LOS RANTERS: EXTREMISMO POPULAR EN LA ANTESALA DE LA REVOLUCIÓN INGLESA

Hablar de los movimientos sociales clandestinos ha sido una pugna intelectual por la preservación de la memoria de aquellos personajes o sucesos culturales que fraguan las grandes revoluciones y a las que se ha silenciado por conveniencia estatal o de algún poder dominante. Reivindicarlos es necesario porque ayudan a comprender parte de nuestras luchas civiles por libertad de pensamiento, como es el caso del pensamiento libertino en el siglo XVIII o de los Ranters y otros grupos en el XVII. La emergencia de este tipo de movimientos suele ir a contracorriente de lo que se enseña en las aulas universitarias; ya que reclama la parte popular de la historia cultural y social, exigiendo la pertinencia de la sociedad organizada y no el exaltamiento de figuras de autoridad, ayudando a desujetar al pensamiento de la figura de una autoría y forjarse una autoría a muchas voces: una creación colectiva. Esta desujeción de las autorías nos obliga a repensar nuevos modos de estudio para llegar a entender ese pensamiento colectivo, meditando sobre el modus operandi de las prácticas, los discursos y las imaginaciones en determinadas épocas.

****

La primera vez que llegue a oír de los Ranters fue casi por un murmullo, gracias a un librito, El libro de la disidencia (2012), que compilaba sucesos de disidencias en la historia de la humanidad. La época de los Ranters era la escena convulsa del Commonwealth, la comunidad de Inglaterra que gobernó Irlanda y Escocia de 1649 a 1660 y cuyo régimen fue democrático, antes de la reinstauración de la monarquía de los Estuardo. En este periodo de apertura de libertad política y religiosa se guillotinó al rey Carlos I a la llegada de Cromwell, por las pugnas entre el Rey y el Parlamento sobre la moderación del poder absoluto, la turbulencia religiosa entre catolicismo y protestantismo y el aumento de impuestos por parte de la realeza. Entre el sector popular había varias sectas protestantes tildadas de heréticas por la iglesia oficial del lugar; así surgieron los levellers (niveladores), los diggers (cavadores) y los ranters (delirantes). Había otros grupos como los seekers (buscadores), los miembros de la Quinta Monarquía, los cuáqueros, baptistas y muggletonistas que buscaban dar soluciones al problema económico y social de su tiempo desde el interior de la revuelta. Para darse una idea, no está de más ver la miniserie La puta del diablo, de Peter Flannery (2008).

La revolución inglesa era una revuelta burguesa contra la monarquía y se ve entre los representantes de los grupos políticos, buscando espacios de consolidación institucional para llevar a cabo sus proyectos. La historia explica que la revolución que ganó fue la de los propietarios la cual fue fundada en la ética puritana protestante, pero poco nos dice de la revolución intestina que se produjo en la colectividad tratando de imponer un orden comunal y democrático más allá de las instituciones. Tal fue el caso de la revolución de los levellers, caracterizados por nivelar derechos constitucionales a todos los ciudadanos mediante reformas políticas buscando la igualdad de derecho ante la ley, el erradicamiento de la Cámara de los lores o de la nobleza, el Estado secular y la libertad religiosa. Por otra parte, los diggers, que tendían a un comunalismo agrario, el cual ponía de cabeza la noción de propiedad del régimen, dicha idea estaba influenciada por su pensamiento religioso al decir que el fundamento de la propiedad engendraba la desigualdad; a ellos le debemos el dicho que los socialistas hacen suyo: “A cada uno según sus necesidades”, proponiendo un orden social sin propiedad ni salarios. Y los ranters que hacían práctico el panteísmo, negando a la Iglesia, a las escrituras o cualquier intermediador entre la divinidad con las personas; para ellos la comunicación con Dios es personal, reafirmaban la libertad del individuo y la reivindicación de una ética hedonista. Estos grupos y otros más cuestionaron las instituciones políticas y sociales, los valores jerárquicos y las creencias tradicionales, trasmutando en un corto periodo el imaginario civil de Inglaterra y llevando al declive a la monarquía para instaurar la única República de la historia inglesa.

****

Hablar de los ranters es hablar de la continuación de los resquicios de las tradiciones heréticas que sobrevivieron clandestinamente a la hegemonía dominante de la Reforma y que brotaron nuevamente modificadas en el siglo XVII. Como todo pensamiento radical, el testimonio de sus detractores nos arroja datos sobre lo que fue dicho movimiento popular, se dice que el mismo término rant fue un adjetivo despectivo para nombrar aquellos personajes de la secta que eran “personas licenciosas y que tenían un espíritu delirante”, además de ser antinominalistas y panteístas. En esa época fluctuaba el escepticismo popular en cuanto a la verdadera religión, muchas personas pertenecientes a un grupo con frecuencia se cambiaban a otro, de ahí que muchos diggers se pasaran al bando ranter o algún otro grupo popular. Sin embargo, sus influencias parecen ser comunes en cuanto a la continuación de las ideas de la contra-reforma de grupos como los anabaptistas que predicaban que los infantes no deben ser bautizados, sino que el bautismo debe ser un acto voluntario de la vida adulta, la negación del pago del diezmo, la negación del juramento a las ceremonias religiosas y la promulgación de un igualitarismo extremo negando el derecho de propiedad privada; por su parte, los familistas, miembros de la Familia del Amor que predicaban que en la tierra se podía alcanzar la perfección de Cristo, creían que todas las cosas vienen de la naturaleza y que el espíritu de Dios se encuentra en el interior de las personas no en las instituciones eclesiásticas; y los miembros de la Familia del Monte que reprobaban la oración y negaban la resurrección del cuerpo, ponían en cuestión la existencia de la vida fuera de esta vida y del paraíso como del infierno, dichos grupos familistas eran una derivación del grupo de los lolardos. Estos eran caracterizados por ser principalmente campesinos, artesanos y comerciantes, población móvil itinerante, que andaban peregrinando al más puro estilo de los profetas evangélicos. Ellos se consideraban hombres sin amo y desafiaban a la Iglesia oficial. Frecuentemente emigraban y en las ciudades sus simpatizantes organizaban comunidades hospitalarias que los acogían ayudando a los pobres. Estos grupos populares de la mendicidad fueron los iniciadores de la secularización del Estado y portavoces de la libertad de pensamiento que en los siglos XVII y XVIII cobrarán fuerte relevancia ya que fueron el fuego que prendió la mecha a todo pensamiento anticlerical y muchas veces hedonista.

****

La vox populi decía que los ranters no tenían dirigente, pero si simpatizantes. Entre sus antagonistas se afirmaba que de todos los grupos subterráneos eran los más radicales ya que llegaron a interiorizar el familismo que degeneró en un panteísmo declarado. Probablemente este pensamiento popular tuvo cierta influencia en Spinoza aunque aún no podemos comprobarlo del todo. Entre sus simpatizantes se dirigían principalmente a los pobres, a los desdichados, a los humildes. En su ideario se afirmaba que el domingo no tenía importancia, todos los días podían ser días de descanso; creían que Dios no tenía intermediario y que la Biblia era letra muerta, que la verdadera palabra era la de Cristo incrustada en el corazón de cada una de las personas; que el Cristo histórico, los mandamientos y las sagradas escrituras eran una maldición; que el pecado se ha acabado, ya que Cristo vive en los individuos y Cristo no puede ser pecador, por lo tanto, ellos son Dios ya que Cristo vive en ellos; incluso al modo cínico imitaban a Diógenes saliendo a las afueras de la ciudad con una vela para buscar sus pecados a plena luz del día, al no encontrarlos daban fe de no haber cometido actos impuros; también decían que al no existir el pecado los actos de adulterio, robo, embriaguez, blasfemia no eran malos; que los ministros de la Iglesia son inútiles ya que no hay intermediario entre Dios y los hombres; pregonaban que su voluntad era la voluntad de Dios; incluso algunos  llegaban a negar la existencia de Dios y de los ángeles.

            En las navidades cantaban:

Ellos hablan de Dios; creedlo, compañeros / No existe tal espantajo; todo fue hecho por la Naturaleza. / Sabemos que todo proviene de la nada, y volverá / Al mismo estado en que una vez estuvo. / Gracias al poder de la Naturaleza; y mienten crasamente / Quienes dicen que existen esperanzas de inmortalidad. / Cuando puedan explicarnos qué es un alma, entonces / Nos adheriremos a esos locos chiflados.

A.A.V.V., El libro de la disidencia. De Espartaco al lanzador de zapatos de Bagdad, pp. 45-46.

Sus testimonios afirman que a menudo se les podía ver en los ágapes comunitarios en tabernas cantando canciones blasfemas con la tonada de los salmos, bebiendo alcohol y fumando para avivar el espíritu. Entre sus vestigios se cuenta que uno de sus simpatizantes partía un pedazo de carne de vaca diciendo: “Esta es la carne de Cristo, tomad y comed”, otro vertiendo una jarra de cerveza en la chimenea declaraba: “Esta es la sangre de Cristo”. Frecuentemente a la taberna le llamaban a la casa de Dios y mencionaban que el vino era la divinidad. Uno de sus detractores expresaba: “Son los más alegres de todos los demonios para improvisar canciones lascivas […] para los brindis, la música, la obscenidad descarada y el baile”. El espíritu festivo y burlesco de los ranters hace recordar a los goliardos medievales por sus festividades del vino y la carne, se reían de las exhortaciones sobre la sobriedad. Los herejes ingleses sostenían: “Mi espíritu habita con Dios, cena con él, en él, se alimenta de él, con él, en él. Mi humanidad habitará con la humanidad, cenará con la humanidad, comerá con la humanidad, y ¿por qué no (si es necesario) con los taberneros y las rameras?”, afirmando un amor universal a toda la creación. Su parresía hizo de la blasfemia la expresión de la libertad respecto a las restricciones morales y legales de la época ya que desafiaban a Dios, la clase media y la ética puritana. A menudo entre la clase alta una blasfemia no se castigaba, pero para las clases bajas la blasfemia era multada y coercionada. Por ello, vieron en la blasfemia un instrumento para la proclamación de la igualdad de palabra con la clase alta, al mismo tiempo que una rebelión contra las pautas de conducta de la clase media puritana y una crítica de la irreligiosidad aristocrática. 

            Su panteísmo materialista fue la negación del dualismo que separa a Dios de los cielos con los hombres pecadores de la tierra, ellos afirmaban: “Dios no es el gran supervisor: es un miembro de la comunidad de mi única carne, de mi única materia. El mundo no es un valle de lágrimas que haya que soportar en espera de nuestra recompensa en el futuro. La materia es buena porque vivimos aquí y ahora”. Para ellos Dios era sinónimo de mundo natural.

****

Algunos personajes a los que sus denostadores identificaban como ranters fueron: Abiezer Coppe, que fue predicador y autor de Some sweet sips of some spirituall wine, seguido de Fiery flying rolls. Coppe desaprobaba la nivelación por el ejército y por los diggers predicando un carácter anti-belicista en el no uso de las armas y un desprecio a la guerra: «No por las armas; nosotros (santamente) desdeñamos hacer la guerra por cualquier cosa; preferimos estar borrachos perdidos todos los días de la semana y yacer con putas en el mercado», también declaraba que los gobernantes deben doblegarse ante los miserables y ponerlos en libertad: «No te desentiendas de tu propia carne, de un inválido, un vagabundo, un pordiosero, […] un putañero, un ladrón, etc., ellos son tu propia carne». Predicaba lo común y despreciaba a los altos rangos y a los ricos por su opulencia: «Gemid, gemid, vosotros los nobles, gemid hombres honorables, gemid vosotros los ricos por las miserias que os amenazan […] Comeremos nuestro pan unidos a la sencillez del corazón, partiremos el pan casa por casa. La verdadera comunión entre los hombres consiste en tener todas las cosas en común y no decir nada de lo que uno tiene es de su propiedad». El parlamento condenó su obra Fiery flying rolls, en 1650; lo hicieron retractarse de la inexistencia del pecado, de la inexistencia de Dios, lo hicieron admitir que el adulterio, la obscenidad y la fornicación eran pecados, aunque él voluntariamente decía que los mayores pecados eran el orgullo, la codicia, la hipocresía, la opresión, la tiranía, la crueldad y el desprecio a los pobres. En su obra póstuma A carácter as a true Christian, declaraba: «el Señor bendice mal y bien».

            Otro representante fue Lawrence Clarkson, criado por puritanos, se hizo predicador de la salvación universal. Fue sofista pues predicó un tiempo por dinero en todos los credos, luego se unió a los levellers donde publicó A general charge or impeachment of high treason, in the name of justice equity, against the communaty of England denunciando que los opresores son la nobleza y los oprimidos el pueblo llano, él se preguntaba: «¿No habéis elegido a los opresores para que os rediman de la opresión? En la mayor parte de la nobleza y de la gentry es naturalmente innato […] juzgar a los pobres como necios y a ellos mismos como sabios, y, por consiguiente, cuando vosotros, el pueblo llano, reclamáis un Parlamento, ellos están seguros de que deben ser elegidos los que son más nobles y más ricos […] Vuestra esclavitud es su libertad, vuestra pobreza es su prosperidad […] La paz es su ruina, […] se enriquecen con la guerra. La paz es su guerra, la paz es su pobreza». Como ranter predicaba que Dios existe en todas las cosas materiales que tienen vida y los actos de todo cuerpo vivo no son pecaminosos ya que proceden de Dios: «no existen en Dios actos tales como la embriaguez, el adulterio y el robo […] el pecado tiene su concepción solamente en la imaginación […] Cuando haces un acto, sea el que sea, en luz y amor, es claro y hermoso, aunque ese acto sea llamado adulterio […] No importa lo que digan las escrituras, los santos o las iglesias; si el que está en tu interior no te condena, no serás condenado». Cosas más aberrantes decían Lutero y Calvino. Clarkson afirmaba que mientras un acto se juzgue puro para uno no hay pecado: «De manera que veo lo que puedo, hago lo que quiero, y todo menos una cosa es de lo grato y atractivo […] Sin acción no hay vida, sin vida no hay perfección». Fue detenido negándose al interrogatorio, sentenciado al destierro, pero se retracto y recupero su libertad. Con el tiempo se hizo simpatizante del muggletonismo.

            Joseph Salmon también perteneció a los ranters, en su folleto Anti-Christ in man hacia apología de que el espíritu del anticristo estaba en todos nosotros: «No necesitas ir a Roma, Canterbury o Westminster, sino que puedes encontrar en ti al Anticristo, negando que Jesucristo se ha encarnado en ti. […] Tu corazón es ese templo de Dios donde se sienta esa gran Ramera. La Ramera se muestra en la plegaria, en el ayuno, en todos los mandamientos exteriores y en todas las formas de culto». Frecuentemente el anticristo era toda aquella persona mediadora entre Cristo y el hombre. En su obra A rout a rout, dirigida a soldados considerados inferiores de rango y condición, establecía que al que no quiera deponer sus armas está condenado a las tinieblas pues con el aniquilamiento del poder militar Dios morirá con él: «El Señor morirá con él, en él (o más bien de él y por él), y con su muerte destruirá más de lo que vosotros habéis construido en todo el curso de vuestras vidas». En su arresto, en 1650, desde su prisión predicaba a multitudes en las calles. Se acabó retractando en su texto Heights in depths and depths in heights. Emigro a Barbados en 1682 donde organizó una congregación anabaptista.

            Por último, Jacob Bauthumley de oficio zapatero, publicó The light and dark sides of God, en 1650. En su texto exponía sus ideas panteístas: «Toda flor o hierba del campo, por pequeña que sea, es lo que es porque existe el ser divino, y en la medida en que se aparta de él se convierte en nada, y así hoy está vestida de Dios y mañana es arrojada al horno. […] Dios habita real y sustancialmente tanto en la carne de los hombres y animales como en el hombre Cristo». A su vez, también explicaba que la Biblia hablaba en alegorías no en verdades que uno debe regirse por la mente de Dios en nosotros mismos. John Milton, autor del Paraíso perdido fue influenciado por este ranter. Gracias a sus ideas le fue perforada la lengua, aunque fue bibliotecario respetado el resto de sus días.

****

Como hemos visto, los ranters no hacían gala de mártires, se retractaban cuando se encontraban en peligro de muerte. Sin embargo, es importante rescatarlos porque nos dan pauta para el estudio de las sociedades populares en la Inglaterra de las guerras civiles, pues no sólo son un grupo desinhibido, sino que aportan a la cultura grandes claves, una de ellas es la influencia milenarista y anabaptista que recuperan las multitudes; otra es la férrea batalla de pensamiento que permite estimular el escepticismo como crítica a las instituciones eclesiásticas y monárquicas; una más es la emergencia del panteísmo como suceso popular y del que quizá se puede leer a Spinoza a partir de ellos; también es clave para ver que uno de los primeros críticos de la ética protestante en la modernidad fueron las colectividades populares de los ranters, los diggers, los seekers y los levellers; además hay que preguntarse por el nexo que tenían estos grupos herejes con el libertinaje erudito de la época y por último ver hasta qué punto los ranters y los diggers forman parte de la genealogía del anarquismo.

LA REVALORIZACIÓN DEL TRABAJO COMO POSIBILIDAD DE DISMINUCIÓN DE LA DESIGUALDAD FEMENINA EN EL CASO MEXICANO

El presente ensayo tratará de contestar a la pregunta: según las propuestas de la economía feminista, ¿en México ha habido una mejora en las condiciones de vida de las mujeres respecto a la apertura de condiciones y aperturas laborales con el fin de frenar la desigualdad social en los últimos años? Esto tiene como objetivo mostrar las críticas y propuestas que nos ofrece la economía feminista en contraparte a la economía ortodoxa, a su vez, este texto pretende visualizar como ha aumentado o disminuido el trabajo no remunerado por parte de ambos sexos en lo que va del 2019-2021. El texto se divide en tres partes: la primera, busca contextualizar y explicar qué es lo que propone la economía feminista; la segunda, muestra el debate que hay en torno a la división social del trabajo, la tercera parte, muestra, de modo escueto, el índice de desigualdad en la apertura en el mercado laboral para hombres y mujeres antes de la pandemia y en este año.

1.- La economía feminista: un camino para la igualdad de oportunidades y el sostenimiento de la vida

Según Giddens, la desigualdad de género no se contaba en la estratificación social,  aunque atraviesa todas las clases sociales, el «estatus de mujer tiene realmente muchas desventajas en comparación con el del hombre, en diversas áreas de la vida social en las que se incluyen las oportunidades de trabajo, la propiedad de los bienes, los ingresos, etc. […] Se puede señalar que las mujeres, incluso hoy, suelen estar relegadas al “ámbito privado”: el mundo familiar doméstico, los niños y la casa» (Giddens, 2000: 224-225). Estos elementos han organizado históricamente una reproducción social de asignación de roles y perpetuación de la desigualdad política y económica referente a la mujer. La economía feminista intenta revertir no sólo estos elementos de desigualdad histórica, sino hacer una crítica de todo sistema económico y social imperante para tratar de equilibrar la balanza en cuanto a equidad de oportunidades científicas, políticas y laborales. Como escuela de pensamiento surgida de la heterodoxia busca sostener el mantenimiento de la vida y la crítica en cuanto a la desigualdad de género en vez de centrarse en explicar el funcionamiento óptimo de los mercados. La economía feminista tiende a poner el punto del debate en la cuestión social en lo micro (trabajo doméstico) y macro (oportunidad laboral dentro del mercado) en vez de centrarse en la optimización del mercado, tiene una función liberadora dotando de mejor distribución del trabajo y los ingresos.

            Esta escuela hace hincapié en las desigualdades del trabajo doméstico y de las discriminaciones en el ámbito laboral desde el siglo XIX, con la primera ola del feminismo, ya se demandaban las «primeras reivindicaciones del salario para amas de casa» esto correspondía a la noción de familia en el cual el hombre era el proveedor y la ama de casa la que cuidaba a los niños, enfermos o ancianos, estereotipando de esta manera los roles. No fue sino hasta la tercera ola que nace la economía feminista como línea de investigación la cual plantea críticas a la economía neoclásica como nos describe Agenjo (2013: 60-65):

  1.  la cuestión de neutralidad con que se estudia la economía; al ser el humano un ser social mira las cosas desde su «contexto histórico, cuerpo, sexo, conflictos e intereses que son inseparables del objeto que se estudia. Se entiende que la economía no es neutra, sino que está construida socialmente a partir de un proceso plagado de sesgos y cargas valorativas». (Agenjo, 2013: 60-61) Este entorno hace que la economía se estudie desde una visión de los países industrializados con relaciones de poder entre naciones y sobre todo desde la perspectiva del hombre blanco, sexista, racista y burgués, dejando fuera del estudio a mujeres, pueblos indígenas o de otras razas que no sean del tipo europeo o anglosajón dominante. A su vez, critica la noción del homo economicus en su afán de racionalidad autosuficiente y egoísta no influenciado por la sociedad sino por su propio interés, la economía feminista pondera otro modo de relación que implica la relación con los demás en sentimientos no de egoísmo sino el altruismo o la solidaridad, la responsabilidad o la coerción.
  2. Critica el objeto de estudio de la economía; la toma de postura por parte de los ortodoxos a centrarse en el interés meramente capitalista haciendo caso omiso a las relaciones de poder, al impacto ambiental o las necesidades de las personas. Además, propone ampliar el concepto de trabajo enfocándolo en la reproducción de la vida y no del poder.
  3. Critica al enfoque deductivo; se concentra en el método de trasladar todo comportamiento a una representación matemática para establecer causalidades reduciendo la conducta humana en axiomas y dándole la espalda a los problemas sociales. Para ello la economía feminista propone la interdisciplina con base en el objeto a estudiar para evitar este reduccionismo matemático.
  4. Crítica a la pedagogía; se valora la diversidad y practicidad de saberes combatiendo así las verdades absolutas basados en axiomas, conjuntando el vaivén de conocimientos entre instituciones, escuelas y la sociedad.
  5. Cuestionamiento político: Duda de la separación entre economía normativa y positiva porque esta diferenciación obedece a una pauta neoliberal, por lo tanto, la escuela feminista de economía pretende acercar lo social a la discusión para que se planteen y debatan los problemas reales de la población.

Si bien sus críticas no sólo son propias de esta corriente en particular, sino que las comparte con otras, por ejemplo, con el sostenimiento de la vida, la economía feminista comparte ideario con la economía ecológica al preservar la vida y la del planeta. Al mismo tiempo, la «economía ambiental se ha centrado en analizar la problemática de la gestión de la naturaleza y los costos ambientales como externalidades que pueden ser internalizadas en el sistema de precios a partir de su valoración económica. La asignación de valores monetarios a los servicios ambientales sería, desde esta perspectiva, un intento de corregir los precios desde el encuadre del análisis del coste beneficio», (Gartor, 2015:41) en el mismo tenor, la economía feminista ha tratado de visibilizar «las esferas económicas relacionadas con el trabajo doméstico a partir de su medición en términos monetarios, cuantificando cuál será su importancia relativa en el PIB», (Gartor, 2015:42) y es que la mera cuantificación mostraría que el costo del deterioro de fauna, flora y el agotamiento de recursos así como el peso del trabajo no remunerado que hacen las mujeres en sus casas y la discriminación laboral en el país.

Otra escuela con la que comparte ideario es con la economía institucional, que es la que mediante políticas públicas intenta influir en el cambio social y político a partir de propuestas de planeación económica; esto se deriva del impulso que dan los movimientos populares y de la vigilancia de la ciudadanía en las políticas gubernamentales, ya que muchas veces estas políticas benefician a las inversiones capitalistas; así tanto la economía feminista e institucional buscarán: «la explicación de la importancia del trabajo de reproducción no solamente para la vida y para la acumulación capitalista sino también para la lucha: para la construcción de economías solidarias, de procesos colectivos de auto organización, capaces de incrementar la autonomía de las mujeres en el mercado y la resistencia al control del Estado sobre las vidas». (Carrasco Bengoa, 2017: 27) Al unísono con esto, también hay coincidencias con la escuela marxista al estudiar las condiciones de explotación dentro de la producción y el reconocimiento del trabajo dentro del sistema capitalista, sin embargo, la postura marxista ve la división social del trabajo determinada, de tal modo que las feministas critican al marxismo porque no considera en su construcción de clases sociales a las mujeres lo que las lleva a plantearse su autonomía en el análisis: «no se las definía como clase por las relaciones de producción específicas en las que estaban insertas, sino que quedaban definidas como obreras o burguesas en función de las relaciones de producción en las que estuvieran sus maridos. Aducían que las mujeres, en la medida que no tienen acceso propio a un salario, sino que dependían del salario de sus maridos, eran una clase en sí misma […]: trabajaban en condiciones de esclavitud respecto a un hombre concreto». (Pérez Orozco, 2004: 99)

Por último, usa los análisis de la economía postkeynesiana en cuanto a la distribución de la renta, la intervención estatal y el papel dinámico del dinero en la historia; y esta de acuerdo con la economía del desarrollo en criticar las pautas del crecimiento económico hegemónico neoliberal y destacar las desigualdades globales.

2.- Debate sobre la resignificación del trabajo

El debate feminista sobre la cuestión del trabajo es la revaloración de la categoría de trabajo. Desde un punto la economía ortodoxa se ve como trabajo aquello que genera un salario, por lo que quedan fuera de ese ámbito todos aquellos trabajos que no se remuneran, por ejemplo, el de las amas de casa dentro de la institución de la familia. La economía feminista como vimos critica el estudio de la economía solo visto desde la producción monetaria de los hombres, nunca ha contabilizado en el PIB aquel trabajo sin salario por parte de las mujeres. Revalorizar este trabajo es necesario y urgente, no sólo porque resulta beneficioso para la economía de un país, pues para el trabajador asalariado es una gran ayuda que alguien sostenga las necesidades básicas de un hogar, en este sentido que ayude al cuidado del trabajador y a preservar la vida familiar.

            Las feministas han tomado como brújula resignificar el trabajo a medida que sostenga las condiciones vitales de las personas en vez de buscar un enriquecimiento egoísta, por eso algunas feministas como Amaia Pérez Orozco proponen el fin del trabajo asalariado ya que aliena, pues «a quien lo realiza se le expropia su resultado; y porque no se realiza en términos de bienestar, sino porque vivimos inmersos en un marco de esclavitud del salario y de la búsqueda del beneficio monetario»; (2014: 285) además se busca el fin de la división sexual del trabajo ya que implica la privatización, la feminización y la irresponsabilidad de preservar la vida. Si bien, la primera opción se oye en estos momentos utópica, quizá se dé en otras condiciones, en otros tiempos donde el capitalismo no sea voraz, sino que esté más regulado; la segunda opción es necesaria, sobre todo porque se le deja a la mujer la tarea del hogar, no requiere cualificación, no se remunera. Esta división sexual del trabajo tiene tres funciones en el sistema económico: 1) hace una distribución de tareas basándose en las estructuras socioeconómicas y políticas que hacen difícil su negociación; 2) el sexo es criterio para ocupar ciertos cargos; 3) otorga a las mujeres el trabajo con menor poder socioeconómico, el de los trabajos residuales o de cuidados. (2014:186) En el mismo tenor de la estereotipación y el control, hay una cultura histórica sobre la familia que tiende a homogeneizar los roles mediante: «políticas públicas y legislaciones (salarios mínimos diferenciados por sexo; prohibición a las mujeres de trabajar en diferentes sectores; etc.); discursos científicos (economistas clásicos que diseñaron la escisión público/privado-doméstico y alabaron la reclusión de las mujeres en el segundo; discursos médicos de delineamiento de la diferencia sexual y patologización de todo aquello que se saliera del binarismo heteronormativo); e intervenciones políticas (entre ellas la lucha sindical por el salario familiar para los hombres». (2014:187) Todo esto merma la igualdad social de hombres y mujeres y normaliza un control social, los economistas ortodoxos naturalizan el rol de ama de casa de la mujer, siguiendo estos rasgos: 1) están en el ámbito doméstico; 2) dependen primero del salario de sus padres y luego del de sus maridos; 3) son amas de casa y se especializan en labores domésticas; 4) son improductivas, ya que el trabajo doméstico no produce valor; 5) son irracionales, porque no se guían por el egoísmo, que es el motor racional del crecimiento del mercado, sino por el amor y el altruismo a su familia, que es lo moralmente deseable, pero que es irracional, y por lo tanto no económico. (2014: 189). Afortunadamente, la economía no tiene una sola visión ni este estereotipamiento, por lo que este razonamiento político ortodoxo no aplica en muchos países pues siempre hay movimientos sociales y activistas que demandan posturas más realistas que involucren mejorar las condiciones sociales de su entorno, un ejemplo de ello es Silvia Federeci, en Salario para el trabajo doméstico (2019).

En América Latina la cuestión del cuidado ha ido ganando terreno en las políticas públicas, según Corina Rodriguez Enríquez, hay tres factores que explican este interés: «i) la transformación demográfica hacia sociedades más envejecidas que van expandiendo las demandas de cuidado; ii) el reconocimiento que la desigualdad en la distribución de las responsabilidades de cuidado impone barreras a la participación económica de las mujeres, que a su tiempo obstaculiza la superación de las situaciones de pobreza y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población; iii) el reconocimiento de los riesgos que implica la no atención con calidad suficiente», (Carrasco Bengoa, 2017: 160) a su vez estas bases se respaldan en organismos internacionales como los consensos de la Conferencia Regional sobre la mujer de América Latina y el Caribe de la Cepal, las organizaciones y aplicación de nuevas políticas varían según los países, Uruguay es uno de los países en avanzar en un sistema nacional de cuidados (SNIC) el cual se viene implementando desde 2010 gracias a la participación ciudadana en diálogo con los gobiernos.

3.- Avances en México sobre la disminución de la brecha de desigualdad laboral entre hombres y mujeres

En México el caso es diferente, con esta transición de coyuntura de la 4T se desplegaron una serie de políticas públicas tratando de remediar el panorama de violencia que azota el país, entre feminicidios, desapariciones forzadas y violencia doméstica que parece que cumplía la norma de excepción de Ciudad segura en toda Latinoamérica, lo que disminuía la igualdad laboral, hasta que en el gobierno de AMLO empezaron a implementar políticas de paridad de género, posibilitando la apertura de oportunidades. Es un camino lento, por lo que aun queda mucho por hacer, pues los cambios no se dan de hoy para mañana.

            Según el Banco Mundial en el 2019, México sigue teniendo una entrada laboral de mujeres baja, hasta antes de la pandemia fue de 45% en el caso de las mujeres, en el caso de los hombres fue de 77% (Banco de México, 2020:21); respecto al 2021 en el primer trimestre vemos que la tasa de participación económica fluctúa un poco más abajo del estimado en 2019, según la tabla de estimaciones básicas de INMUJERES con 74.23 % en hombres y 41.66% en mujeres, esto se debe a que la pandemia redujo la tasa de trabajo, muchas personas quedaron desempleadas por el cierre de negocios, sin embargo a pesar de que en 2019 era más baja la tasa de empleos en mujeres, no ha sido un gran descenso en la apertura de oportunidades, esto se debe a factores más que nada estructurales como la discriminación de las prácticas de contratación, movilidad y ascenso, también por los trabajos inflexibles, la insuficiencia de servicios o distribución de tareas familiares que las mujeres tienen que elegir en vez de forjarse un patrimonio con la ayuda de un trabajo remunerado. (INMUJERES, 2021)

            Lo que no dice la tabla de indicadores básicos es cual es la cantidad de mujeres trabajando en puestos directivos empresariales o políticos, y cuales son los sectores en las que más participan las mujeres, quizá sea una estimación con fines a mostrar solo generalidades,  pero lo que si es cierto es que gran parte de la población femenina todavía está concentrada en el sector residual de cuidados, hasta el Banco Mundial da recomendaciones sobre el mejoramiento de estos sectores sin señalar el crecimiento social en la escala de clases sociales. (Banco Mundial, 2020: 58-61)

Tabla 1 Indicadores básicos de participación femenina en el trabajo

        

Conclusiones

A modo de conclusión, pude observar que la economía feminista como escuela de pensamiento llena un vacío intelectual en la cuestión de la organización de las sociedades y en apuntar el sostenimiento de la vida en contra parte de la maximización de la utilidad y la reproducción del poder. Di cuenta de sus críticas a la economía ortodoxa: crítica epistémica, critica del objeto de estudio, crítica del enfoque deductivo, crítica pedagógica y cuestionamiento político, a su vez que mostré las coincidencias que tiene esta corriente heterodoxa con otras de la misma naturaleza. Hice notar el problema del trabajo basado en la división sexual del trabajo y su estereotipamiento por parte de la cultura política y socioeconómica. También en un terreno más práctico pude evidenciar que en México la brecha entre oportunidades laborales sigue siendo mayoritaria para los hombres respecto de las mujeres, además que no bajo mucho la ponderación por la pandemia, sin embargo, de lo que me di cuenta fue que las instituciones de cuantificación muestran a la ciudadanía generalidades y no un desglose sobre en qué sectores son los que hay mayor cantidad de oferta laboral para mujeres, dejando un sesgo informativo. Asimismo, pude comprobar que instituciones como el Banco Mundial, una institución que podemos calificar de ortodoxa, todavía pondera que las mujeres tienen trabajos de cuidado no asumiendo que también pueden tener una representación en el ámbito político, empresarial o tener cargos administrativos. Este ensayo no puso que políticas llevo a cabo AMLO en el presente gobierno para reducir la desigualdad en cuestión laboral que posibilite las oportunidades laborales porque rebasaba los objetivos del texto, sin embargo, los objetivos fueron cumplidos, y concluyó que aún falta mucho por hacer en erradicar la desigualdad, es un camino lento que requiere la participación ciudadana y el apoyo de las instituciones gubernamentales para la promoción de una nueva cultura civil que recupere la reconfiguración de nuevas masculinidades, políticas paritarias, flexibilidad de horarios laborales para la crianza y respeto a los derechos laborales.

BIBLIOGRAFÍA

Agenjo, Astrid; Molero, Ricardo; Bullejos, Alba y Martínez, Coral, (2013), Hacia una economía más justa. Manual de corrientes económicas heterodoxas, Economistas sin fronteras, Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo. PP. 53-97.

Banco Mundial, (2020), La participación laboral de la mujer en México, Washington, Grupo Banco Mundial.  Disponible en: https://documents1.worldbank.org/curated/en/753451607401938953/pdf/La-Participacion-Laboral-de-la-Mujer-en-Mexico.pdf (Accedido el 15 de octubre de 2021)

Carrasco Bengoa, C., Díaz Corral C., (ed.), 2017, Economía feminista: desafíos, propuestas, alianzas, Barcelona: Entrepueblos.

Gartor, Miriam, (2015), “Apuntes para un diálogo entre economía ecológica y economía feminista”, en Ecología Política, N° 50.

Giddens, Anthony, (2000), Sociología, Madrid, Alianza. Pp. 424-428.

Inmujeres, Cálculos con base en INEGI, ENOE. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Nueva edición. 2021. Primer trimestre. Disponible en: http://estadistica.inmujeres.gob.mx/formas/panorama_general.php?menu1=6&IDTema=6&pag=1 (Accedido el 15 de octubre de 2021)

Pérez Orozco, Amaia, (2014), Subversión feminista de la economía. Sobre el conflicto Capital-Vida. Madrid: Traficantes de sueños. Pp. 50-72.