Las investigaciones sobre el significado y la significación no tienen que seguir perteneciendo exclusiva y excluyentemente a los procesos intelectuales ligados al uso de las palabras en la construcción de discursos. También hay procesos simples y complejos de significación en el deseo, el ensueño, la fantasía y, sobre todo, en todos los procesos ligados a las sensaciones; por lo menos en lo que se refiere a la construcción y reconocimiento de lo que puede resultarnos relevante y significativo en todo proceso imaginario de la experiencia. Las imágenes y las imaginaciones no se ligan sólo a la investigación de los signos y su significado, se relacionan, sobre todo, a la investigación de lo significado en todo proceso de significación. Quizá sea conveniente tomarse en serio la posible superación filosófica del tema de la significación. Quizá ya se han escrito demasiadas palabras sobre las palabras y sus significados, sobre las palabras y su relación con las cosas, sobre las palabras y su relación con el pensamiento de las cosas. El tema de la SIGNIFICACIÓN, sin embargo, particularmente en lo que se refiere a la compleja REFERENCIALIDAD de nuestro pensamiento más sencillo, no es ni nunca ha sido una cuestión de palabras sino de IMÁGENES e IMAGINACIONES. Especialmente cuando ambas nos abren diversos horizontes posibles para comprender la naturaleza y mecanismos de la significación ligada al cuerpo y sus acontecimientos, a sus sensaciones, a sus afectos, a todas sus formas materiales significativas, permitiéndonos CONSTRUIR y COMPRENDER todo tipo de experiencias, modos de conciencia, formas de pensamiento discursivo y no-discursivo.
—Rafael Ángel Gómez Choreño—