GUÍA EFECTIVA PARA REALIZAR UNA TESIS EN CUATRO AÑOS

PASO 1: QUE EL MUNDO VIVA UNA PANDEMIA


Mientras intento concentrarme en mi recámara para escribir, oigo un llanto infantil en todo el largo cubo que conjunta las torres de departamentos. El rojo desgastado de las paredes es dramático junto con el llanto. Una niña de ocho años, cabello castaño claro, ojos pequeños y delgadita, llora al filo de su ventana. Tiene la mitad del cuerpo hacía afuera, las manos juntas en el rostro y no para de llorar. Desafortunadamente me asomé e interrumpí su llanto. Metió medio cuerpo, pero el rostro rojo seguía detrás del vidrio llorando. Imaginé que no tenía espacio propio para desahogarse. Tenemos dos meses y medio de no poder salir más que hacer las compras necesarias. Todo lo hacemos a través de los aparatos, incluso el abrazo y el amor. Las noticias dicen que hay un virus que se contagia de manera inmediata y provoca la muerte en casos de comorbilidad. Todas y todos tenemos miedo. Es una locura. Y sí, la mano humana es capaz de destruirse a sí misma.
Sin embargo, decido que seguiré trabajando, regreso a mi escritorio. Uno de cristal y madera que suelo tener lleno de muchas cosas. Abro mi computadora y veo lo que he trabajado, ahora miro mi cuaderno de notas. Al día de hoy tengo cinco cuadernos de notas y el quinto está por terminarse. Contienen mi proceso de tesis. Me apasiona tomar notas, escribir con colores, organizar mi información y tenerla en los esquemas, cuadros o citas que ya he estudiado. En junio del 2018 terminé la lista de materias de la carrera de Arte y Patrimonio Cultural de la UACM. Elegí a uno de mis profesores por la gran admiración que le tengo, la forma libre de trabajo que lleva con sus estudiantes y la empatía por el tema que elegí, para que asesorara mi camino. Comenzamos a trabajar con ánimo y paramos en la pandemia. Durante el 2020, sólo había rutinas y mínima concentración. Nada de trabajo, o eso creía. Investigué, releí, re-pensé, re-hice, re-escribí, re-estudié. Pero con una lentitud desesperante. ¿Por qué no puedo trabajar aquí, ahora? Pensé.


PASO 2: RECONOZCA QUE NO SABE NADA


Una tarde de septiembre me senté frente a la computadora para presentar mi proyecto de tesis frente a varios filósofos que se reunían los lunes y viernes para discutir, trabajar e investigar. Les dije todo lo que tenía planeado, me cuestionaron, me puntualizaron, me observaron: “Te felicitamos por tu valentía, nadie suelta así su proyecto de tesis”. El trabajo se volvió gozoso, los encontré cada lunes y viernes, ya como parte del Seminario. La academia es un espacio cuyas reglas y formas de trabajo restringe despiadadamente lo que nos interesa, algunas cualidades las enaltece, pero otras las apaga sin esperanza. La cantidad de favores u otras formas de corrupción son increíbles. Desde una estudiante que pide prórroga para entregar su trabajo hasta el profesor o profesora que pide dinero o favores por una calificación. La forma en la que las y los investigadores académicos se interesan o rechazan los temas de los proyectos de tesis, o bien, condicionan a su propio interés las investigaciones, así como la burocracia para hacer un trámite de tesis, son panoramas nada alentadores para incursionar en un proceso de tesis, en una vida académica, y sin mencionar que el trabajo académico de las y los estudiantes se delimita en obligación e interés por obtener un papel, no el proceso vivo de transformación y construcción del cuerpo colectivo que somos.
Recuerdo que una profesora me dijo “vas a cambiar mucho con el proyecto de tesis” y pensé que se refería a que vería con claridad lo que aprendí y entonces tendría sentido haber cursado la carrera. Pero fue todo lo contrario y más. En realidad sí he cambiado mucho, como persona, como humana, como agente social y como estudiante/académica y sobre todo como profesionista. He vivido dimensiones de la responsabilidad que no había experimentado, algunos tipos de adultez, y mi visión se hace cada vez más aguda y panorámica. Sin embargo, me he visto sin piso firme de lo que se suponía que debía aprender en cuatro años de constante lectura, asistencia, participación y calificaciones. Salí de la carrera y supe que no sabía nada.


PASO 3: REALICE ACTIVIDADES DISTRACTORAS


El cine es como una parte de mi cuerpo, vive conmigo. He visto muchas películas, me gusta analizarlas y hacerlas. En el Seminario hay esa libertad, buscar, investigar y pensar en comunidad sobre lo que nos habita y nos moviliza. He podido vivir esa grata experiencia. Cada voz es escuchada, cada pensamiento cuestionado y reconstruido, o bien alimentado. Cada idea tomada en cuenta y de la que todxs aprendemos. Mis proyectos siempre han estado vinculados al cine, a su estudio, a su forma, a su goce y en el Seminario podía sentirme profundamente contenta de ordenar mis intereses, exponerlos, hacerlos y verlos con vida. Descubrí que tengo más de doce años trabajando en saber sobre el cine. Ahora me faltaba asumirlo y seguir trabajando. Aprovechaba también los encuentros para plantear cosas de mi tesis, dudas o frenos que, aunque sigo teniendo, ocurren durante el trabajo de escritura de tesis. Mi proceso es laborioso; leo, escribo, hago notas, hago preguntas, pienso, escribo, corrijo, vuelvo a leer, escribir, hacer notas, preguntas, pensar, hablar, cuestionar y transformar mi pensamiento en ideas ordenas que intentan ser coherentes y prolijas. Escribir me cuesta trabajo, mi concentración o el momento en el que puedo silenciar mis otros pensamientos, motivarme para la lectura y escritura, sentir que las ideas se entraman para construir una oración que diga lo que quiero expresar, pasa contadas veces.
Estudié Reiki Tántrico Tibetano medio año, me hice maestra. Hice un diplomado de análisis de cine de un año, y otro seminario de lenguaje del cine en diez meses, y varios otros cursos. Me gusta estar activa, participé en cineclubes y en conversatorios. Seguí en el Seminario de los filósofos y ¡no pudieron ser las mejores decisiones! Me aportaron todas las actividades, aunque me dispersaba del trabajo de tesis (¿o no?). En efecto, el trabajo de una tesis es constante, decidido, disciplinado, concentrado y sobre todo organizado. Y hay un particular instante en dónde observamos con gran detenimiento que el árbol del conocimiento, por así decirlo, es tan ramificado, frondoso y vivo que aún falta mucho por seguir leyendo y trabajando.


PASO 4: LEA Y ESCRIBA AUNQUE NO SEPA PARA QUÉ


Sin embargo, cada ayuda es de vital importancia. Hablar de lo que haces, escribes y piensas es la clave para saber cómo tú trabajo está siendo. Una sabe qué ha hecho, pero el diálogo ayuda para dar nueva dirección o bien, descubrir o pensar algo que se nos había ido de las manos. Lo más importante, es que recibes ayuda y caminas junto con otras personas. Un amigo escritor me propuso leer y escribir aunque no supiera por qué y para qué, no lo comprendí del todo hasta que me dijo que su tesis de doctorado estaba parada.
Más tarde, con el pretexto de hacer un taller de escritura, uno de mis compañeros —y un gran amigo cinéfilo— me ofreció leer y re-escribir mi tesis, o lo que llevaba de ella. Ha sido un enorme paso hacía las otras formas académicas de ser y estar en espacios universitarios, sin dejar de ver y señalar lo que hemos mencionado antes. Cuán importante es saber escribir y leer, saber buscar tu información y reconocer los paradigmas desde dónde se habla, identificar nuestra propia educación y observar desde donde estamos hablando. Alguien me prestó un espacio cómodo, por un tiempo, para ir a hacer tesis y aunque después lo dejé, me quedó claro que ser mujer, y vivir con mis padres como un pilar que sostiene la casa, tiene más desventajas que ventajas y aprendí a crear un espacio para mí y hacer sólo lo que tengo que hacer para concluir este proyecto. Incluso, durante esas mañanas de trabajo, también puedo hablar con plena libertad con una persona sumamente importante para mí, que no sólo me ayuda y motiva, también me escucha. Aunque no tengamos claro un horizonte en la escritura y lectura, el camino es lo que más importa para llegar a Ítaca.


PASO 5: NO GUARDE COPIAS DE SUS ARCHIVOS Y DESCOMPONGA SU ORDENADOR


Habría que asumir que el trabajo escolar y el trabajo académico están peleados. Pues si bien, todxs entendemos que hacer la tarea es un trabajo escolar, investigar, cuestionar y discutir es de académicxs. Asumir posturas, leer y releer, ejercitar con frecuencia la escritura, consultar nociones en diversos diccionarios, preguntar, buscar espacios para estas actividades y realizarlas es algo que no está del todo en nuestro habitus universitario, o a veces lo está a medias. Casos excepcionales en cada salón o durante nuestro camino de vida académica, pueden ser inspiración y ejemplo. Pues no están separadas estas dos formas de trabajo intelectual, sensible y constitutivo.
En dos meses se me descompuso la computadora, y perdí mi archivo de trabajo. Durante el confinamiento, el curso en línea que realicé sobre “¿Cómo hacer tu tesis?” de la UNAM, me explicó los tipos de tesis que había, los pasos para realizar un proyecto de tesis (que afortunadamente mi asesor ya me había mostrado) y las formas de organizar tu trabajo para, ¡en el sorprendente período de tres a seis meses concluir un texto de aproximadamente 150 cuartillas con todo lo que había investigado, leído y reflexionado! Lista para ser cuestionada por ello, y abrir la posibilidad de trascendencia, así como de investigaciones futuras. Y obvio, guardar tus archivos hasta el correo de tu vecina, para no perder nunca la “versión, última, definitiva, ora sí ya acabé_tesis_imani_21-22-23”.
Nunca me he sentido de esa manera, ni he escrito en un mes el número supuesto de cuartillas por día. En mi sentir, no funciona así. De hecho, cada una trabaja de manera diversa y de acuerdo a nuestros contextos, o dicho de otra manera, vivimos cuerpos y vidas diferentes.
Hay cosas muy prácticas como guardar archivos de rescate, tener archivos en servidores privados, enviar por correo los archivos a nuestras madres, amigues, asesorxs o quien se nos ocurra, y contar con un plan B, C, y D. E incluso inventarnos formas de salvaguardar nuestras ideas y no exponernos a la frustración de perderlo todo.
Son parte del habitus universitario, así cómo concebir qué es el trabajo académico, que dadas las condiciones de los proyectos educativos de nuestro país, se ven mermadas y realmente afectadas en nuestras prácticas. Tanto que un proyecto como la UACM, nos cuesta enormemente asimilar y vivir como otro mundo posible.

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