El Capitalismo como construcción cultural

Apuntes de lectura a Capitalismo gore.

  1.  «Todo lo sólido se desvanece en el aire» (Manifiesto Comunista, Cap. I; Burgueses y Proletarios).  Valencia nos hace visible que el potencial revolucionario y siempre volátil del capital termino por trastocar su misma su misma lógica de operación, sin afectar su funcionalidad → Partiendo de la mayor utopía capitalista (el reino del consumo eterno), el capital ha logrado vencer la barrera que le significaba el tiempo de circulación [sobra qué consumir, la valorización ha encontrado vías de auto-reproducción infinitas].                           1.1 El discurso libertador estorbo en la fase actual del capitalismo, configurándose relaciones capitalistas de tipo «neofeudal» o francamente «neoesclavista». La gran gran hazaña del capitalismo contemporáneo es haberse negado a sí mismo  // El cuerpo siempre le interesó al capital, pero es el cuerpo desde el interés del hiperconsumo que se inaugura la dimensión «gore».
  2.   La faceta «gore» libera el uso voraz de las violencias a través de la premisas de la pobreza [Nunca el capital dependió tanto de sus periferias] // El «Capitalismo salvaje»  se volvió un eufemismo de las maneras «críticas»… La moralizada «salvajidad» del capital sólo fue contenida por él mismo en la medida que le era necesaria para perpetuarse como formación social y cultural hegémonica.

2.1 Lo fármaco – pornográfico es el rasgo principal del deseo insatisfecho para sí… El efecto «gore» reside en incluir el sometimiento de un Otro para la satisfacción de ese palcer.

3. El crimen organizado «ilegal» es un paradigma de la asimilación total de las relaciones necropolíticas en los sujetos // El crimen organizado, encarna todos los «deseos no – cumplidos» del capital, el crimen organizado destronó a la mediación moral y jurídica y se impone como el cuerpo político que posee en monopolio de toda violencia institucionalizada. Sobre todo en países donde no existe la claridad de:  Estado ≠  Gobierno.

[El enfoque de Valencia se vacuna desde el inicio de toda lectura moralizante del problema]

Nota final: La vida se entiende en el capitalismo gore, sólo en sus componentes cuantitavos y no cualitativos; «Lo sacro se vuelve profano…»

 

  • Ikarus Dagarov 

Economías de guerra y relaciones de dominación; el sacrificio humano en el Imperio Mexica

filomex

Con nuestros dardos, con nuestros escudos está existiendo la ciudad

                        – Cantares mexicanos fol. 20 v.; AP I 80

 

A veces solemos aproximarnos a ciertos problemas desde lugares comunes imposibiltando una reflexión crítica. Uno de ellos es, la idea del sacrificio humano en la cultura náhuatl, de tal modo, estas líneas pretenden ser apenas unos apuntes de aproximación a una polémica siempre vigente.

Para tal efecto considero importante poner en la mesa el tema del desoterramiento del concepto de guerra y religión partiendo de un hecho sencillo que, aunque parezca obvio, suele ser muy ignorado: la guerra contra los moros no es la xochiyayotl contra los tlaxcaltecas. La guerra por defender el honor y la cristiandad nada tiene de relación con aquella que suministra el alimento para el orden del universo. A diferencia de la visión hispánica, la visión nahua de la guerra no se entiende como un accidente que hay que solucionar, es la condición misma del orden cósmico. El fin de la guerra no traerá paz ni “fe verdadera”, sino el fin del mundo y de todo cuanto existe. Luego entonces, para analizar el sacrificio el primer paso es no trasladar como molde nuestras categorías de corte occidental hispánico.

Para Alfonso Caso, la cosmovisión bélica pasaba por la construcción colectiva del papel del sujeto en el mundo;

El hombre ha sido creado para el sacrificio de los dioses y debe corresponder ofreciéndoles su propia sangre. El sacrificio humano es esencial en la religión azteca, pues si los hombres no han podido existir sin la creación de los dioses, éstos a su vez necesitan del hombre para que los mantenga con su propio sacrificio[1]

Los dioses y los hombres no viven de forma independiente, ambos están en relación vital, pero esta relación sigue unos rasgos distintivos. No todos los dioses claman sangre, y aun cuando la claman lo hacen de particulares modos cada uno. De entre ellos resaltemos el sacrificio humano al Sol, cuya práctica es característica particular de los venidos de Aztlán y que a la prostre les costaría irreconciliables enemigos que jugarían un papel clave en la Conquista española.  El azteca[2] no sólo está en simbiosis con los dioses sino que mantiene una relación particular con uno de ellos: Huitzilopochtli es el dios de todo un pueblo y el protector de todo un imperio. Como suele suceder en casi cualquier cultura, las características de una divinidad nos muestran la sintomotalogía del orden social y psicológico de un pueblo (o al menos a la clase dominante de ese pueblo), Huitzilopochtli no es la excepción. El dios guerrero exige guerra, una guerra que, al ser él mismo Sol, es parte fundamental del orden cósmico y la expansión del Imperio. Resalta aquí la verdad cansada de “pueblo elegido”, no obstante su status es peculiar ya que nos muestra las potencialidades del uso político expansionista que generará. A diferencia del judaísmo, por ejemplo, en donde la condición de elegido se juega en el futuro (“Y haré de ti una gran nación,  y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás una bendición”, Gn.12;2) para el mexica esa cualidad se encuentra en el aquí y ahora. Mientras el hebreo es elegido para ser grande, el mexica es grande y por eso es elegido. El juego de los tiempos en los que se enuncia la legitimidad del poder es capaz de determinar los limites y las estrategias de su práctica.

Ahora bien, no sólo se realiza una guerra sino que está tiene reglas claramente definidas y concisas. La guerra tiene forma, fondo, método y discurso; la guerra es una institución dentro de una sociedad estrictamente organizada. Esta última afirmación sólo puede sostenerse desde la comprensión de la xochiyaoyotl o “guerra florida”. Dentro del acto bélico existían prácticas estéticas de sí, el cuerpo y sus extensiones comunicaban en el imaginario social todo un código político. Pero este aparente orden “racional” se pierde cuando la configuración de la subjetividad guerrera cede terreno al papel simbólico y no tanto al práctico. Dicho en otras palabras, para una concepción que entiende la guerra como medio resulta francamente estúpido cargar escudos que no sólo no son útiles sino que exigen un gasto de energía extra al cuidarlos dentro del conflicto.

Pero vayamos al grano y hagamos las “preguntas incomodas”; ¿Por qué sacrificar humanos? ¿Cómo un pueblo mísero venido de menos pudo imponer su violenta interpretación  del saber milenario del Valle de México? ¿Cuál es el uso político del rito? ¿Qué “descarnadas” relaciones de dominación hay tras alimentación del Sol?

Para los mexicas, el sacrificio como acontecimiento religioso es un acontecimiento social. Al activar la muerte de un otro, lo religioso es la semilla de una franca actitud imperial. La administración de la muerte sólo puede realizarse desde una racionalización total de todos los aparatos del Estado, poco importa el discurso que revistan. Así, la realización de cada festividad tiene no sólo un lado lúdico sino también utilitario; las prácticas de supervivencia se transforman en manifestaciones culturales. Lo que en un inicio se considero como una “economía de trabajo necesario” se transforma en una economía legitimadora de discurso[3].  O como diría Duverger: “El comportamiento de primera necesidad va establecer una ética social”[4].

Al imponerse los mexicas como grupo dominante en el Valle de México, resulto necesaria una religión que atendiera a las necesidades del naciente Imperio. Una economía que lo sostuviera y un aparato político capaz de amalgamarlos a todos;

La figura de Huitzilopochtli dejó de ser el numen tutelar de una pobre tribu perseguida y se fue agigantando cada vez más, gracias a la acción de TlacacleL La nueva versión de la historia mexícatl, tras la mencionada quema de códices, fue el camino para inculcar en el pueblo las ideas de Tlacaélel.

Huitzilopochtli aparece como el dios más poderoso. A él le dirigen las antiguas plegarias de la religión náhuatl y los sacerdotes componen también nuevos himnos en su honor, como los que ya existían a honra de Quetzalcóatl principalmente Identificado con el sol, Huitzilopochtli es al mismo tiempo quien da vida y conserva, alentando la guerra, esta quinta edad en que vivimos.[5]

 

Como todo orden hegemónico, el discurso de sangre mexica tenía que fundamentarse en pilares ideológicos previos. Fue así, como Tlacaélel, el gran artífice, pudo tomar de la cosmovisión tolteca el sustrato legitimador del nuevo Imperio.

Con la estratégica sustitución de Quetzalcoátl, la divinidad de la sabiduría, por al de Huitzilopochtli, el dios Sol, permitió dar rienda suelta a la economía de poder de sacrificio. La eliminación total de todo vestigio que demostrase el pasado chichimeca del pueblo “elegido” fue la primera victoria de expansión; ¿Cómo dudar de su grandeza, cómo dudar de su poder sino no se registra por lado alguno su innoble origen?

Al obtener el monopolio de la historia y de la cosmovisión teológica, cualquier expansión militar es sólo fuegos artificiales de una gran victoria precedente, más discreta, más escondida pero más intempestiva.

Bibliografía;

  • Caso, Alfonso. El pueblo del Sol. México FCE. 2009, 102 pp.
  • Douverger . La flor letal. México FCE. 1983, 60 pp.
  • León Portilla, Miguel. Filosofía náhuatl. México. Porrúa. 1956, 258 pp.

[1]  Caso, Alfonso. El pueblo del Sol. México FCE. 2009

[2] Con respecto al uso que algunos autores aquí citados hacen del concepto “azteca”, en el presente texto serán equiparados no bien como sinónimos sino subconjuntos de un mismo conjunto. Es decir, todo mexica es azteca, pero no todo azteca es mexica. N.A.

[3]  Cfr. Douverger La flor letal. México FCE. 1983, P. 54

[4] Ibid. p 55

[5] León Portilla, Miguel. Filosofía náhuatl. México. Porrúa. 1956, p 252

 

 

Tlacaelél, el llamado conquistador de los mundos. Creador de la alianza entre Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan. Artífice ideológico de la visión místico – guerrera mexica

Glosas marginales; Contra-disertaciones de vida

Minientrada

Arte de estrategia. Arte de guerra [Apuntes desde la inmundicia -Libro I-]

 

 

 

  • “¿Qué es el fuego? ¿Qué es el dolor? ¿qué es el dragón?” pregunta el truhán de los grandes relatos, el especulador de la cultura, el hechicero de dientes de oro que vuelve polvo las utopías… “No lo sé, no me importa, pero si puedo falsearlo podré venderlo” se responde.

Dice Sun Tzu; “Cuando el fuego alcance su punto álgido, síguelo, si puedes; si no, espera. En general, el fuego se utiliza para sembrar la confusión en el enemigo y así poder atacarle.

Cuando el fuego puede ser prendido en campo abierto, no esperes a hacerlo en su interior; hazlo cuando sea oportuno”

 

  • Si el fuego es un arma, entonces pertenece a la disciplina de la estrategia. Si es estrategia es enseñable. Si es enseñable es camino de virtud. ¡Enseñemos virtud! (Pero, ¿para cuál guerra? ¿para cuál guerrero? ¿Qué transgresor de nuestra propia ley formaremos? ¿qué parricida estamos amantando?) [Si le reímos a la guerra, si nos burlamos del fuego, si nos mofamos del capitán de mil batallas ¿dónde habitará el miedo? ¿dónde reposaran los tiranos?]
  • ¿No es necesario (también) apagarse, consumirse? Luchar y sucumbir para encontrar aliados. La guerra no es orgullo. La guerra es negocio.

Dice Sun Tzu; “Sé extremadamente sutil, discreto, hasta el punto de no tener forma. Sé completamente misterioso y confidencial, hasta el punto de ser silencioso. De esta manera podrás dirigir el destino de tus adversarios.”

  • De alguna memoria audiovisual; “La guerra no engrandece a nadie”. [Pero seduce…]

 

  •  ¿Cuánto fuego hay en el mundo? ¿Cuántas hogueras pueden derribar las estrellas?  …. ¿Cómo contendremos la ira de los dioses? ¡¡Pues con el cálculo exacto de nuestro consumo destructivo!! [Demasiado vigor, demasiada vida, demasiadas palabras cansan… ¡inventemos la guerra! ¡invoquemos los dioses que cada uno trae dentro sí!]

 

  • La guerra es. La guerra esta. La guerra no se elige, ni en modos ni en contenidos. A la guerra sólo queda sobrevivirle la talla.

 

  • “El fuego es lealtad (…) es un honor para construir” y el payador de circo pregunta; “¿Desde cuándo los maestros de obras hacen cimientos de cenizas, muros de lumbre? ¿Quién le invento suelo al errante que nunca muere?»

¡Maldito seas payador! ¡Maldito hasta la décima generación!

  • Si formas griegos no olvides que será en vano; morirán por la espalda apuñalados por un judío. El vigor lo sepulta el especulador de los rincones.

 

  • El fuego no se educa, sólo se contiene. El fuego se irá y la batalla te encontrará desnudo ¿estás listo, guerrero, para habitar tu soledad?

 

  • “El fuego es memoria” y la memoria es la amante más ingrata, la casa de tantos fantasmas. La memoria es cárcel del guerrero // “por sí mismo no es malo, ni agresivo, ni letal”; Las últimas palabras del acribillado a quemarropa // “Tú decides si incinerar al enemigo o proveer luz”… Al final, la esperanza resulta un Norte innegociable.

 

 

Ikarus Dagarov, Cuadernos y notas entre la malandanza.  Folio apócrifo número 1

                                              

Algunas consideraciones sobre la proximidad teórica entre Foucault y Lukács

Minientrada

Sin título

Desde hacia tiempo ya, venía revisando a ambos autores de tradiciones completamente distintas. Por alguna extraña razón considere que era posible encontrar un puenteo general en ciertos puntos específicos de su obra filosófica, soy completamente consciente de que defender una tesis de este calibre necesita más que una simple entraducha de blog, pero como provocación  me puede abrir camino en la densa selva que implica hacer dialogar a estos dos autores.

Foucault y Lukács están en posiciones muy distintas, su vida y la producción filosófica respectiva de cada uno se mueven en diferentes registros. El profesor Foucault, lector asiduo de Heidegger, replanteo  las estructura del poder y sus micro-ejercicios, así como la afirmación y exploración de las subjetividades además de dictar cátedra en el Collége de France,  enfrente tenemos al heredero directo de la tradición idealista- romántica [desde Kant, pasando por Hegel, Marx, Nietzsche y siendo alumno directo de Weber y Simmel] repudiado por ortodoxos y heterodoxos y olvidado con el tiempo por ser un hereje ininteligible. Actualmente en la Academia el primero es una especie de estandarte posmoderno de los grandes críticos universitarios de la modernidad y sus estructuras de poder, el segundo ha sido pieza clave en la construcción teórica del pensamiento crítico latinoamericano. Con el debido riesgo que implica, uno podría considerar a Lukács como un autor latinoamericanizado.

Ambos, sin embargo, son necesarios para una compresión de un capitalismo disciplinar, tecnificado e insertado en la consciencia de las subjetividades. Y es ahí donde comenzaré, tomaré como textos base Vigilar y Castigar e Historia y consciencia de Clase.

Los espacios de producción, son espacio de racionalmente diseñados. Para que un capitalismo eficientemente estructurado funcione es necesario toda una docilización del cuerpo;

El cuerpo humano entra en un mecanismo de poder que lo explora, lo desarticula y lo recompone. Una «anatomía política», que es igualmente una «mecánica del poder» está naciendo; define cómo se puede hacer presa en el cuerpo de los demás, no simplemente para que ellos hagan lo que se desea, sino para que operen como quiere, con las técnicas, según la rapidez y la eficacia que se determina. La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos ‘dóciles’. [1]

Pero si sólo funcionase así estaríamos implicado un afuera y adentro de la relacion de poder en el marco de la producción. Es necesario que el trabajador lleve consigo siempre la consciencia de su ser social en el conjunto que habita;

Con la descomposición moderna ‘psicológica’ del proceso de trabajo (sistema  Taylor), esta mecanización racional ha penetrado hasta el ‘alma’ del trabajador;   hasta sus capacidades psicológicas se separan de su personalidad total, se  objetivan frente a él, con objeto de insertarlas en sistemas racionales y  reproducirlas al concepto calculistíco[2]

Y continua el argumento concluyendo que,

A consecuencia de la racionalización de del proceso de trabajo las propiedades y  las peculiaridades humanas del trabajador se presentan como meras fuentes de error respecto al funcionamiento racional y previamente calculado[3]

La emergencia de una economía de la disciplina está de la mano con las leyes que direccionan la producción. No hay disciplina sin un objetivo de producción que legitime su posición de poder.

La «disciplina» no puede identificarse ni con una institución ni con un aparato. Es un tipo de poder, una modalidad para ejercerlo, implicando todo un conjunto de instrumentos, de técnicas, de procedimientos, de niveles de aplicación, de metas; es una «Física» o una «anatomía» del poder, una tecnología[4]

Para una comparación hay que decir que es un tipo de poder subordinado a la relación  de dominación del capital, ya procesos disciplinarios son sólo un primer paso en la construcción de la consciencia en el modo de producción. El cual tiene como directriz la calculabilidad. El espacio se vuelve entonces el lugar del acontoncer de la racionalidad exacta del capitalismo.

la esencia del calculo racional descansa precisamente en la posibilidad de descubrir y calcular el decurso necesario y según las leyes de determinados acontecimientos, independientes de la ‘arbitrariedad’ individual. Su escencia consiste pues en que el comportamiento del hombre en el cálculco acertado de las posibilidades de aquel decurso, (cuyas ‘leyes’ encuentra ya ‘listas’) en la evitación hábil de las ‘casualidades’ perturbadoras mediante la utilización de dispositivos previsión, medidas defensivas, etc.[5]

La aplicabilidad está siempre atenida a un modo de producción unificador, que como premisa fundacional busca la valorización del valor. Acarreando con ello la transformación real de la totalidad social

el capitalismo ha producido, con la estructuración unitaria de la economía para toda la sociedad, una estructura formalmente unitaria de la consciencia para esa sociedad. Y esa estructura unitaria se manifiesta en el hecho de que los problemas de consciencia del trabajador asalariado se repiten en la clase dominante, refinados, sin duda, espiritualizados, precisamente por eso también agudizados [6]

 

La vigilancia “sella” la disciplina mientras ella aún no ha penetrado en la consciencia del sujeto

“Vigilar pasa a ser entonces una función definida, pero que debe formar parte integrante del proceso de producción; debe acompañarlo en toda su duración”

[1] Vigilar y Castigar pp. 141

[2]  Historia y consciencia de clase. Pp. 105

[3] Ibid. Pp. 106

[4]Vigilar y castigar pp. 218

[5] Historia y consciencia de clase  pp. 106

[6] Ibid. 108

 

Bibliografía:

  • Foucault, M. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Siglo XXI. México
  • Lukács, G. Historia y consciencia de clase. Grijalbo. México. 1977