LOS DÍAS DE CINE

I

Quiero vivir ahí. Tengo en la mano derecha la ambición de cinefíla, y en la izquierda tengo la primera emoción, que salta a mí con la luz proyectada. El primer encuentro, el primer vistazo. Mis ojos que recorren la pantalla, queriendo guardar todo. 
La casa abierta de puerta en puerta, el o la que me deja entrar a ver y saber. La imagen que nutre los pensamientos y ordena ideas. Forma. El bosque en el que me quiero perder y después encontrar. Búsqueda. El diálogo que se incita, la primera palabra después del encuentro. Saber que hemos presenciado lo mismo y somos cómplices de un suceso perverso. Se aligera la carga, se vive con ojos nuevos y acompañada.

II

Contemplé todo mi cuerpo alerta, vi una parte del gran evento, pero después mis oídos, nariz, boca y manos me dieron la unitaria sensualidad del encuentro. Y cada encuentro es diferente porque yo soy diferente. 

III

Cabiria me miró, recibí su esperanza. Isa y Bahar se encontraron y tocaron por última vez, recibí el dolor de su despedida. Vitalina con todo su cuerpo nos dejó ver el dolor de una pérdida, pero con sus brazos, manos, rostro y pies fuertes, recibí su resiliencia. 
He visto el ancho pensamiento (diría mi querida Mercedes) de hombres y mujeres valientes que postulan su mundo posible. 

IV

Es la manera en la que sé hablar. Ahí te oigo, te atiendo querido otro.

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