La construcción de hegemonías de saber (III)

Pero, ¿a que atiende la Ilustración? ¿a que nos referimos cuando hablamos de Ilustración? ¿es acaso, un periodo o un tipo de pensamiento el que debe ser tratado? Los antecedentes parecen ser medianamente claros, es durante y después del siglo XVIII cuando un acontecimiento, como lo fueron los avances científicos y tecnológicos que se dieron en este periodo, los que revolucionaron por completo la forma en como el ser humana ve y entiende su entorno. Esta forma revolucionaria que cambia la visión del ser humano consiste en la sistematización, comprobación y eficacia con que se conoce el mundo, quedan erradicados todos aquellos procedimientos de conocimiento que no sean encuadrados por un proceder eficaz, sistemático y comprobable; la magia, el mito, la imaginación y cualquiera de sus equivalentes, quedan exterminados como forma eficaz de conocimiento.

A todo esto, la Ilustración pasa de ser un periodo filosófico, a ser una forma de pensamiento que aniquila e intenta derrocar toda aquella forma de conocimiento que no se le parezca, o en su defecto, que no quiera ajustarse a su forma de proceder. Pero si esto es así, la cita que anteriormente hacia de Michel Onfray[1], tiene sentido cuando enuncia a Montaigne, Nietzsche, Derrida, D”Holbach, La Mettrie, Jean Meslier, Camus, o Alain como, no filósofos, ya que su pensamiento no encuadra con lo requerido por la Ilustración.

 

“En el camino hacia la ciencia moderna los hombres renuncian al sentido. Sustituyen el concepto por la formula, la causa por la regla y la probabilidad.”[2]

° Horkheimer, Max y Adorno, W. Theodor. Dialéctica de la Ilustración. Trad., Juan José Sánchez. Valladolid, Trotta, 1998.


[1] Cf. La construcción de hegemonías de saber (II)

[2] Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialéctica de la Ilustración, p. 61

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