estoicismo, el cristianismo, entre otras muchas filosofías que quedan como las vencedoras.

“Pues, al salir triunfadores, Platón, los estoicos y el cristianismo imponen su lógica: odio al mundo terrenal, aversiones a las pasiones, las pulsiones y los deseos, desacreditación del cuerpo, el placer y los sentidos, sacrificados a las fuerzas nocturnas, a las pulsiones de muerte. Es difícil pedir a los vencedores que escriban objetivamente la historia de los vencidos […]”[4]

Pero esto, lo único que expone es el empoderamiento de un pensamiento filosófico por enzima de otro. Pero este empoderamiento no se construye de la nada, fue necesario que se fuera construyendo a través de los años una Historia de la Filosofía que fuera posicionando un pensamiento Filosófico, por encima de otro. De esta manera este empoderamiento es el que presenta a los autores, obras, corrientes y periodos de la Filosofía como los canónicos y únicos objetos de estudio dentro de la Filosofía. Dándose una hegemonización del pensamiento filosófico de los vencedores.

Hay que tener claro que es en la modernidad donde se construyen estas visiones de vencedores y vencidos, y que es a través de ellas como se da el empoderamiento de dichas filosofías, dándose una hegemonización de las mismas.

“Nada de piedad para los vencidos, a quienes se desprecia, se olvida, se desdeña, o, lo que es peor aún, se desacredita mediante la caricatura.”[5]

Habiendo examinado a la Historia de la Filosofía como una disciplina, dentro de la misma Filosofía, ahora quiero pasar a pensar la Historia de la Filosofía como una materia que es parte del plan de estudios de la carrera de Filosofía.

Me gustaría retomar de todo el análisis anterior, la idea de pensar a estas Filosofías hegemonizadas, como el único objeto de estudio posible dentro de la Filosofía,  ya que excluyen de facto la posibilidad de poder hacer de nuestro objeto de estudio, algo que no este contenido dentro de esa colección de Filosofías hegemonizadas.

Expuesto de otra manera, para la enseñanza de una Historia de la Filosofía se da un catálogo el cual contiene, como ya mencione arriba, una colección de autores, obras, corrientes y periodos que son parte del contenido de la Filosofía, y que son sólo esos los que pueden ser parte de nuestro objeto de estudio.

Una de las finalidades parece ser el adoctrinamiento que se realiza dando como únicos y verdaderos contenidos estas filosofías hegemonizadas, por ello pensar el adoctrinamiento que se da con estas Filosofías hegemonizadas, parece implicar un tipo de control del conocimiento y tipo de pensamiento que podamos desarrollar como estudiantes de Filosofía.

Espero que con estas líneas, pueda darle a mi lector una visión diferente que ha tenido de la Historia de la Filosofía, que si bien, parece pasar desapercibida dentro de la formación del Filósofo.


[1] Michel Onfray, Las sabidurías de la antigüedad. Contrahistoria de la filosofía, I, p. 16

[2] Ibidem.

[3] Cf. Aristóteles, Metafísica, Libro I passim

[4] Michel Onfray, Op. Cit., p. 35

[5] Ibidem.

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