La Totalidad de realidad social capitalista: Apuntes metodológicos (I)

El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones

– Karl Marx

La Teoría de la Dependencia fue propuesta por primera vez por  Raúl Prébisch a principios de los años cincuenta del siglo pasado, ampliamente promovida por la CEPAL hasta el golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973, aun con la diversidad que presentan los distintos aportes de sus pensadores, la Teoría de la Dependencia defiende que el capitalismo funciona a través de una “dualidad” periferia – metrópoli, en la que a través de la neo – colonialidad los países ricos despojan a los pobres (políticamente ubicados, en el continente, en el Norte y el Sur), los exprimen y succionan sus recursos, tanto humanos y naturales, condenando a la región a un atraso casi perpetuo. En filosofía, esta “segmentación” teórica del mundo  tuvo un eco en el pensamiento decolonial y de liberación con filósofos como Enrique Dussel o Aníbal Quijano, los cuales sostienen que la dependencia económica no está desligada de una cultural

La Teoría de la Dependencia aun con su pertinencia política para la construcción de vías de desarrollo para la región, adolece de cierta lectura “victimizada” del capitalismo en Latinoamérica, este hecho la deja un poco incompleta para entender el fenómeno capitalista desde la perspectiva productiva de ciertas “anomalías” como lo son el narcotráfico, o la producción en el modelo de subcontratación. Aquí una primer vista de las objeciones:

 

  • La lectura teleológica del progreso = capitalismo avanzado, aun con sus refutaciones posmodernas que buscan transferir el progreso de carga ilustrada, disfraza cierta noción implícita de que un capitalismo puro y no viciado puede funcionar pero que las potencias avorazadas roban esa opción
  • El capitalismo se expande, pero su expansión genera simbiosis que lo dotan de particularidades. Esto no es un folklorismo ni una tragedia, sino la condición sine qua non de la dialéctica de expansión. La hegemonía de la valorización del valor está en la reproducción en escala ampliada del capital, sus configuraciones concretas importan en la medida en que se subsumen en la racionalización de la realidad social. Se alteran todo tipo de resistencias a la subsunción real, ya que su razón reside no hacía el modo de producción, sino al lugar qué se ocupa dentro de él.
  •  El “atraso” es sólo un disfraz de una teconologizacion de la miseria. Una “invisible” forma de perpetuar el capitalismo desde sus premisas más básicas; “Ha ahogado el sagrado extasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeño – burgués en las aguas heladas del cálculo egoísta. Ha hecho de la libertad personal un simple valor de cambio” [1]

Bien decía algún filósofo intempestivo: “Todo lo que es profundo, ama la máscara”.

  • Dividir el mundo en categorías aisladas como periferia y metrópoli suena más a un panfletarismo que a una crítica. En la era del capitalismo globalizado las líneas de desvanecen, los procesos del capital se desfocalizan, y sus “mutaciones” son en el fondo sus rostros con mayor lozanía (La complejidad de la necropolitica del narcotráfico en México no es inferior en ningún momento a la complejidad de ciertas especulaciones financieras de primer mundo).O dicho de formas más breve: la dictadura del hiperconsumo

Queda ahora construir un marco metodológico capaz de dar cuenta de las particularidades concretas, uno que atienda que lo condicionado es también condicionante. Y que en la realidad social en su Totalidad la particularidad no es «anormalidad» sino un matiz que dinamiza a la generalidad.


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