Quiero empezar esta entrada delimitando que NO haré a lo largo de estos apuntes. La noción de socialismo vivencial que quiero defender no es una Idea platónica, ni un manual del “buen comunista”, es una forma de entender a las relaciones de poder que están insertadas en el capitalismo, así como la forma en que se ejecuta y reproduce la explotación en el mismo va más allá de lo que puede ver, es entender que la plena convicción del socialismo no está en la empuñadura de un fusil o en la memorización de cientos de miles de palabras sino en los pequeños actos que constituyen al individuo.
Tampoco es esto una lectura desde la teoría mínima, no es decir que “cosas pequeñas hacen grandes cambios” como suele conformarse el moralismo burgués, más bien es decir que “toda intención de cambio de orden social está precedida de un brutal cambio de consciencia” y que aún antes de poder comprender las tesis alternativas del marxismo se debe haber comprendido bien que el cuidado del sí-mismo y de los otros genera comunidad.
Estos apuntes tampoco son líneas aisladas, considero que deben leerse siempre acompañadas del análisis deconstructivo del modo de producción capitalista y de sus implicaciones en la organización de la sociedad, sólo así el poder hablar del socialismo viviencial resulta medianamente coherente.
Retomemos la tradición marxista. El objetivo del socialismo es la supresión del Estado, acabándose el estado el socialismo carece de sentido y también cae, dando paso a la nueva sociedad comunista. Sin embargo, el Estado es más que la entidad abstracta que se encarga de la granpolitica, el Estado (apellidado parasitario por el leninismo) también es más que discurso, más que ideología… es dispositivo de control.
Lenin nos da pistas para poder concluir esto en El Estado y la Revolución donde se plantea la organización de la sociedad comunista y como se llegará a está partiendo de las bases capitalistas, si bien hay un exacerbado optimismo al respecto podemos notar ya desde estos textos cuyo carácter es netamente político la importancia de la revolución de la conciencia en el ejerció de la praxis revolucionaria
Y sólo entonces <en la sociedad comunista> la democracia comenzara a extinguirse por la sencilla razón de que los hombres, liberados de la opresión capitalista, de los innumerables horrores, bestialidades, absurdos y vileza de la explotación capitalista, se habituaran poco a poco a la observación a las reglas elementales de conviviencia, conocidas a lo largo de los siglos y repetidas desde hace miles de años en todos los precetos, a observarlas sin violencia, sin coacción, sin subordinación…”[1]
Resulta ser un poco más complejo de lo que llegó a decir Althusser sobre los aparatos ideológicos del Estado, si bien existen mecanismo que legitiman y garantizan el orden social, no son reducibles a la mera apariencia (resultaría una conclusión muy lejana de la dialéctica materialista aquella que afirme una verticalidad entre estructura-superestructura) el tinglado que le da forma al ‘Estado’ es toda una serie de relaciones de poder dispersas que, aun estando en constante choque, logran una unidad y una uniformidad y es la de plantear por encima de todo que es imposible, plantearnos siquiera, un mundo enteramente diferente a esté.
Este “mini-Estado” mental, al igual que el Estado sólo puede funcionar a través de la represión brutal y la crueldad excesiva (irracional en lo singular, pero eficiente en lo global). Resulta por tanto, necesario volcar esos finos mecanismos intrínsecos en las relaciones intrapersonales.
[1] Lenin, El Estado y la Revolucion pp. 109-110