“El socialismo económico sin moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, sí, pero también contra la alienación”
-Ernesto Che Guevara. Entrevista, julio 1963
Curioso momento para ponerse a pensar sobre el socialismo, tomando en consideración los recientes sucesos sobre la relación Cuba – E.U., la oscuridad en la que vive la zona Euro y el ascenso del contradictorio sistema de producción chino que ha impuesto sus leyes en el mercado y el sector financiero, entre otras cuestiones (nacionales como internacionales). Sin embargo siendo honestos, pareciera que siempre resulta polémico, esté donde se esté, hablar del socialismo.
Solemos relacionar con esta palabra un modo muy particular de entender la economía y la forma en cómo se rola el ejercicio de los poderes en un Estado que se autodenomina así. El más claro referente que se viene a la cabeza es la Revolución Rusa, justamente Cuba y hasta Venezuela (?), sin embargo el socialismo no sólo debe ser reducido a una forma producir y distribuir la riqueza social, el tema va más allá de eso, de simples manuales doctrinales que encasillan toda posibilidad de creatividad.
Bien, el paso inicial para poder empezar estos apuntes es definir el objeto a estudiar. Podría ser exegético, mostrar el cobre académico y hacer de esto un ensayo que intente devolverle al marxismo aquél lugar que siempre le ha pertenecido en la historia del pensamiento universal, pero bien dice Silvio Rodríguez;
“Que fácil es escribir algo que invite a la acción
contra tiranos, contra asesinos,
contra la cruz o el poder divino,
siempre al alcance de la vidriera y el comedor”[1]
La intención de escribir estas líneas es la de posibilitar la reflexión que detone y acompañe la praxis revolucionaria, reivindicado lo práxico como detonante de cualquier condición de posibilidad para una vida en plena libertad, una libertad que no se encuentra sujeta a los caprichos de la elección pero tampoco a los utopismos. La libertad como afirmación de vida, del ego. Como primer ejercicio metodológico, haré un grosero salto de abstracción asumiendo como socialismo la tesis (mínima) materialista histórica del marxismo, es decir; como un “algo” que sucederá al capitalismo, un “algo” que si bien se ve en la forma de organización social, esta organización depende a su vez de un salto previo.
Previo incluso al movimiento armado mismo.
Eso podría explicar porque la toma del Palacio del Invierno fue la toma del poder menos sangrienta de la historia, porque la Revolución Cubana pudo triunfar con todas las condiciones en contra y con un pueblo decidido a morir por su Revolución, realizando heroicas proezas con tan sólo hombres comunes, porque los vietnamitas jamás bajaron los brazos ante la invasión norteamericana. Pero también puede servirnos para explicar las vertientes tan torcidas como el Hoxhanismo (la versión pesada del stalinismo) el stalinismo, o la derrota del movimiento espartaquista a finales de la primera Guerra Mundial.
Pareciera que transformar una realidad exige más allá que un fusil, exige más que dominar el corpus iracundo de los grandes próceres de la rebeldía. No, no hablo de un simple politizar, porque la politización no significa un cambio real de consciencia sólo un cambio de la consciencia política, y el cambio de la misma (en su conjunto cultural, no sólo el político) resulta crucial… y más aun cuando se quiere parir un nuevo mundo cuyas bases sean los explotados del mundo, los mismos explotados que han sufrido en carne propia la opresión de siglos del capitalismo y eso genera traumas culturales los cuales, ya con el poder pueden generar los más terribles demonios. (En algún lugar Lukács pone a discusión el siguiente asunto, palabras más palabras menos, “Esta bien. ¡Hagamos la revolución! Pero yo me pregunto si la revolución saldrá de las masas enajenadas ¿La revolución será también enajenada, habrá en ella resabios de esa enajenación?”)
Sí, no faltara quien quiera citarme los textos de marxismo para esta cuestión. Pero no se trata simplemente del marxismo, lo trasciende… el marxismo es sólo un buen pretexto para intentar la transformación del sujeto y su entorno.
La pregunta es, ¿Cómo generar una consciencia colectiva que pueda generar una defensiva cuya táctica sea una sistemática ofensiva, la cual gane en el terreno vivencial para que, cuando el movimiento armado triunfe lo más irrelevante sea como lo hizo? ¿Cómo tomar por asalto la enajenación capitalista y cimbrarla? Lo cual exigiría preguntas previas, por ejemplo, ¿cómo acontece la sujetidad revolucionaria?, ¿Cómo entender las asimetrías estructurales del capitalismo, para poder detonar proceso que puedan finiquitarlo? (dicho en otras palabras; ¿Cuándo nos daremos cuenta que no es en la huelga ni en la manifestación donde se sepulta al enemigo, como tampoco lo es desde la lectura bíblica o la furia descarriada?)
[1] Para oír completo el tema Canción en harapos https://www.youtube.com/watch?v=xZ4Z9-YQ4vo
Me parece un texto que puede ser un buen punto de arranque para tus reflexiones, pero hace falta pulir algunos detalles.
Algunos, son cuestión de forma. Hay algunas frases que quedan cortadas o da la impresión de que se cortan y no se logra entender qué es lo que se quiere decir, aunque parece haber una indicación de por dónde van.
Una de ellas es la siguiente: «Asumo como socialismo la tesis (mínima) materialista histórica del marxismo, es decir; como un “algo” que sucederá al capitalismo, un “algo” que si bien se ve en la forma de organización social, esta organización depende a su vez de un salto previo»
Queda claro que entenderás el socialismo como algo que sucederá al capitalismo, asumo que aquí utilizas «suceder» en su sentido temporal, de modo que se trata de algo que vendrá después del capitalismo. Pero ya no se entiende bien la última parte de la frase «un “algo” que si bien se ve en la forma de organización social, esta organización depende a su vez de un salto previo». ¿qué es lo que quieres decir? En el momento en que usas ese «si bien» parecería que quieres decir que no se trata de algo que atañe solamente a la organización social sino también a otras cosas, a otras esferas de la vida, pero la frase se corta allí y no queda claro si esa era la intención.
En el momento en que entra en juego la frase «esta organización depende a su vez de un salto previo», la cosa se complica más. ¿Querías decir que el socialismo no sólo concierne a la organización social sino también a otras cuestiones y que además todo eso requiere de un salto previo a su instauración? ¿o querías decir que el socialismo no sólo es cosa de la organización social que se dará después del capitalismo sino que también está presente, en cierta manera, en un salto previo a ese momento en que el capitalismo ha quedado atrás y hay una nueva forma de organización ya establecida?
Estos detalles hacen que no se entienda cabalmente qué es lo que crees que podría explicar todos los fenómenos que enumeras. ¿La presencia o ausencia de ese salto previo (¿previo a qué?) es lo que explicaría todo lo que enlistas?
También se corta la siguiente frase: «…porque los vietnamitas jamás vencieron los brazos ante la invasión norteamericana y dirigidos por un menudo hombre de menos de 1.60 de estatura» (nota: debería ser «por qué»). ¿qué pasó? y dirigidos por ese hombre…..¿qué?
En la frase «…la politización no significa un cambio real de consciencia sólo un cambio de la consciencia política, y el cambio de la misma resulta crucial…» ¿a qué haces referencia con «la misma»? ¿a la conciencia política? ¿a la conciencia en general?.
Más adelante encontramos: » y más aun cuando se quiere parir un nuevo mundo cuyas bases sean los explotados del mundo, los mismos explotados que han sufrido en carne propia la opresión de siglos del capitalismo y eso genera traumas culturales los cuales, ya con el poder pueden generar los más terribles demonios».
Entiendo la idea, pero me parece que la redacción no es la más afortunada. Yo sugeriría el uso de punto y seguido por allí para dejar dos ideas bien redondeadas. Algo así como «…y más aun cuando se quiere parir un nuevo mundo cuyas bases sean los explotados del mundo, los mismos explotados que han sufrido en carne propia la opresión de siglos del capitalismo. Porque ese sufrimiento genera traumas culturales, los cuales, una vez que estas personas llegan al poder, pueden generar los más terribles demonios»
Ya en el final queda claro para dónde querías llevar la cuestión. Parece que la creación de la consciencia colectiva, que se libera de la enajenación es lo que consideras como ese salto previo. Pero esto es algo que se acaba sobre entendiendo, porque la estructura del texto hace que no quede enunciado claramente.
Sé que estas observaciones pueden parecer algo de importancia menor, pero me parece que no es así. Creo que es importante que prestes atención a estos detalles porque pueden llevar a no comprender bien tu texto. Recordemos que en la forma se da el contenido.
En cuanto a contenido sólo tendría una pequeña observación. Aseguras que «el marxismo es sólo un buen pretexto para intentar la transformación del sujeto y su entorno». No estoy muy de acuerdo con esa idea. Me parece que el marxismo no es un buen pretexto para intentar la transformación que mencionas. En todo caso sería un instrumento para intentar llevar a cabo esa transformación. Pero el pretexto o, mejor dicho, lo que motiva esa inquietud sobre cómo realizar el cambio que tienes en mente ¿no serían más bien las situaciones de injusticia, opresión, explotación, etc., que viven las personas cuya conciencia se requiere transformar?.
Pienso en otros comentarios, pero esperaré a leer los textos siguientes para ver si son pertinentes.
Saludos