Glosas marginales; Contra-disertaciones de vida

Arte de estrategia. Arte de guerra [Apuntes desde la inmundicia -Libro I-]

 

 

 

  • “¿Qué es el fuego? ¿Qué es el dolor? ¿qué es el dragón?” pregunta el truhán de los grandes relatos, el especulador de la cultura, el hechicero de dientes de oro que vuelve polvo las utopías… “No lo sé, no me importa, pero si puedo falsearlo podré venderlo” se responde.

Dice Sun Tzu; “Cuando el fuego alcance su punto álgido, síguelo, si puedes; si no, espera. En general, el fuego se utiliza para sembrar la confusión en el enemigo y así poder atacarle.

Cuando el fuego puede ser prendido en campo abierto, no esperes a hacerlo en su interior; hazlo cuando sea oportuno”

 

  • Si el fuego es un arma, entonces pertenece a la disciplina de la estrategia. Si es estrategia es enseñable. Si es enseñable es camino de virtud. ¡Enseñemos virtud! (Pero, ¿para cuál guerra? ¿para cuál guerrero? ¿Qué transgresor de nuestra propia ley formaremos? ¿qué parricida estamos amantando?) [Si le reímos a la guerra, si nos burlamos del fuego, si nos mofamos del capitán de mil batallas ¿dónde habitará el miedo? ¿dónde reposaran los tiranos?]
  • ¿No es necesario (también) apagarse, consumirse? Luchar y sucumbir para encontrar aliados. La guerra no es orgullo. La guerra es negocio.

Dice Sun Tzu; “Sé extremadamente sutil, discreto, hasta el punto de no tener forma. Sé completamente misterioso y confidencial, hasta el punto de ser silencioso. De esta manera podrás dirigir el destino de tus adversarios.”

  • De alguna memoria audiovisual; “La guerra no engrandece a nadie”. [Pero seduce…]

 

  •  ¿Cuánto fuego hay en el mundo? ¿Cuántas hogueras pueden derribar las estrellas?  …. ¿Cómo contendremos la ira de los dioses? ¡¡Pues con el cálculo exacto de nuestro consumo destructivo!! [Demasiado vigor, demasiada vida, demasiadas palabras cansan… ¡inventemos la guerra! ¡invoquemos los dioses que cada uno trae dentro sí!]

 

  • La guerra es. La guerra esta. La guerra no se elige, ni en modos ni en contenidos. A la guerra sólo queda sobrevivirle la talla.

 

  • “El fuego es lealtad (…) es un honor para construir” y el payador de circo pregunta; “¿Desde cuándo los maestros de obras hacen cimientos de cenizas, muros de lumbre? ¿Quién le invento suelo al errante que nunca muere?»

¡Maldito seas payador! ¡Maldito hasta la décima generación!

  • Si formas griegos no olvides que será en vano; morirán por la espalda apuñalados por un judío. El vigor lo sepulta el especulador de los rincones.

 

  • El fuego no se educa, sólo se contiene. El fuego se irá y la batalla te encontrará desnudo ¿estás listo, guerrero, para habitar tu soledad?

 

  • “El fuego es memoria” y la memoria es la amante más ingrata, la casa de tantos fantasmas. La memoria es cárcel del guerrero // “por sí mismo no es malo, ni agresivo, ni letal”; Las últimas palabras del acribillado a quemarropa // “Tú decides si incinerar al enemigo o proveer luz”… Al final, la esperanza resulta un Norte innegociable.

 

 

Ikarus Dagarov, Cuadernos y notas entre la malandanza.  Folio apócrifo número 1

                                              

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