La consolidación de la democracia ateniense puede atribuírsele a la Constitución promulgada por Clístenes en el año 507 a.c. Dicha promulgación representó una ruptura con las tradiciones políticas en la Grecia antigua, que consideraban a la monarquía, o bien a la aristocracia como las mejores formas de gobierno.
¿Cómo funcionaba ese régimen democrático? Los ciudadanos estaban distribuidos en unos 100 distritos territoriales locales conocidos como demos, éstos eran unidades de gobierno local. Dicha forma de organización representó una transformación en la estructura social, que antes estaba dividida en clanes y familias, los cuales eran las unidades básicas de la sociedad aristocrática, cuya organización distributiva fincaba sus bases en un criterio eminentemente territorial.
El principal órgano soberano era la Asamblea (Ecclesia) con un quórum de 6000 ciudadanos, de un total de 40, 000 que habitaban Atenas en tiempos de Pericles. La Asamblea tenía un mínimo de 40 sesiones al año, además de las sesiones especiales.
Al interior de la Asamblea existía el Consejo de los 500 que era una especie de comité de gobierno de la Asamblea, en dicho comité sólo participaban varones mayores de 30 años. La organización de los tribunales era una de las tareas que eran responsabilidad de la Asamblea para ello existía jurados populares compuestos por al menos 201 ciudadanos, aunque generalmente los jurados se componían de 501 ciudadanos. Existía un consejo de 10 Magistrados.
Por su parte el aspecto militar estaba vinculado con esa estructura democrática, así existían 10 puestos para el mismo número de generales, entre sus facultades estaba el poder reelegirse, o bien competir por el cargo en elección directa y no por sorteo; fue precisamente este mecanismo el que le permitió a Pericles mantenerse en la cúspide de una estructura política sumamente cambiante[1].
Este sistema basado en la rotación constante de los cargos públicos tenía como objetivo tratar de suprimir la política clientelar, así los ciudadanos se ocupaban directamente de la administración pública, el servicio militar, la formulación de leyes, la impartición de justicia, las ceremonias religiosas, los juegos y festivales.
Ahora bien, conviene recordar que la noción de ciudadano tenía un carácter más restringido al que tiene actualmente. En la Atenas del siglo V a.c, para ser ciudadano había que ser varón, mayor de 20 años, dueño de propiedades y esclavos y nacido en Atenas, de esta manera ni las mujeres, ni los esclavos, ni los extranjeros eran considerados como ciudadanos, es decir, sujetos con derechos políticos.
Es evidente que dicha noción de igualdad se encuentra bastante alejadas de la “igualdad de poder” para todos los adultos que es distintiva de la democracia moderna. En Grecia la igualdad política era una igualdad de status, pero inclusive en este caso eso no significaba la igualdad para tomar decisiones con respecto de los asuntos públicos. La política ateniense giraba en torno a una cultura masculina adulta, era una democracia patriarcal en la cual la estabilidad política podía explicarse no sólo como resultado del funcionamiento interno del sistema, sino de manera conjunta con la fuerza de su flota naval.
[1] Un estudio más detallado de la democracia griega se encuentra en la obra de David Held titulada Modelos de democracia, pp. 29-53. Otro estudio sobre el tema se encuentra en el libro de Giovanni Sartori. Elementos de teoría política, pp. 29-69.