Carta a Segovia

13 de Mayo

Vd.

Con gusto te saludo, y aprovecho la ocasión para hacerte mención de algunas reflexiones que me han surgido desde la última vez que charlamos hace no mucho tiempo. Como ya sabrás, he venido revisando la discusión en torno a la aplicabilidad de la crítica de la economía política dentro de determinados casos contemporáneos. Por ahora el caso que tiene mi completa atención es el de la subcontratación outsourcing y su forma de construir vida social, me he centrado en el estudio del fenómeno textil porque encuentro en él una serie de anomalías que han generado una nueva manera de operar del modo de producción en estas latitudes.

Un factor importante en la producción textil de subcontratación es la fuerza de trabajo femenina que se ha vuelto icónica en el sector. Me di la tarea perseguir la cuestión desde la lectura del pensamiento económico – filosófico y terminé por encontrarme en mi camino con algunas dudas que me gustaría compartirte.

Hasta ahora, el pensamiento feminista se ha adscrito a la discursividad que reivindica la productividad; el presente 8 de marzo las mujeres feministas afirmaban ¡produzcan sin nosotros!, y su reclamo justo que cimbró todo el mundo afirmando la vida y el fin de toda opresión genérica. El movimiento es, ciertamente, estremecedor pero no dejo de pensar dentro mío “El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”. Aquí te comparto una serie de puntos que he ido generando

1.- Adscribir la lucha de liberación desde las coordenadas del productividad, es decir, que su validez se juega en la capacidad de generar un plus de valor dentro del entramado capitalista implica que la cualidad ontológica femenina (con la que se quiere provocar en el reclamo) está en aceptar que el status quo no existe sin las mujeres. Es a lo sumo, un reclamo por reconocer a la mujer como agente de capital.

De ahí es posible inferir que si el discurso de poder del modo de producción logra encontrar el modo de atender el reclamo sin alterar un ápice la dominación de género.  La capacidad de producción capitalista no es sino ignominiosa. Ninguna práctica de liberación se puede generar desde ella.

2.- Lo improductivo es, por el contrario, lo que no genera un excedente en el proceso de su movimiento. La teoría económica desplegada en El Capital  afirma que todo el trabajo gastado en el proceso de circulación de mercancías no sólo es improductivo sino que a ojos del capitalista se presenta como gastos falsos.

Sin embargo, también podríamos incluir en la categoría de improductividad todo trabajo que, dentro de formaciones sociales capitalistas, se presenta como trabajos que no otorgan valor. Los trabajos de segunda mano en el proceso; los trabajos relegados por el discurso de poder imperante, el genérico por ejemplo.

Lo improductivo, como fenómeno económico acrítico, sólo circula capital… pero ¿en tanto hecho político consciente es capaz de interrumpir su lógica?

3.- Baudelaire decía en Mi corazón al desnudo, “Ser un hombre útil me pareció siempre algo horroroso”… hasta ahora hemos pensados la liberación (cualquiera) en términos modernos (en tanto, capitalistas). La transformación  es ante todo el movimiento de la experiencia de vida ¿es posible plantear que el cambio en la experienciación feminista tiene como objetivo romper con la cosificación estructural partiendo de su sojuzgamiento de género?

4.-   ¿Podríamos apostar por la improductividad como eje de transformación político? ¿es posible dejar de decir ¡¡produzcan sin nosotras!! a ¡¡dejen de producir con nosotras!!?

¿es posible dotar de sentido crítico a la improductividad… No sólo como valor de uso  sino como proceso identitario libre?

5.- La mujer tiene ante sí un extrañamiento (como bien apuntaba Beaviour con ser para otro). La mujer es una anormalidad en una sociedad machista; es una vergüenza; mitiga su sentimiento de culpa adscribiéndose al orden del discurso que la somete [la mujer “debe ser así”, “usar aquello”, “pensar así”]. Cambia su libre determinación por su normalización. Convertirse en actor productivo le dota del arma de la “meritocracia”: “Como te he demostrado que esto  o aquello entonces dame tal”, exigir o demandar no altera en nada la fórmula. ¿La condición de humanidad es suficiente sin necesidad de pedir nada a nadie?

6.- La mujer contestaría se asume como bruja, fea, en general como artífice de todos los anti – modelos del discurso de poder machista. Por encima de los modelos construidos por la dominación, ¿es posible pensar a la mujer como la herejía per excellence? [Como aquello que nace hereje, incapaz de “curarse”… ¿es posible entonces plantear que por encima de los modelos la mujer como ser genérico, sin importar su posición en el mundo, ha sido “estigmatizada”: que su simple ser ha sido dotado de prejuicios? ¿No es esto una violencia prima que implica una serie de violencias más? // el hecho mismo de pensarla congela la sangre//]

 

Espero sepas disculpar el desorden de las ideas vomitadas, traté de conservar su espíritu tal y cómo se me fue apareciendo. Agradezco apremiantemente tu atenta lectura y quedo a la espera de vuestra contestación y vuestras reflexiones que sin duda me resultaran de gran ayuda.

Desde lejanas tierras, esperando un dialogo intelectual crítico y libre con usted me despido.

 

¡¡Dasvydanya, camarada!!    

– Ikarus Dagarov

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