Algunos apuntes para un socialismo vivencial (II)

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Quiero empezar esta entrada delimitando que NO haré a lo largo de estos apuntes. La noción de socialismo vivencial que quiero defender no es una Idea platónica, ni un manual del “buen comunista”,  es una forma de entender a las relaciones de poder que están insertadas en el capitalismo, así como la forma en que se ejecuta y reproduce la explotación en el mismo va más allá de lo que puede ver, es entender que la plena convicción del socialismo no está en la empuñadura de un fusil o en la memorización de cientos de miles de palabras sino en los pequeños actos que constituyen al individuo.

Tampoco es esto una lectura desde la teoría mínima, no es decir que “cosas pequeñas hacen grandes cambios” como suele conformarse el moralismo burgués, más bien es decir que “toda intención de cambio de orden social está precedida de un brutal cambio de consciencia” y que aún antes de poder comprender las tesis alternativas del marxismo se debe haber comprendido bien que el cuidado del sí-mismo y de los otros genera comunidad.

Estos apuntes tampoco son líneas aisladas, considero que deben leerse siempre acompañadas del análisis deconstructivo del modo de producción capitalista y de sus implicaciones en la organización de la sociedad, sólo así el poder hablar del socialismo viviencial resulta medianamente coherente.

Retomemos la tradición marxista. El objetivo del socialismo es la supresión del Estado, acabándose el estado el socialismo carece de sentido y también cae, dando paso a la nueva sociedad comunista. Sin embargo, el Estado es más que la entidad abstracta que se encarga de la granpolitica, el Estado (apellidado parasitario por el leninismo) también es más que discurso, más que ideología… es dispositivo de control.

Lenin nos da pistas para poder concluir esto en El Estado y la Revolución  donde se plantea la organización de la sociedad comunista y como se llegará a está partiendo de las bases capitalistas, si bien hay un exacerbado optimismo al respecto podemos notar ya desde estos textos cuyo carácter es netamente político la importancia de la revolución de la conciencia en el ejerció de la praxis revolucionaria

Y sólo entonces <en la sociedad comunista> la democracia comenzara a extinguirse por la sencilla razón de que los hombres, liberados de la opresión capitalista, de los innumerables horrores, bestialidades, absurdos y vileza de la explotación capitalista, se habituaran  poco a poco a la observación a las reglas elementales de conviviencia, conocidas a lo largo de los siglos y repetidas desde hace miles de años en todos los precetos, a observarlas sin violencia, sin coacción, sin subordinación…”[1]      

Resulta ser un poco más complejo de lo que llegó a decir Althusser  sobre los aparatos ideológicos del Estado, si bien existen mecanismo que legitiman y garantizan el orden social, no son reducibles a la mera apariencia (resultaría una conclusión muy lejana de la dialéctica materialista aquella que afirme una verticalidad entre estructura-superestructura) el tinglado que le da forma al ‘Estado’ es toda una serie de relaciones de poder dispersas que, aun estando en constante choque, logran una unidad y una uniformidad y es la de plantear por encima de todo que es imposible, plantearnos siquiera, un mundo enteramente diferente a esté.

Este “mini-Estado” mental, al igual que el Estado sólo puede funcionar a través de la represión brutal y la crueldad excesiva (irracional en lo singular, pero eficiente en lo global). Resulta por tanto, necesario volcar esos finos mecanismos intrínsecos en las relaciones intrapersonales.


[1] Lenin, El Estado y la Revolucion pp. 109-110

Algunos apuntes para un socialismo vivencial (I)

El socialismo económico sin moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, sí, pero también contra la alienación

-Ernesto Che Guevara. Entrevista, julio 1963

Curioso momento para ponerse a pensar sobre el socialismo, tomando en consideración los recientes sucesos sobre la relación Cuba – E.U., la oscuridad en la que vive la zona Euro y el ascenso del contradictorio sistema de producción chino que ha impuesto sus leyes en el mercado y el sector financiero, entre otras cuestiones (nacionales como internacionales). Sin embargo siendo honestos, pareciera que siempre resulta polémico, esté donde se esté, hablar del socialismo.

Solemos relacionar con esta palabra un modo muy particular de entender la economía y  la forma en cómo se rola el ejercicio de los poderes en un Estado que se autodenomina así. El más claro referente que se viene a la cabeza es la Revolución Rusa, justamente Cuba y hasta Venezuela (?), sin embargo el socialismo no sólo debe ser reducido a una forma producir y distribuir la riqueza social, el tema va más allá de eso, de simples manuales doctrinales que encasillan toda posibilidad de creatividad.

Bien, el paso inicial para poder empezar estos apuntes es definir el objeto a estudiar. Podría ser exegético, mostrar el cobre académico y hacer de esto un ensayo que intente devolverle al marxismo aquél lugar que siempre le ha pertenecido en la historia del pensamiento universal, pero bien dice Silvio Rodríguez;

“Que fácil es escribir algo que invite a la acción
contra tiranos, contra asesinos,
contra la cruz o el poder divino,
siempre al alcance de la vidriera y el comedor”[1]

La intención de escribir estas líneas es la de posibilitar la reflexión que detone y acompañe la praxis revolucionaria, reivindicado lo práxico como detonante de cualquier condición de posibilidad para una vida en plena libertad, una libertad que no se encuentra sujeta a los caprichos de la elección pero tampoco a los utopismos. La libertad como afirmación de vida, del ego.   Como primer ejercicio metodológico, haré un grosero salto de abstracción asumiendo como socialismo la tesis (mínima) materialista histórica del marxismo, es decir; como un “algo” que sucederá al capitalismo, un “algo” que si bien se ve en la forma de organización social, esta organización depende a su vez de un salto previo.

Previo incluso al movimiento armado mismo.

Eso podría explicar porque la toma del Palacio del Invierno fue la toma del poder menos sangrienta de la historia, porque la Revolución Cubana pudo triunfar con todas las condiciones en contra y con un pueblo decidido a morir por su Revolución, realizando heroicas proezas con tan sólo hombres comunes, porque los vietnamitas jamás bajaron los brazos ante la invasión norteamericana. Pero también puede servirnos para explicar las vertientes tan torcidas como el Hoxhanismo (la versión pesada del stalinismo) el stalinismo, o la derrota del movimiento espartaquista a finales de la primera Guerra Mundial.

Pareciera que transformar una realidad exige más allá que un fusil, exige más que dominar el corpus iracundo de los grandes próceres de la rebeldía. No, no hablo de un simple politizar, porque la politización no significa un cambio real de consciencia sólo un cambio de la consciencia política, y el cambio de la misma (en su conjunto cultural, no sólo el político) resulta crucial… y más aun cuando se quiere parir un nuevo mundo cuyas bases sean los explotados del mundo, los mismos explotados que han sufrido en carne propia la opresión de siglos del capitalismo y eso genera traumas culturales los cuales, ya con el poder pueden generar los más terribles demonios. (En algún lugar Lukács pone a discusión el siguiente asunto, palabras más palabras menos, “Esta bien. ¡Hagamos la revolución! Pero yo me pregunto si la revolución saldrá de las masas enajenadas ¿La revolución será también enajenada, habrá en ella resabios de esa enajenación?”)

Sí, no faltara quien quiera citarme los textos de marxismo para esta cuestión. Pero no se trata simplemente del marxismo, lo trasciende… el marxismo es sólo un buen pretexto para intentar la transformación del sujeto y su entorno.

La pregunta es, ¿Cómo generar una consciencia colectiva que pueda generar una defensiva cuya táctica sea una sistemática ofensiva, la cual gane en el terreno vivencial para que, cuando el movimiento armado triunfe lo más irrelevante sea como lo hizo? ¿Cómo tomar por asalto la enajenación capitalista y cimbrarla? Lo cual exigiría preguntas previas, por ejemplo, ¿cómo acontece la sujetidad revolucionaria?, ¿Cómo entender las asimetrías estructurales del capitalismo, para poder detonar proceso que puedan finiquitarlo? (dicho en otras palabras; ¿Cuándo nos daremos cuenta que no es en la huelga ni en la manifestación donde se sepulta al enemigo, como tampoco lo es desde la lectura bíblica o la furia descarriada?)


[1] Para oír completo el tema Canción en harapos https://www.youtube.com/watch?v=xZ4Z9-YQ4vo

Me envenenaste en alma con tus besos…

Me envenenaste el alma con tus besos,

Con tus manos infringiste caricias malditas,

De tus ojos me quedo con la luz que transmitían

Mientras que  de las promesas hago un inventario de mentiras

 

No dejo de quererte,

de suspirar con melodía,

de boicotearme en la caída

No dejo de recordar con presteza,

Lo que debo olvidar sin antelación

 

Exiliado de la patria que me dio tu cuerpo

Hundido en una confusión

Aun peor que la del general francés que asedia Moscú,

Decidido a quemar dentro mío a la Catedral de un amor que se decía infinito

 

Habrás de sentir mi olvido,

Cuando tu piano sienta el frio de Otoño,

Cuando las cortinas dejen de bailar, y tú y yo seamos sólo dos…

Sólo dos, separados. En su respectivo camino

Sentirás mi olvido  cuando en aquella avenida

No haya quien combata tu frío con caricias,

Cuando no haya a quien despedir. A quien besar,en noches,

que anhelan un asalto furibundo de súplica y perdón

Al final un clavo no saca otro clavo…

Al final un clavo no saca a otro clavo.

No hay héroes que salven damiselas en la caída

Ni heroínas con superpoderes en su sonrisa.

Dudo del roto y del descocido

Cómo se duda del séquito de los milagros,

De las buenas costumbres, de las mentiras azucaradas

 

Considero firmemente que el camino del olvido se anda solo,

Que se llora y se ama en silencio sepulcral,

Se fuma del resabio de la confusión,

Se cierran los portales del don Divino,

Y profana hasta el corazón del poeta vulgar

 

Considero que el Burdel no es el problema, sino el pecado

Considero que se olvida el pecado si decides regresar

La puerta queda abierta, pero debes descalzarte a la entrada,

Desabotonar el saco, mirar un poco hacia abajo

 

Confieso que le temo al jamás,

A la hoguera mutua que no hicimos compartida

Resuelvo en lo necesario del punto final… ahora que aun sobra tinta,

Ahora que el texto es conciso,

ahora que todavía me sobra nefasta valentía

Para gritar en tu gracia; “Gracias. Fue un placer. Hasta verte nunca más. Que te vaya bien!”