Introducción a la Filosofía Medieval Franciscana

Lic. Jesús Salvador Siguenza García

Objetivo: Que el alumno, a través de un análisis de las pequeñas historias alrededor del pensamiento franciscano, pueda adquirir las nociones básicas para el trabajo con los diversos autores que constituyeron en el Medioevo, una escuela de pensamiento y acción basados en su modo de vida. Cuestiones como la Voluntad, la interpretación y confrontación de las «autoridades» de su tiempo para realizar la vida franciscana de la «Altísima Pobreza».

El curso va orientado tanto a gente de espiritualidad franciscana, como aquellos interesados en esta etapa de la historia. Ayudados mediante el enfoque genealógico, se busca integrar una mejor comprensión de.los procesos que constituyeron los saberes de la escuela franciscana, concientizando al alumno de generar sus propias dudas sobre los temas investigados, así como la generación de una escritura crítica, permitiendo así un panorama general para ingresar posteriormente a la lectura de textos sobre los autores mencionados.

Actividades y habilidades adquiridas: lectura obligatoria, desarrollo de una investigación personal, lecturas fuera de clase, escritura, participación.

Metodología de trabajo:

Una lectura obligatoria previa a cada tema. Los estudiantes contarán con un acervo bibliográfico de consulta en línea para el desarrollo y ampliación de los temas. El curso se divide en 6 módulos sobre el tema más uno introductorio sobre el quehacer filosófico y el enfoque de trabajo. En cada uno de los módulos se encontrará la bibliografía correspondiente, además de explicaciones y herramientas de trabajo, así como las evaluaciones correspondientes, mediante la plataforma de Google Classroom, en donde el estudiante podrá consultar los materiales en un horario abierto. Las dudas serán resueltas mediante asesoría online en horario abierto.

Cada módulo está estructurado en un promedio de 4 a 6 sesiones. Se recomienda una sesión por semana, aunque el estudiante puede trabajar a su ritmo de trabajo. De 4 a 6 de la tarde de lunes a viernes estaré disponible en la plataforma de Clasroom para dudas sobre la sesión. Cualquier duda fuera de ese horario será resuelta lo más pronto posible desde mi correo personal.

Los módulos cuentan con una clave de acceso, la cual se les dará una vez confirmado el depósito correspondiente. Para acceder se les pide hacerlo desde una cuenta de Google (gmail). Cada módulo tiene un coste de $500, o bien, si el estudiante puede trabajar al ritmo de dos móduos por mes, se le cobrarán 2 x $700, siempre y cuando comiencen en el mismo mes. Para una mejor comprensión de los temas vistos, se recomienda tomar el módulo extra: Historia Franciscana, de los siglos XII al XV.

El curso empieza a partir del 13 de mayo.

TEMARIO

Módulo introductorio: Presentación del curso ¿Qué es la Filosofía y sus enfoques de estudio? Caja de herramientas genealógica.

 Módulo 1: Antecedentes.

1.1 Vida y contexto histórico de Francisco de Asís.

  1.2 El Maestro Antonio y la Tradición Escolástica. La universidad medieval.

:1.3 ¿Quienes son las autoridades? Aristóteles, Platón, San Agustín, seudo Dionisio Areopagita,  San Anselmo, San Bernardo.

Antecedentes 1.4: Joaquín de Fiore y la tradición milenarista.

Módulo 2: La Escuela de los Menores de París:

2.1 El avance de la OFM hacia la clerecía.

2.2 Haymon de Faversham

2.3 Alejandro de Halés. El hombre como imagen de Dios y el libre albedrío.

Módulo 3.  San Buenaventura

3.1 Vida y vocación

3.2 Método de escritura: Las 3 vías de la enseñanza y el método bonaventuriano de escritura.

3.3 Teoría del conocimiento: conocimiento sensible, conocimiento intelectual y conocimiento sapinceal.

3.3.1 Clasificación de obras: A) Los textos escriturísticos; B) Los textos teológicos; C) Los sermones.

3.4. Teología y filosofía de la Historia Bonaventuriana: Esquema septenario del tiempo.

3.5 De la Lógica a la teo-lógica.

Módulo 4. Juan Duns Scoto.

4.1 El camino de la Voluntad

A) Teoría del conocimiento: conocimiento intuitivo y conocimiento abstracto.

B) Ontología del hombre: el hombre como compuesto, el alma y sus potencias. El problema de la libertad.

4.2 La necesidad dl pensamiento de La Inmaculada Concepción.

Módulo 5. Guillermo de Occam

5.1 Miguel de Cesena y la discusión de la Altísima Pobreza.

5.2. La navaja de Occam: Lógica: términos, suposición y significación.

5.3 Separación entre Filosofía y Teología.

5.4 Teoría del conocimiento: la suposición de los universales.

5.5 Ontología del hombre: pluralidad de las formas en el hombre.

Módulo 6. Un caso especial: Raymundo Llull.

6.1 Vida y contexto de Raymundo Llull.

6.2 La mística y la contemplación como preparación para la misión.

6.3 Diálogo interreligioso: enamorarse de Dios.

6.4. Antropología y ontología de la creación.

Módulo 7: Temas complementarios

7. La teología natural: de Buenaventura a Occam.

8. La ética franciscana: ética de la alteridad.

9. El voluntarismo franciscano.

Conclusiones y cierre de curso, discusión final de trabajos.

Bibliografía General:

-GILSON, Etienne.  Elementos de filosofía cristiana. Ediciones RIALP S. A. Tercera edición. Trad. por Amalio García Arias. Madrid. 1981.

-MAGNAVACCA, Silvia. Léxico técnico de filosofía medieval. Universidad de Buenos Aires, facultad de filosofía y Letras. (Sin Fecha).

-MERINO. José Antonio. Manual de Filosofía Franciscana. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid. 2004.

OMAECHEVERRÍAIgnacio OFM, Inspiración teológica en los escritos de san Francisco de Asís. San Buenaventura y Duns Escoto, en Selecciones de Franciscanismo, vol. XIV, n. 40 (1985) pp. 49-82.

-TORRES Balbas Leopoldo. LA Edad Media 1. Las ciudades medievales hispanas.  (Sin Fecha, sin editorial) Archivo digitalizado.

-VON BALTHASAR,  Hans. Teología de la historia.  Talleres Gráficos de ediciones Castilla, S.A. Trad. de  José María Valverde. Segunda Edición. Madrid. 1964.  (COLECCIÓN: Serie Cristianismo y hombre actual 4)

Bibliografía Especializada

Para Juan Duns Scoto:

-BAC. Obras del Doctor Sutil. Juan Duns Scoto. Dios uno y Trino. Introducción general, Miguel Otomí OFM. Madrid.1950.

ELÍAS, Gloria Silvana. Duns Scoto: el querer divino como fundamento del querer humano contingente. Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales – Universidad Nacional de Jujuy, núm.34, mayo, 2008, pp. 281-291

-SCOTO, Duns. Tratado del Primer Principio. Editorial SARPE. Trad. de Alfonso Castaño Piñán.  España. 1985.

Para San Buenaventura:

– BUENAVENTURA, san. Obras de San Buenaventura, tomo II. Jesucristo. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1966.

– ___________________. Obras de San Buenaventura, tomo I. Prólogo de Fr.León Villafundas Polo OFM . Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1945.

-RATZINGER, Joseph. La teología de la historia en San Buenaventura.  Ediciones Encuentro. Trad. de Juan Daniel Alcorlo y Rafael Sanz, OFM. Segunda Edición. 2010.

Para Guillermo de Occam:

-BEN, Ada Sofía. Guillermo de Ockham: El último medieval. A parte Rei. Revista de Filosofía. No. 46, Mayo del 2006. Disponible en: http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/ben45.pdf

-OCKHAM, Guillermo. Suma de lógica. Trad. de  Alfonso Flórez Flórez.  Grupo Editorial Norma. Bogotá 1994.

-AUTORES VARIOS. Guillermo de Ockham, en: Enciclopedia Franciscana. Edición en línea:  http://www.franciscanos.org/enciclopedia/guillermoockham.htm 

Para Raymundo Llull:

-BEUCHOT, Mauricio. Retórica y Llulismo en Diego de Valadéz. SL 32 (1992), 153-161. 

-LLULL, Ramón. Arte de Derecho. Trad.  y notas de Pedro Ramis Serra . Universidad Carlos III de Madrid.  Madrid, 2011.

-LLULL, Ramón. Libro de Amigo y Amado. Trad. de Eduardo Moga. DVD Ediciones y Editorial Barcino. Barcelona, 2006.

Ramon Llull, en: Enciclopedia de la Religión Católica Dalmau y Jover, S. A., Barcelona 1953. Tomo 4, columnas 1498-1502.

Escuela Franciscana . Gioto

Visio

Al final puedo ver que cae la luz… mi misión es recoger los restos. –Cyteres, Desierto.

Escribir esta nota me ha resultado un auténtico reto al no saber por dónde empezar.  Por motivos personales y familiares tuve que mudarme hace un año de la Ciudad de México a Ecatepec. He sido un gato vago desde que pude tomar conciencia de ello y lanzarme a recorrer lo que pudiera del país. De este modo el cambiarle de lugar para vivir no me resultó tan difícil como pareciera. De muchas personas escuché los siguientes comentarios: a dónde vas a vivir si ahí matan. Es un infierno, no tienes servicios cerca; incluso, de alguien que vive del otro lado de Ecatepec en donde me encuentro me dijo: “no sabes en lo que te metes, es un verdadero infierno, yo quiero salir de aquí y tú quieres meterte. No puedes entenderlo si no eres de aquí.”   Mis peripecias y desventuras por encontrar un trabajo estable me han llevado a contemplar cosas que hace mucho no veía: en algunos lugares florecen cabezas, en un camino abandonado y hecho basurero encontrar a perros devorando los restos de una niña… incluso un perro devorando a otro a media calle al abrir una bolsa de basura…

Ecatepec es un municipio con una población enorme que ha buscado establecerse dada la “cercanía” con la ciudad de México. Ciertamente la mayor parte de gente que conozco trabaja ahí. De esta manera muchos de los habitantes consideran que aquí no hay trabajo, que no alcanza el dinero por el alto costo de las rentas y los pasajes. Que los que aquí habitamos nos encontramos en un índice de pobreza, es cierto, pero también lo es que la vida busca su paso sin importar el lugar donde se encuentre. Para los que no hemos podido encontrar un sueldo cercano lo suficientemente sustentable, o bien, que no quiero salir más lejos por estar cerca de mi familia y no gastar lo que a otros deles va en pasajes, he encontrado cómo sobrevivir entre múltiples trabajos a la vez. Sí, la vida es dura, sí, podemos sobrevivir meses (o años como otra gente que he conocido) si agua que caiga diario… La Ciudad de México con todos sus servicios se viene abajo ante unos días o una semana sin agua… pero aquí es el pan de cada día el reutilzarla y saber aprovecharla…. Los compromisos políticos de la CDMx la han condenado  y su caída viene pronto aunque sus habitantes no sepan verlo. A diario escucho o leo noticias sobre que siguen habiendo desaparecidos, que encuentran a otros, metarrelatos para justificar desapariciones como el llamado “mounstruo de Ecatepec”. Y ante las noticia la cercana-lejana Ciudad de México se espanta por lo que escucha. Aquí se crece con una mirada dañada y un forjar el paso de la vida, aquí el dinero no alcanza porque se va en los pasajes. Pero eso no impide conocer a los otros, convivir, intentar construir algo ante las múltiples carencias que se encuentran aquí. Escuchar de un habitante de aquí que quiere huir a las comodidades pequeñoburguesas de la cdmx porque no tiene el valor de mirar a su tierra y ver si algo bueno puede salir de ahí (que evangélico suena) me parece nefasto… en parte por eso me quedo aquí. La situación es difícil, las “clases” a la comunidad no reditúan mucho, pero les puede aportar la construcción y reinvención de la misma. Aquí todavía huele a tierra, todavía se puede arar. A pesar del calor constante el clima no está tan contaminado como la ciudad… He visto vertederos de basura transformarse en parques, casas. Sí. La pequeñoburguesa cdmx nos arroja su basura estigmatizando a todo aquel que viva aquí, las casetas parecen prefigurar el letrero de la entrada al Infierno de Dante. Aún así la vida busca su paso y florece, mirando los fantasmas en su propia gente, más fuertes que aquellos que atraviesan las combis en la carretera crea o no uno en eso. El ingenio y la pulsión de la vida misma por brotar busca su camino entre miradas dañadas,  estigmas de sangre y precariedad. Aquí la gente busca construir sus fragmentos de vida como en otros lados. Aquí todavía se respira la humedad cuando llueve entre las montañas. Aún no huele a basura al amanecer y mirar los cerros. Aquí se vive con el fantasma encarnado aunque los pequeños pseudo-académicos se burlen de ello.  Hay más cuidados, aquí se aprende a valorar la vida y el esfuerzo, a cuidar lo que en otros lados se derrocha. Para vivir basta la sonrisa de un niño en medio de donde uno se encuentre…
Mi misión es recoger los restos de las historias, de la propia, y comuinitaria, de las no mencionadas por los noticieros… como dice la canción Desierto de Cyteres:

Allá lejos, Durtal y la figura del satanista burlesco en Huysmans

Sugerencia: escuchar con el siguiente link

 

La nostalgia de fin de siglo que se dio durante la segunda mitad del s. XIX se ve plasmada en cada parte de La Bas (Allá lejos, en español): decadencia ante una sociedad burlesca que, en el culmen de la razón parece tener necesariamente que regresar a la mística como respuesta del vacío de no poderse encontrar en las exigencias que la sociedad retratada les pide a gritos. Cada uno de los personajes navega a su manera en el vaivén de aferrarse en sus pasiones absurdas ante la razón, muestra de un absurdo mayor. Los personajes realizan una fantasmagoría de sus ideales…

Me centraré en la figura del protagonista: Durtal, erudito y hombre que vive entre el desatar su pasiones y guardarlas con el fin de redactar la biografía de Gilles de Rais, tropezándose en el camino de sus investigaciones con que el Satanismo se halla presente en la Francia que se dice a sí misma como moderna. En realidad es descrita como una nación sumida aún en una extensión de la vida medieval bajo la búsqueda de la espiritualidad proporcionada por la vivencia de los personajes.  La novela refleja un ambiente cargado de melancolía en donde las paredes y el viento huelen a viejo, humedad y podredumbre. Puede detectarse al atravesar línea a línea los pasajes de la escritura de Huysmans, el desencanto propio de una era que no termina de caer, que, a pesar de que el siglo de las luces casi nació y corrió por ahí, todo se conserva como si nunca lo hubiera hecho. Quizá pasó, como todo lo que tiene que pasar, trayendo consigo el desencanto de una época en calles atestadas de misticismo que raya en la burla de todo lo moderno. He aquí el desencanto de un romántico francés que refleja parte de sus vivencias al querer internarse en el Satanismo, en una búsqueda del mismo misticismo que le exaspera la garganta y la pluma al no saber a dónde mirar.

La duda y el hastío parecen envolver la figura de Durtal, quien rechaza el Naturalismo, la pedantería de los Rosacruces y los cultos ocultistas que no llegan a adentrarse en la experiencia de lo místico realmente, tachándolos de mera imaginería. Va en contra del catolicismo tradicional, representado en su amigo Carhaix y su mujer, quienes tratan de apegarse a las tradiciones medievales contenidas en los antiguos libros de la biblioteca del viejo: sortilegios de campanas, el exorcismo ante el canto de los ángeles, y algunas menciones a sacrilegios que muestran la siempre importante cuestión del Satanismo presente en toda época. Carhaix es campanero, vive en un campanario funcionando su casa como punto de reunión de Durtal y Des Hermies para discutir algunos puntos de vista.  El aferrarse a las campanas y la manera de tocarlas no es sino un eco sordo que en las calles parece ya no producir un canto de ángeles que la sociedad pueda entender, y sin embargo la morada funciona como protección contra malos espíritus una vez que el protagonista ha huido al presenciar una Misa negra.

El desencanto de su época le lleva a buscar el encanto de Mme. Chateulove: burguesa casada que se cartea con el protagonista con el fin de encontrarse. En un amor torrencial, protagonizado por el deseo de Durtal y, la posesión del súcubo a manos de Chanteulove, perteneciente a un culto satánico y guía de nuestro protagonista al adentrarse en los misterios que terminará rechazando luego de contrastarlos como horribles ante  casi terminar de escribir, de una manera romántica, los horrores de Gilles de Rais en su escrito biográfico. El personaje principal queda hundido en una marejada de perdición, justo por no saber a dónde aferrarse.

Pese a lo anterior, parece pesarle más al personaje el hecho de que la mujer de la que ha quedado prendado y cree tenerla como posesión suya, se entregue a la representación de Satán en la Misa Negra. Y es que la posesión física de su amante le llevó a destruir el fantasma creado sobre ella: la mujer encendida en las cartas de amor, entregada a una pasión desbordante en la locura; la imaginería de ser una persona que él mismo pudiera haber recreado a través de la imaginación, curando con esto sus soledades  y desencantos de su siglo, queriendo reavivar la chispa de la juventud en el escritor. Al tumbar el fantasma y verla consumada de la vecordia demencial, tumbada en el piso pidiéndole ser poseído luego de la celebración del culto ocultista, el hombre huye aterrorizado de comprobar que las pasiones de Gilles de Rais por conservar su tesoro y encontrar el conocimiento absoluto siguen vivas, y asumidas como representación burlesca de la decadencia en aquella mujer tan llena de vida en una orgía animal, muestra de su hastío por el desencanto de su aburguesada época.

Y es que la figura de Satán no es más que una representación, un símbolo, de aquella animalidad que el hombre se niega a aceptar, de las pasiones desbordantes, los deseos que pensamos como instintivos. Pero en un mundo en dónde todo ha fracasado, la mirada es volteada hacia el imaginario de una personificación o encarnación del deseo mismo, No deseamos asumir aquellas significaciones que somos capaces de darnos, en su lugar resulta más sencillo armarse de pedantería en rituales que sólo burgueses pueden pagar… y he aquí la consecuencia de la búsqueda de Durtal: el desencanto podrido de una manzana que estaba tirada bajo el árbol de la ciencia y fue devorada avídamente por los gusanos que pretendían elevarle un altar. Así corre el siglo hacia una perdición peor que vendrá siglos despúes cuando el consumo los devuelva a una animalidad perpetua.

La negación de las pasiones desbordantes, de la locura como vida, y el rechazo a la razón decadente en las corrientes de su época, le llevan a una exasperación del golpe recibido al tumbar sus imaginerías, refugiándose en el campanario con sus amigos mientras mira que el Satanismo cobra aún facturas sobre uno de sus conocidos, quien regresa de recibir una curación a través de un Doctor. Iniciado en los misterios contra el Satanismo. Huysmans en algún momento menciona que “la religión parece ser aún el paliativo capaz de curar a las llagas del hastío y el abatimiento de su tiempo”, pero que “implican negar el sentido común” y por ello es algo que merece ser rechazado. Y, sin embargo, a pesar de la negación, Durtal sigue observando lo religioso y lo mistérico desde su hastío y encierro en la figura del hombre que no sabe reconocerse en un tiempo dónde pareciera que tanto la razón como el absurdo no tiene ya sentido alguno. Pues al final la razón no deja de ser un absurdo, una caricatura y representación de la representación que se halla vacía ante el impulso de la vida siempre presente.

 

¡Qué lío, por Dios! ¡Y pensar que el siglo diecinueve se exalta y se adula! Sólo le viene una palabra a la boca, el progreso. ¿El progreso de quién?, ¿el progreso de qué? ¡Porque este siglo miserable no ha inventado gran cosa! (Huysmans, 2002, 144)

 

Con la cita anterior se muestra ese desencanto, ese hundimiento en una melancolía que raya por momentos, en los ideales ascéticos de los Padres de la Iglesia cuando Durtal se aleja de todo para escribir la biografía; posteriormente viene la etapa del Desierto-tentación: el hastío de la soledad, del saberse fuera de tiempo, de sentirse en quehaceres inútiles al alabar la figura de Mosca, su gato; la tentación enardecida en las cartas de Mdm. Chanteulove; las charlas con Des Hermies para mostrar la erudición sobre prácticas satánicas que siguen presentes arrastrándose cadenciosamente desde la edad Media.

Para culminar en la caída mostrada en la inmersión de sus placeres de posesión, serle revelado que es visitado por un súcubo, terminar la biografía de Barbazul y, finalmente, caer en la contemplación de la Misa Negra para huir de ahí a toda prisa, aceptando el absurdo del mundo en el que se encuentra: magia, ocultismo y prácticas medievales siguen vivas en su siglo sin invenciones nuevas. Al final le queda la duda sarcástica sobre el futuro que carece de esperanza ante todo este tipo de prácticas. La aceptación de un mundo absurdo, incluso para un erudito retirado en sus contemplaciones y figura solitaria, tan ridícula y burlesca como él mismo, parodia irrisoria de una elevación de lo que se denomina como “conocimiento”. El romanticismo satánico de Huysmans como desencanto de un autor que se siente podrido en su misma búsqueda de lo oculto, ser burlesco incluso consigo mismo, si lo comparamos con cuentos previos en los que enaltece valores románticos positivos como el enamorarse de una máscara en el cuento  “La maquilladora”. Sin duda representa un romanticismo francés exquisito, servido en una copa de melancolía y hartazgo burlesco que invita a pasar una buena tarde de lluvia leyéndolo, documentando y divirtiéndose con la delicada pluma del autor.

Sitio web sobre el trabajo de Huysmans, incluyendo su obra completa descargable (en Fráncés)

Bibliografía:

-Joris-Karl Huysmans, Allá lejos. Valdemar. Trad. de Guillermo López Gallego. 2002.

Anotaciones sobre “Del habla en el poema” de Martin Heidegger. Poiesis como recreación de nuestros imaginarios

“El decir de un poema permanece en lo no dicho, ni siquiera su conjunto, lo dice todo” Martin Heidegger, De camino al habla

 

Existe un nivel en dónde el lenguaje se juega como ejecución de un orden manejado desde la negatividad. Los juegos de éste sólo pueden ser intervenidos por el mismo lenguaje. Dos cuestiones encuentro a referirme en esta reacción: la primera sobre la cuestión de la negatividad como orden lógico en el lenguaje y, la siguiente refiriéndome al acto de la poiesis como creadora.

Al referirme a la negatividad  me apoyo en el fragmento de Heidegger sobre el poema: “el decir de un poema permanece en lo no dicho”, es el reverso sobre el cual el lenguaje se encarga de transmitir el mensaje, lo oculto, lo que se niega a ser dicho de facto, pero queda a ser leído entre líneas e ideas. He aquí el acto del poema, de transmitir el mensaje  a través de un juego con el lenguaje mismo, permitiendo así una descomposición de las normas dentro de éste para ser ejecutado.

El acto de la poesía pone de manifiesto en sí  el juego.  Y sin embargo no puede hablarse como generalidad de todos los poemas, ya que según Heidegger, cada uno tiene su particularidad y el detalle a analizar de éste, cada uno oculta y dice diversas cosas ya que “ningún poema individual […] lo dice todo”[1].  En este sentido, la lectura de un poema individual merece clarificar a detalle su contenido (incluyendo lo que no está escrito pero se ve entre líneas), contribuyendo con ello a la reconstrucción del acto del habla. No de aquello que dice la gente como habladurías, sino del acto de  comunicar y resignificar.

El poema ha de ser hablado, enunciado.  Esto permite poner en juego su sonoridad, rompiendo así con las normas de lo establecido en la escritura.  Su sonoridad es la que permite la captación de las ideas en el pensamiento, una dilucidación, como diría el autor. El velo de lo oculto entre líneas es despertado, según creo, a través del acto de la imaginación.  Aquí la entrada al segundo apartado, el acto de la poiesis como reinvención tanto del lenguaje, como del receptor.

“Habitar el habla”[2] nuevamente, es dejarse empapar por la lírica y el acto de ejecución en el acto de recrearnos, de pensar el poema no sólo desde una racionalidad sobre su estructura, líneas o sonoridad, como dijera Heidegger, sino también a través de aquello que nos provoca, que hace revolver nuestro estómago o mover el cuerpo en ciertas posturas.  Pensamos y sentimos a la vez, el acto de lo erótico en el lenguaje, de la recreación de los imaginarios de uno mismo y de nuestra manera de interpretar el mundo.  Ello constituye el acto de la poiesis, poniéndonos de bruces frente al abismo de pensar la muerte y la negatividad, que no pertenece únicamente al lenguaje, sino a lo erótico como técnica para colocarnos justo en la recreación del abismo que nos coloca en el terror de vernos frente a la excitación de nuestra finitud.

Así, la sonoridad del poema nos hace sentipensar, nos coloca en el ensayo de la búsqueda de lo negativo, del tabú que negamos al hacernos rumiar con cuerpo y pensamiento cada palabra que escuchamos, y ponernos así en dialogo con el poeta, o incluso, permitiéndonos lanzarnos a la escritura que de pronta respuesta a lo que nuestro acto sobre el habla nos ha  de colocar en un vuelco de emociones y pensamiento, en un pensar la vida desde su mismo acto erótico, para el enunciarlo, quizá quedarnos con el acto de la risa mediante una violencia de la interioridad, recreadora en nosotros,  como diría Bataille:

“La violencia de la alegría espasmódica está profundamente en mi corazón. Esta violencia es, al mismo tiempo, ¡tiemblo al decirlo! el corazón de la muerte: ¡se abre en mí! La ambigüedad de esta vida humana es la del reír loco y la de los sollozos. Su causa está en la dificultad de acordar el cálculo razonable, que la funda, con las lágrimas… con ese reír horrible…” [3]

 

Ejemplo-ejercicio: «Escrito con un nictógrafo» de Arturo Carrera  en voz de Alejandra Pizarnik (Audio)

Texto:

El escriba ha desaparecido
Señaló el sitio vacío
donde los muertos se divierten
La noche penetrando
y el glande inflado de tinta, penetrando
hacen el mismo ruido
que la muerte penetrando
Asisto a su duración en lo instantáneo
SILENCIO DESORBITADO
su fiesta en lo opaco, en lo pleno, en lo plano
la atención lleva un blanco en la frente
lleva una capa de lirones
despiertos
es la época en que la muerte entra muda
Mudo mi cuerpo
Yo me impongo en tu muerte
Yo me guarezco tu muda
tiempo de atenuación
tiempo de purificación
tiempo de lluvias constantes
lo insensible vibra
lo insensible soporta la noche
brota flores en mitad de la noche
en mitad de la página
sobre la panza de la muerte
la orfandad lleva un blanco en la frente
E L P O E M A S E A B R E
esa es tu fuerza
la orfandad es fascinada comandada
Subida a la barca invadida y hundida de muertos
Yo en la prosa de tu libro
En el barco de los muertos
Entre volúmenes huecos mi cuerpo grafía
a otro páramo
descargando letras huesos huecos
El poema se abre
Esa es tu fuerza
El poema toma contacto
Se desliza con brazos extendidos
por las dos orillas
esa es tu fuerza
Me hablabas de una trampa del lenguaje
el poema se abre
SALTAN TUS MUERTOS
C L O W N S
D A N Z A S
interferencia de danzas
palimpsesto de danzas
en lo oscuro
la oscuridad polarizada
Y danzas
Como las danzas de las abejas
invariables
te atraen con sus movimientos mociosos
para extenuar un lugar
para desocultar otro lugar
para fingir invadir para informar
DANZAS
vos estás dictás dilectismos
espacios acopiados sismos
estos muertos son míos
(señalando las palabras)
estos muertos son míos.

(Texto tomado del siguiente link )
_________________________________

[1] M. Heidegger, de camino al habla, pág 35.

[2] Idem, pág. 37

[3] G. Bataille, Breve historia del erotismo, pág. 39.

_______________________________________________________

Bibliografía

-Heidegger, Martin. De camino al habla. Trad. de Yves Zimmermann. Ediciones Cátedra. Barcelona 1987.

-Bataille, Georges, Breve historia del erotismo. Trad. de Alberto Drazul. Ediciones Calden. Uruguay, 1970.

  El cuerpo metáfora-simulación en Nietzsche según una interpretación de Klossowski.

 

Hipótesis: La noción de simulación en Pierre Klossowski permite pensar las cuestiones de atravesar la mentira y la metáfora en el cuerpo. Al ser éste cambiante, el eterno retorno en Nietzsche obliga a pensar un estadio corporal dónde se necesite de las sensaciones siempre actualizables, y el simulacro metafórico para mantener un equilibrio contra la linealidad de la cultura. .

Introducción.

El cuerpo es el lugar donde se inscriben las reacciones del pensamiento. El ejercicio de la imaginación, el olvido y el recuerdo se inscriben dentro de las afecciones que marcan un cuerpo y se ligan a la manera en la cual pensamos y creamos conceptos. El cuerpo se enmascara para poder sobrevivir, creando nociones que puedan equilibrarlo entre no perderse entre las sensaciones captadas y el equilibrio que el mismo cuerpo marca. La obra de Pierre Klossowski “Nietzsche y el círculo vicioso”, permite justo un acercamiento a la revisión tanto del pensamiento de F. Nietzsche en cuanto a la creación – vivencia del pensamiento del Eterno Retorno de una manera vivencial, como al mismo pensamiento de Klossowski y su creación conceptual a partir de un trabajo muy bien documentado sobre vida y obra de Nietzsche.

Este pequeño ensayo se inscribirá en por lo menos tres momentos. Primero: revisar un poco la manera de escritura de Klossowski como forma intempestiva y transgresora del pensamiento, para lo cual daré un vistazo general a la obra trabajada en este trabajo. Segundo: revisaré algunos conceptos de “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral” para tomar la noción de metáfora en Nietzsche y tratar de aterrizar finalmente en un tercer apartado en contraste con la inscripción de la metáfora en el cuerpo según la noción de máscara- simulación en Pierre Klossowski. Dejaré de momento de lado la parte erótica tan exquisita trabajada en este autor para centrarme en lo mencionado en esta introducción.

 

  1. Klossowski y la transgresión del pensamiento a través de la escritura.

De cadáveres y transgresiones.

A mediados del s. XX surgió una tendencia por desechar o despreciar de alguna manera la forma común del ensayo que buscara reflejar una verdad, sobre todo en algunos franceses. No era gratuita esta manera de abordar un problema pues la historia se había visto afectada por el desencanto de la verdad entendida como un concepto inamovible y base de todo conocimiento. La Segunda Guerra Mundial y la explosión de la bomba atómica habían traído la realización de la sospecha nietzscheana: la muerte de Dios como icono de esperanza (para posteriormente caer en la disolución del sujeto en las subjetividades y declarar la muerte del hombre a manos de Michelle Foucault), pues ante el desplante del ejercicio de poder sobre Japón, y la muerte de millones en un instante sin importar las consecuencias, se muestra el desplante de la verdad como construcción de esperanza y como método de conocimiento. Ni siquiera “Zaratustra”[1] cargando el cadáver del equilibrista luego de anunciar la muerte de Dios pudo imaginarse lo fáctico que cobraría esta afirmación de ver a Dios muerto en el desencanto de su época, llegando a sus últimas consecuencias tras la guerra. De hecho, podría decirse que el pasaje mencionado de “Así habló Zaratustra” podría tomar como una profecía sobre el sin sentido que trajo la guerra y que se reflejó en la manera de escribir de autores como Bataille y él mismo, influenciados justo por la sospecha de Nietzsche sobre la muerte de Dios y la muerte del hombre, hecho ya encarnado dentro de la historia vivida en tiempos de éste autor.

Siendo hijo de un poeta y tras tener una crisis religiosa e ingresar temporalmente a un seminario, la concepción de la transgresión de la vida misma le llevó a liberar su pensamiento desde la narrativa. Contra el ensayo y el método que circunscribía el compromiso de una verdad normalizadora del pensamiento, la narratividad en Klossowski le lleva a dejar de lado el cadáver del equilibrista: la experiencia de su propia vida, la crisis espiritual y el malestar de la guerra (que pueden interpretarse como la carga del cadáver que ha dejado la modernidad kantiana) es necesario que sea enterrado con las propias manos de quién lo carga. Así la faceta de escritor que es capaz de romper con lo establecido se da en éste autor.

Su escritura es reflejo de una critica a lo vivido y una reflexión concisa y fuerte a las problemáticas de su tiempo.   Influenciando tanto por Sade como por Nietzsche el concepto de no apegarse a lo establecido es lo que nutre su concepto de transgresión. El pensamiento y la escritura misma no son más que metáforas a trabajar, pensar y recrear una y otra vez, y la manera de romper con estas máscaras cadavéricas que ha dejado la modernidad es el delirio, la locura:

“La certidumbre adquiere el carácter ofensivo del delirio. ¿de qué manera la certidumbre coerciona el espíritu del delirio? ¿de qué certidumbre se trata? Del irreductible fondo cuyo mutismo rechaza cualquier equivalencia. Porque si la certidumbre produce el delirio, es debido a que la monstruosidad imaginada es la contracara de un acto criminal.”[2]

La cita anterior refiere a un a cita de Ecce Homo en dónde se plantea justo que la certidumbre es aquello que ata a la locura. Tener certeza de algo no es sino una pulsión hacia la creación de simulacros imaginativos que son asumidos como lo real. Ahora bien, la certidumbre de la que Klossowski habla aquí no es la certidumbre kantiana, sino aquella que se asume como simulacro y que por ello es digna de una monstruosidad, esta última palabra no en el sentido de algo digno de ser mostrado, sino de el ímpetu de lo grande y grotesco que puede producir la imaginación del simulacro: se crea a través de la mente una simulación de que tal certidumbre funciona, llevando así al estado del delirio creativo.

La certidumbre del delirio no es sino el reconocimiento de la realidad: el simulacro que se hace presente al aceptar una “realidad visionaria”[3] capaz de transformar en sí la realidad activa. Si se es capaz de recrear mentalmente el simulacro a través del imaginar, entonces puede llevarse a la realidad. El simulacro no resuelve la vida, ni la reemplaza, pero se encarga de no hacer caer en la locura.   Siempre es conveniente tener separada la simulación de la realidad para evitar perderse a uno mismo.   Y justo la lectura del Circulo vicioso se centra en eso: un simulacro del simulacro que Nietzsche ensayó sobre los padeceres de su cuerpo y la lucha entre simulación y cohesión. Es ahora creadora en Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Simulacro del simulacro que Nietzsche ensaya al aceptar una realidad donde radica el principio de lo metafórico, la simulación como metáfora, pero eso lo trataré en el tercer apartado…

 

  1. La metáfora creadora en Sobre verdad y mentira en sentido extramoral.

Critica a la filosofía y la metáfora como antropomorfismo.

Nietzsche propone que la construcción de los términos de verdad y mentira se da en base a metáforas; incluso la filosofía no se salva del uso de lo metafórico para establecer la verdad. El texto Sobre verdad y mentira en sentido extramoral expone, en su primera parte, que el antropomorfismo dentro del lenguaje influye necesariamente sobre la concepción de la verdad como constructo universal. La Filosofía Occidental se movió desde Platón en la formación de conceptos universales, cuestión que en el análisis de Klossowski no será más que una simulación e la simulación, una burla vacía a la copia de la copia que en realidad no refiere a un contenido concreto y real. Estos conceptos fueron formando una larga tradición que fue heredada a través de la historia entre los filósofos con el fin de preservar la verdad como una simulación que se asume como realidad y se impone a otras simulaciones y a la realidad misma. Toda la tradición de éste pensamiento filosófico Occidental, desemboca fuertemente en las categorías creadas por Kant, que ordenan el mundo a través de sistemas y subsistemas, simulacro sobre simulacro asumido como realidad.   Nietzsche se ayuda como filólogo con sus herramientas interpretativas y el análisis de la tradición helena durante su juventud.

El tratado “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral” comienza justamente con una metáfora sobre la finitud del hombre:

“En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la <<Historia Universal>>: pero, a fin de cuentas, sólo un minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza el astro se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer. “[4]

El fragmento anterior denota el uso de la metáfora de manera burlesca; aquello que se ha definido como Historia Universal no es sino una mera construcción humana, hecha con el afán de preservar la verdad inamovible y eterna. No hay otra historia, el hombre se crea a su imagen y semejanza los conceptos que maneja y con los que puede mediar la agresividad de la realidad. El hecho de utilizar el término “universal” hace pensar en una garantía para todo sistema en el cual se presente saliendo así de la temporalidad, rechazando la simulación del acto. Sin embargo, como lo muestra la fábula anterior, el hombre es finito y por ello en un primer momento, resulta arbitrario el pretender establecer una verdad eterna e inmutable. En el fondo el hombre intenta construir sus términos a través de lo que su inteligencia percibe y distingue primero: su Yo en relación con aquello que le rodea y según la forma en la cual ha sido educado. Incluso el universo es moldeado metafóricamente a la manera del hombre. Es en el fondo el miedo a lo desconocido, el miedo a caer en la locura lo que lleva a la afirmación de asumir una certidumbre como una realidad pathetica, que padece en sí misma de locura y caos delirante.

La Razón (convencionalismo derivado fuertemente del orden kantiano) utiliza necesariamente de metáforas para construcción de conceptos y el problema radica, en el olvido y pérdida del sentido metafórico al crear un concepto:

“El intelecto, como medio de conservación del individuo, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo […] el revoloteo incesante alrededor de la llama de la vanidad es hasta tal punto regla y ley, que apenas hay nada inconcebible como el hecho de que haya podido surgir entre los hombre una inclinación sincera y pura hacia la verdad. Se encuentran profundamente sumergidos en ilusiones y ensueños; su mirada se limita a sumergirse sobre la superficie de las cosas y percibe <<formas>>, su sensación, no conduce, en ningún caso, a la verdad” [5]

El intelecto finge, podría traducirse esto por que simula la realidad para poder sobrevivir, ese es su medio natural para mantenerse, tomar la simulación y sobre esta colocar otra. El revoloteo incesante de la vanidad no es más que el asumir el simulacro como real. La inclinación pura hacia la verdad es simular que no se simula, auto engañarse con que la creencia epistémica nos puede fundamentar todo y darnos una seguridad blindada contra toda locura. Al final no deja de ser más que un engaño.

La metáfora constituye la parte central de aquello que evoluciona y forma parte del concepto, este al dejar de ser una creencia epistémica pende de la evolución metafórica a una construcción social asimilada como verdad, sin ser puesta a discusión y elevándose al ámbito de lo metafísico. El filósofo separa la metáfora de la vida, es decir, la saca de su contexto inmerso en pulsiones, sensaciones y delirio creativo incesante para olvidar su procedencia y punto de partida, convirtiéndolo en un lenguaje destilado que adquiere un carácter metafísico e incomprobable, resulta ser una extravagancia que revolotea “incesante alrededor de la llama de la vanidad” con el fin de ajustar a lo humano lo inalcanzable establecido como moral.

La forma antropológica del lenguaje surge e irrumpe contra lo cotidiano planteando así un juego perverso de no reconocer las sensaciones como verdaderas, llevándolas a ser guardadas en el proceso del olvido. Es la narración de aquello que le acontece al hombre desde lo sencillo; no debiera ser, por tanto, exuberante y cargada de un sentido que ya no refleja la vida, la metáfora, para poder ser entendida y reflejar una interpretación de la realidad que la haga vigente, debe pertenecer necesariamente al presente. Es por ello que Nietzsche arremete contra los filósofos de su tiempo, ya que han deformado el sentido del lenguaje y la metáfora sacándola de lo cotidiano para convertirla en conceptos, olvidando la significación original de dónde surge.

Las metáforas que son convertidas en conceptos por la filosofía a través de la razón dan como resultado la creación de la verdad inmutable e inamovible. Es a partir del análisis nietzscheano dónde falla la filosofía; la verdad no puede ser eterna y adecuada para todos en todo momento histórico y circunstancia, como se había propuesto la filosofía del s. XIX para dar lugar a la moralidad que acaba con la vida al intentar suprimir lo cotidiano del lenguaje. La objetividad propuesta por el filósofo al creer su propia verdad construida desde la abstracción, no es sino una metáfora mediante la cual el hombre como animal racional es capaz de interpretar su realidad y es a la vez creador de una manera de sobrevivir llamada sociedad, busca asirse en un fundamento para afirmar su supremacía sobre otros seres.

 

Los juegos de la verdad y la mentira.

 

“¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal.” [6]

Las palabras resultan vacías y carentes de significado cuando se intentan forzar a ser una verdad o un simulacro, pues ya no refieren a lo vivo. ¿entonces a qué refieren? Justo a la construcción de relaciones hechas por recuerdos. Una convención regulatoria se hace para mediar la parte instintiva del hombre, la parte de la inmediatez, que se pone automáticamente como falsedad y pierde de esta manera su fuerza: se utiliza el concepto en la vida cotidiana pero ya no refiere a su sentido original. Deja de ser metáfora para transformarse en concepto. Así la verdad constituye un juego del lenguaje cuyos convencionalismos permiten establecer valores morales bajo el supuesto establecimiento de u conjunto de reglas que permitan la convivencia comunitaria. Contra la verdad que se transforma en norma se halla la transgresión como ruptura justo de ese orden. El problema no radica de facto en el orden impuesto, sino en los juegos de mentira que incluye la declaración normativa de algo como verdadero:

 

“El mentiroso utiliza designaciones válidas, las palabras, para hacer aparecer lo irreal como real. […] Abusa de las convenciones consolidadas haciendo cambios discrecionales, cuando no invirtiendo los nombres. Si esto lo hace de manera interesada y que además ocasione perjuicios, la sociedad no confiará ya más en él, y por este motivo, lo expulsará de su seno. “ [7]

Existe entonces un juego en el lenguaje entre verdad y mentira; una vez construido el sistema social mediante la verdad, mentir está permitido solo sí no afecta a terceros dentro del sistema. Quién miente para obtener un beneficio propio sin una mejora a la sociedad debe ser expulsado puesto que no ha demostrado jugar dentro de las reglas sociales, de tal manera que el que una mentira sea verdad depende del uso que se le dé a esta en la comunidad. El conocimiento se mueve entonces en el ámbito político; la verdad será aquello que refleje la supervivencia para la sociedad y no otra cosa. Dado lo anterior, mentir se vuelve necesario para poder sobrevivir. La mentira adquiere un valor de vida y se mueve dentro de la creación de mundos-sociedades posibles donde cada uno de éstos tiene su verdad y sus reglas.

La palabra es entendida por Nietzsche como la “reproducción de sonidos de un impulso nervioso “[8] que permite mediante la razón inferir la causa de aquellos datos que se reciben a través de los sentidos. Sin embargo, la interpretación de la realidad da como resultado que la palabra pueda arrojar un significado equívoco dado a los juegos de la razón. Es decir los juegos de la razón que crea ilusiones en la mente del hombre que hacen confundir la falsedad por verdad. Desde esta mirada, no habría de colocarse a la verdad como fundamento del conocimiento y del lenguaje, ya que la verdad no puede proporcionar certeza de aquello que la mente interpreta, además de la manipulación que la sociedad misma hace para modificar la mentira en verdad según convenga.

Resulta entonces absurdo e inalcanzable el tratar de colocar la verdad como inmutable y eterna moviéndola del ambiente de vida y cotidianidad en el cual ha surgido. Las convenciones comunes del lenguaje no buscan establecer “la cosa en sí”[9] sobre aquello que se interpreta, sino meramente el denominar, a la manera en que el ser humano pueda comprenderlo, aquello que le rodea, siendo esto de manera antropomórfica. El problema entre el conocimiento, el lenguaje y la verdad surgen cuando el hombre se olvida del porqué ha creado a esta última y además olvida o ignora lo metafórico, buscando y estableciendo convenciones del lenguaje que lo cierran al impulso creador de la vida.

Por su parte el hombre intuitivo es similar a un niño, ya que juega con intuiciones y conceptos a la vez, es aquel que es capaz de crear a voluntad el lenguaje, no se ata como el hombre racional a conformarse con lo ya definido o aislarse y encerrarse únicamente en los conceptos; el hombre intuitivo domina sus sensaciones y por tanto la vida. Si bien, no domina sus sensaciones bajo lo que la sociedad le impone como bueno y malo (moralmente), analiza con las herramientas del hombre racional, pero no se deja dominar por éstas, sino que usa el arte para moverse entre uno y otro campo, entre conceptos y lenguaje creando nuevas metáforas que sean capaces de mostrar la belleza; se mueve en un plano más estético que político; se atreve a conocer sus sentimientos para poder crear metáforas y lenguaje nuevos. El hombre intuitivo no mata el lenguaje ni lo extrae de la vida cotidiana, lo conoce desde lo sencillo, desde lo que vive, planteado así la salida que supera a la verdad y a la mentira establecidas socialmente. Y, en lugar de reprimir sus sentimientos aprende a moverse en ellos sin volverlos a su imagen humana. Para conceptos y metáforas ya no es el hombre medida de todas las cosas, sino que aprende a leer la tierra, a ser parte de universo mismo. El hombre interpreta sensiblemente lo real y mediante sus creaciones es capaz de entretejer lo metafórico con el pensamiento para dar lugar al lenguaje. Dado lo anterior Nietzsche replantea el lenguaje desde la metáfora; el filósofo es entonces intérprete y creador, hilador del pensamiento que no debe temer a lo sensible ni a la metáfora, pues esta última es la cumbre más alta a la cual puede llegar el pensamiento como aproximación a lo bello y sublime, es el paso que hace la fina distinción entre la locura hundida en el Phatos la locura como manifestación de lucha hacia lo la simulación que se toma por verdadera.

 

  1. Cuerpo y encarnación de la metáfora. Análisis a partir de Pierre Klossowski.

Hasta ahora queda claro la necesidad de partir de juegos del lenguaje para romper los convencionalismos de la verdad y la simulación que pone en riesgo la teoría sobre el pensamiento. Sin embargo los estudios de Klossowski transgreden el convencionalismo desde que no se quedan en el análisis de lo teórico, sino de la práctica. Nietzsche y el circulo vicioso es un texto provocador que se inserta en la dinámica de analizar la vida pathetica de Nietzsche a través de su correspondencia. El trabajo en el lector de esta obra se halla entonces en un análisis de la obra apegado a la vida del autor, cuestión que ayuda a esclarecer la interpretación propuesta por Klossowski. ¿qué sucede cuando es el cuerpo enfermo aquél que da la posibilidad para el pensamiento vertiginoso de la simulación y la máscara como análisis del lenguaje y realidad? . Según esta obra es el phatos como multiplicidad de sensaciones-sentimientos de dolor, lo que posibilita la lucha contante contra el delirio y la simulación.   “Un pensamiento que encierre un comportamiento o un comportamiento que encierre al pensamiento son instancias que obedecen a un automatismo muy útil: asegurar la seguridad”[10], es por eso que Nietzsche buscaba no salir de su enfermedad, sino asumir su estado pathetico en una lucha constante por no quedarse ni siempre hundido en el quebrantamiento de la enfermedad que limitaba su pensamiento, ni en el pensamiento que tan sólo le hiciera escapar del deguste de su enfermedad.

La trampa de un pensamiento asumido como construcción de verdad, como cárcel de los sentires es justo lo que Nietzsche combate intempestivamente contra la historia de la filosofía previa a él.   No se traba de colocar o que éste autor se colocara como la medida de bondad, sino detectar la problemática de trampas que el lenguaje había establecido para huir del estado del phatos.

El escenario de la metáfora es el lenguaje, pero si el lenguaje se inscribe en el cuerpo entonces el escenario del padecimiento pasa a ser el mismo cuerpo. El juego de la metáfora inscrita en el cuerpo se juega en la lucha de la experiencia proporcionada por el delirio. No se trata simplemente de un estado psicológico del autor de las Consideraciones Intempestivas, sino que el estado de lucha deriva de el confrotamiento contra la asunción de una episteme y una pertenencia a la cultura. El malestar declarado en el cuerpo se da por el “estado provisorio de la lasitud”[11] en la cual se marca el cuerpo por los juegos de verdad y mentira que culturalmente se han adscrito al cuerpo mediante una moral.

Curiosamente es a través del mismo cuerpo del que surgen las fuerzas para confrontar a la cultura y a la falsa metáfora. Es el cuerpo en transformación, el cuerpo que “quiere hacerse entender por intermedio de un lenguaje de signos descifrados falazmente por la conciencia”[12], es decir, la cultura crea un sistema de signos por el cual se pretende engañar a los estados del cuerpo. A través de este sistema de símbolos se permite la simulación de la realidad: las emociones no necesariamente se expresan en el momento que nuestro cuerpo las requiere ya que podemos dis-simular una sonrisa, una mirada. La mentira se inscribe entonces como una transvaloración en el cuerpo, que genera a su vez un lenguaje en código que muchas veces no es sencillo de descifrar. Al final solamente la persona es capaz de descifrar e interpretar el código inscrito en su cuerpo, pues el resto sólo verá las simulaciones presentadas por éste.

La resistencia capaz de quebrar la simulación codificada de la cultura sobre el cuerpo es dada como una salida en el Eterno Retorno según la interpretación de Klossowski. El necesario romper con el sistema de signos cotidianos, no aferrarse a verdad alguna. El hombre capaz de transformar su cuerpo en metáfora es aquel que puede abandonar el cadáver del equilibrista y mantenerse en la lucha que tienes a veces al delirio y a veces a la lucidez –y que hace del delirio su lucidez- y no aquel que transforma todo en una metáfora, pues ésta crea a su vez otra y así se eleva al infinito, creando una simulación de la simulación vaciándose de contenido y rehaciendo el lenguaje hasta no saber su significación. Ser capaz de transformar el mundo interno (que o deja de ser una capa externa) en una metamorfosis del cuerpo mismo, llegando así al Eterno Retorno:

“El Eterno Retorno sólo es el modo de manifestarse: el sentimiento de vértigo es consecuencia del <<de una vez y para siempre>> en que el sujeto es sorprendido por la ronda de innumerables veces (…) A nivel de la conciencia pierden el sentido y el fin: están en él Circulo Vicioso por todas partes y por ninguna, ya que no hay ningún punto del Círculo que no pueda ser comenzado desde el mismo fin.” [13]

Es entonces cuando se halla una posibilidad de salida, estar en el Circulo a la manera de Nietzsche, reconociendo el pathos y el código de lenguaje que nos aprisiona, llegar al final que vuelve a ser el principio para el punto de partida. No hay vida eterna ni esperanza de un mundo futuro, sino un barrido perpetuo de sensaciones, emociones y pensamiento que habrá que interpretar y metamorfosear en máscaras para confrontar nuestro estadio corporal.

Vadim-Stein1

+++++++++++++

Bibliografía.

– KLOSSOWSKI, P. Nietzsche y el Círculo Vicioso, Caronte Filosofía, Argentina, 1986.

-NIETSZCHE, F. Así habló Zaratustra, Ediciones Planeta-Agostini, Barcelona, 1992.

-________________,  Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Tecnos, Madrid, 1996.

______________________________00__________________

 

[1] Me refiero aquí al apartado 6 del Prólogo de Zaratustra, dando una interpretación libre sobre éste personaje: el equilibrista representa al hombre que busca superarlo el nihilismo y sin embargo termina muerto por sus miedos metafísicos. Zaratustra le promete enterrarlo con sus propias manos. El profeta carga con el peso muerto del hombre que no puede liberarse del nihilismo, el hombre sin esperanza. Es esta una representación de la muerte de la esperanza o muerte de Dios.

[2] Klossowski, Nietzsche y el círculo vicioso, Caronte Filosofía, 198 p.

[3] Ídem, 199 p.

[4] Nietzsche, Sobre Verdad y mentira en sentido extramoral. P.17

[5] Ídem, pág. 18-19

[6] Ídem, pág. 25.

[7] Ídem, pág. 20-21

[8] Ídem pág. 21

[9] Ídem pág. 22

[10] Klossowski, Nietzsche y el círculo vicioso 17 p.

[11] Ibíd., 17 p.

[12] Óp. Cit, 37 p.

[13] Ídem, 77 p.

Apuntes para una Genealogía como enfoque de investigación y ruptura del método en Michelle Foucault.

 

Introducción.

La Genealogía inaugurada por Nietzsche como enfoque de estudio y análisis para delimitar las problemáticas de su tiempo y romper con el establecimiento de una verdad, permite la recreación de los conceptos y un acercamiento a estos sin considerarlos como una verdad inmutable. En lugar de buscar un origen mítico que nos aleje de los puntos ricos al abordar un problema, el situarse históricamente y valerse de sus herramientas nos permite agudizar los detalles que permitieron la emergencia de una problemática a estudiar, resignificando así los conceptos y ayudándonos a romper con su convencionalismo, permitiendo así una interpretación y comprensión más completa sobre la problemática al analizar, así como la proposición de soluciones viables a este.

Este pequeño ensayo pretende exponer algunas notas para considerar el uso de la genealogía como enfoque al tomar un problema filosófico. Para ello el trabajo constará de tres momentos: el primero buscará un breve análisis sobre las condiciones históricas del cambio del lenguaje que influenció a Foucault para llevarlo luego al uso de la Genealogía como enfoque para la resolución de problemas. Un segundo apartado mostrará los pilares previos a la etapa genealógica de Foucault que sentaron las bases de su investigación: poder y orden del discurso –saber. Finalmente culminar con el tercer apartado sobre las notas genealógicas en el texto Nietzsche, la genealogía y la historia de Foucault como muestra de la realización de un trabajo de análisis histórico-genealógico.

 

  1. Entre muertes de Dioses y nuevos horizontes discursivos.

 

A mediados del siglo XX la historia se había visto afectada por el desencanto de la verdad entendida como un concepto inamovible y base de todo conocimiento. La Segunda Guerra Mundial y la explosión de la bomba atómica habían traído la realización de la sospecha nietzscheana: la muerte de Dios como icono de esperanza (para posteriormente caer en la disolución del sujeto en las subjetividades y declarar la muerte del hombre a manos de Michelle Foucault), pues ante el desplante del ejercicio de poder sobre Japón, y la muerte de millones en un instante sin importar las consecuencias, se muestra el desplante de la verdad como construcción de esperanza y como método de conocimiento. Ni siquiera “Zaratustra”[1] cargando el cadáver del equilibrista luego de anunciar la muerte de Dios pudo imaginarse lo fáctico que cobraría esta afirmación de ver a Dios muerto en el desencanto de su época, llegando a sus últimas consecuencias tras la guerra.

El desencanto por la muerte de Dios llevó al rechazo de las verdades establecidas e influyó notablemente en la literatura de la segunda mitad del siglo pasado. Con los franceses la noveau roman o nueva novela que cambiaba la narratividad del texto al quitar al personaje como centro (tal era el caso de la novela tradicional). El personaje no tiene historia o pasado, y si lo tiene no es importante, lo relevante es aquella problemática construida en torno a la masificación, no lo que lo hace único, sino aquellas generalidades que lo configuran. Comienza así el planteamiento de la subjetividad (pues ya no se toma en cuenta la objetividad del personaje) desde la novela.

Así, la influencia de la noveau roman se traslada a otros campos de reflexión en dónde comienza a cuestionarse también el sentido de la verdad y su discurso. Michelle Foucault escribe a mediados de los años sesentas, Las palabras y las cosas, un estudio donde plantea que la verdad es una construcción histórica que obedece a cambios discursivos.

 

  1. Sobre el poder y el discurso, los pilares en la investigación de Foucault para el planteamiento de una Genealogía. (Apuntes previos a la genealogía)

 

Si bien, el texto Las palabras y las cosas no pertenece a la llamada etapa genealógica por los expertos, si permite el abordar algunas herramientas que después se volverán indispensables en el análisis del discurso foucaultiano, así como herramientas básicas para el análisis genealógico. En él se haba sobre la construcción de saberes. Cada saber durante la historia ha obedecido a dos cuestiones: el orden y el poder. El primero se ha encargado a través de la historia de regular el saber a través de la cultura y el discurso científico – filosófico:

“Los códigos fundamentales de una cultura —los que rigen su lenguaje, sus esquemas perceptivos, sus cambios, sus técnicas, sus valores, la jerarquía de sus prácticas— fijan de antemano para cada hombre los órdenes empíricos con los cuales tendrá algo que ver y dentro de los que se reconocerá. En el otro extremo del pensamiento, las teorías científicas o las interpretaciones de los filósofos explican por qué existe un orden en general, a qué ley general obedece, qué principio puede dar cuenta de él. “[2]

 

Luego entonces, se plantea la propuesta de una verdad, cuyo contenido epistémico es fijado previamente por las convenciones culturales. Esto es el Orden en el cual se establece un conocimiento. El código de lenguaje, de valores de verdad y falsedad se hallan fijados tanto por la ciencia como la filosofía. Por consiguiente la búsqueda de una verdad, el establecimiento de ésta, resulta absurdo pues se recae en la invención cultural. No existen verdades absolutas, sino convencionalismos culturales. El estudio de Foucault es este sentido buscaba el análisis de reconocer las diversas manifestaciones culturales de acuerdo a cada época sobre las normas y leyes que cada Orden establecía, encontrando así la fundamentación de cada sistema de conocimiento. A éste método lo denominó  arqueología, puesto que buscaba reconstruir con exhaustividad las condiciones que dieron lugar a tales ordenes.

El segundo punto señalado es el poder. No se entiende éste como una limitante, sino como una fuerza que se ejerce gobernando los saberes que se han impuesto. En lugar de verdades Foucault comienza a hablar de saberes: discursos que obedecen a fuerzas que los imponen y gobiernan, además de leyes – orden que lo establecen culturalmente. Resulta entonces que el discurso no se vale sólo de las palabras para denominar un saber o verdad, detrás de éste se halla toda una serie de tecnologías que no se dicen, pero son utilizadas y sostienes el saber en cuestión.   Luego entonces, lo que sostiene un discurso, aquel conjunto de fuerzas que lo mueven como marioneta es el poder. No la posesión de éste, sino entendido desde las fuerzas que chocan y se conjuntan para producir un discurso.   El poder ejercido desde el discurso se encarga de clasificar, adueñarse de ideas, rechazar y llevar a los sujetos clasificados a la exclusión y finalmente al “exterminio”[3]. Estas acciones del poder detrás del discurso se hacen patentes en lo que Foucault analizaría más tarde como formas de subjetividad: el loco, el criminal, etc. Una forma de subjetividad se dedica a analizar no a un sujeto en cuestión, sino las características que lo clasifican y separan del resto, los procesos discursivos que permiten su exclusión y las leyes o normas que lo sujetan a dicha clasificación. En fin, el ejercicio de poder, las relaciones de poder detrás de cada discurso. Es así como comienza a apuntar las distinciones conceptuales que Foucault utilizaría para establecer sus investigaciones bajo un enfoque genealógico.

Otro punto importante dentro del texto de las palabras y las cosas es la crítica hacia el lenguaje como forma abstracta de signos independientes y tomados por imitación: “la génesis del lenguaje a partir del lenguaje de la acción escapa por completo a la alternativa entre la imitación natural y la convicción arbitraria”[4], es decir, el lenguaje no puede considerarse como un ente de conceptos que está ahí por mera referencia casi natural e inherente al ser humano.   Puesto que este se establece a partir de una convención cultural, son las normas las que designan aquello que nominan las palabras, las cosas no tienen un valor intrínseco, una esencia que permita nombrarlas. Si existe un sujeto capaz de nominar las cosas, fácilmente puede decirse que le es hasta espontáneo y natura, pero ¿qué pasa cuando el sujeto no dice nada? ¿No es acaso que aquello que calla se debe a una prohibición, a algo que culturalmente no debe de ser nombrado o es un tabú (entendido esto como una construcción social, algo prohibido por la norma). El discurso detrás del establecimiento del lenguaje condena, prohíbe, señala y vuelve sujetos de exclusión a aquellos que quiebran el tabú. Si el sujeto que rompe la norma entonces se le señala y excluye, el lenguaje sirve al ejercicio del poder al callar y sus convenciones no son naturales a una bondad o maldad, sino que históricamente definen la construcción de un saber entendido como verdad.

Aunque Foucault utiliza en el texto anterior la Arqueología como construcción de los saberes, son los órdenes del discurso y los ejercicios que éste construye a través del poder los que permitirán su pensamiento una vez que el autor se dedique a analizar las formas de subjetividad permeadas por estos discursos de poder.

 

  1. Nietzsche, la genealogía y la historia: un trabajo genealógico sobre cómo hacer Genealogía.

 

Foucault tomaría cómo ejemplo para sus investigaciones, la manera de analizar una problemática a partir de Nietzsche, quien criticaba a los genealogistas de su época a través del texto la genealogía de la moral pues en lugar de buscar las causas de un saber, se iban a la búsqueda mítica del sostenimiento de un discurso moral. Se le llama etapa genealógica a el momento dentro de las investigaciones de Foucault en que éste toma elementos de Nietzsche para analizar las formas de subjetividad. Su libro más conocido de esa época es Vigilar y castigar, donde busca la emergencia y procedencia de las sociedades de castigo hacia el sistema carcelario, y el peso de la norma de poder sobre los sujetos como cuerpos moldeables al discurso que los excluye. Sin embargo un texto que podría acércanos de una manera interesante a cómo Foucault trabaja la genealogía como enfoque y los conceptos que toma y usa del Doctor de Bonn es Nietzsche, la genealogía y la historia. Cabe mencionar que el uso de la genealogía como enfoque no está muy alejada de la arqueología que desarrolló previamente a partir del análisis histórico para sus investigaciones, puesto que, como he mencionado arriba, traslada conceptos de su arqueología del saber hacia la genealogía, que serán loe ejes de investigación de toda su vida.

Una cuestión interesante al meterse en este pequeño ensayo de Foucault reside en que utiliza la Genealogía propuesta por Nietzsche como un enfoque para describir el trabajo genealógico como innovación en su tiempo. Esto no queda declarado en el trabajo, pero puede notarse la  sutileza en el momento de analizar el texto.  Me refiero a enfoque dado que, acotar como método la genealogía la limitaría, puesto que, un método requiere de una serie de pasos para lograr un objetivo y el trabajo de hipótesis lógicas. La genealogía se abstiene de pasos, no existe un método que pueda decirnos punto por punto cómo encontrar nuestras hipótesis de investigación en su lugar funciona como pequeños laboratorios sobre las ideas que encontramos, cosa que puede verse en el mismo texto de Nietzsche “la Genealogía de la moral” y que explicaré más adelante…

En lugar de una serie de pasos, se analiza, se desfragmenta y descompone por partes minuciosas los discursos que dieron lugar al objeto de investigación, cómo es que se ha llegado a las condiciones que propician la emergencia (utilizando este término para evitar “origen”, que cae en dar un aura de mito al aquello que se busca). Puede decirse que con este escrito Foucault propone una nueva visión sobre la historia que se pregunta en parte por lo filosófico al momento de tenderse las condiciones que permitan un acontecimiento, noción que reemplaza al hecho histórico dentro de la jerga foucaultiana, dado que el segunda pareciera poder sacarse de la historia y aislarse para su estudio. Un acontecimiento ocurre bajo circunstancias que no siguen una linealidad, sino que ocurrieron en condiciones específicas y que hay que estudiar en su contexto. Para este tipo de análisis Foucault propone que “la genealogía es gris; es meticulosa y pacientemente documentalista.”[5] Es decir, para adentrarse en la genealogía como enfoque de investigación se requiere no del análisis de la historia oficial, sino de tratar las pequeñas historias, las microhistorias detrás de cada acontecimiento, los relatos que permitan rastrear el cambio o desplazamiento discursivo. Para ello el archivo resulta una fuente imprescindible en las investigaciones de Foucault, puesto que en ellos se rastrean los cambios discursivos: cartas, reglamentos, etc. De esta manera tanto el autor del texto como Nietzsche son presentados bajo un enfoque que permite la ruptura con la historia tradicional, evitando así el basar algún término en la ambigüedad, o bien, eludir a toda costa el dejarlo caer en una especie de estado mítico que no termine por resolver dicho problema al dar por sentada la discusión a analizar como si se tratase de tiempos antiguos a los cuales no se puede uno remontar.

Cabe aclarar que el texto escrito por Foucault gira en toro a tres nociones bajo las cuales se inicia la labor genealógica: “Ursprung, Herkunft y Enskungf[6]. La primera tiene dos usos de los cuales el primero no está fijado del todo y se encuentra en frecuente alternancia con términos como Entstehung, Herkunft, Abkunft, los cuales se usan a lo largo de obras como la Genealogía de la moral, la Gaya ciencia y refieren a indagar sobre la procedencia de aquello que se investiga (entendiéndolo como Genealogía en el sentido de aquello que busca las condiciones de posibilidad en donde se desarrolla el tema de investigación). Salvo en el caso del texto Humano, demasiado humano, se le utiliza a Ursprung como fundamento originario en contra de otras palabras que denotan su origen como algo metafísico.

Es en el caso del prólogo de la Genealogía de la moral que Nietzsche utiliza un huego particular entre dos palabras: Ursprung es usada como fundamento originario mientras que Herkunft es alternada refiriendo a veces a el concreto por la investigación sobre el cómo emerge o surge tal evento (las hipótesis del origen, por ejemplo). En este sentido me parece que Nietzsche ocupa ambos términos para no fijar a una especie de esencia aquello que dice como investigación y, por otra parte hacer un juego de palabras con Herkunft que le permita trabajar sobre objetivos específicos en su indagación. Desde este punto analizado por Foucault se denota que la genealogía recae justamente no en un método que fije un vocabulario específico, se va ensayando con ella, como si de pequeños laboratorios se tratara.

Un punto interesante sobre este texto se halla en que Foucault comienza a mencionar el cuerpo como lugar de acontecimientos:

“El cuerpo: superficie de inscripción de los sucesos (mientras que el lenguaje los marca y las ideas los disuelven), lugar de disociación del yo (al cual intenta prestar la quimera de una unidad substancial), volumen en perpetuo derrumbamiento. La genealogía, como el análisis de la procedencia, se encuentra por tanto en la articulación del cuerpo y de la historia. Debe mostrar al cuerpo impregnado de historia, y a la historia como destructor del cuerpo.”[7]

 

Mientras que Nietzsche no lo menciona directamente, Foucault si lo hace abiertamente. Y es que es sólo en el cuerpo en donde la historia y su peso fijado acontece remarcando cada cuestión: si la moral de esclavos se fija recae en él, si se prohíbe o libera cierto tipo de sexualidad, también; la muestra del suplicio como castigo infamante es claramente en el cuerpo, lugar de choque y encuentro de fuerzas de poder y; las normas vueltas leyes, las normas que clasifican y reforman, ven su ejercicio directamente sobre éste, marcándolo con aquello que hay que reeducar y reinsertar. El mismo lenguaje sitúa su abstracción en el cuerpo como objeto de referencia.

Posteriormente Foucault continúa con el análisis de Herkunft es utilizado como fuente o procedencia: su estudio se centra en cada una de las singularidades que constituyó a un individuo haciendo semejanza con su cultura, sino justo cada cosa o cuestión que le hizo particular, es decir, comienza a nombrarse el estudio de las meticulosidades que configuran una forma de subjetividad. El hombre no ha sido el mismo a través de la historia.   Desde la procedencia podemos encontrar cada particular y microhistoria olvidada para su estudio, incluyendo los errores que llevaron a una forma de subjetividad a ser definida como tal.

Por su parte Entstehung refiere a emergencia o punto de surgimiento de algo.   Es la aparición del acontecimiento como consecuencia de los puntos de procedencia.   Es aquí donde se entrecruzan las fuerzas de poder, donde luchan una contra otra por alguna fijarse e imponerse sobre la otra. Designa el espacio de entrecruzamiento, la escena fuerte donde se libera la batalla, y donde vuelven a cruzarse el choque de fuerzas una y otra vez. Es el lugar del no-lugar.

Finalmente se critican y analizan en él la fijación de la verdad como un proceso que busca enlazar su enunciación con una historia que no ocurrió, y que por ello se vuelve oscura y pierde su sentido originario. La verdad al pretender situarse como metahistórica se pierde en el error de querer ser fundamento de todo cuando se halla más alejada de su enunciación y, que el estudio de la genealogía en Nietzsche se centra sobre temas como los valores, el ascetismo, la moral o la fijación del conocimiento.

El trabajo de la genealogía como enfoque se halla aquí en el derrumbamiento y ruptura del establecimiento de verdades, a la manera de Nietzsche, y luego a la forma histórica del trabajo de Foucault. El texto expuesto en este apartado no es un manual de como hacer genealogía, ni presenta el método de punto a punto a seguir, sino, dicho de una manera inusual y repetitiva, jugando con el mismo lenguaje: una investigación genealógica sobre cómo hacer Genealogía. A los discursos de poder y saberes, Foucault los estudiará desde las nociones nieszcheanas de procedencia y emergencia, traducidos a su lenguaje como rupturas y desplazamientos. La emergencia y procedencia sobre una forma de subjetividad, y sus cruces afectando siempre un cuerpo, serán la base para la genealogía, que justo por esto mismo, por aquello que estudia no puede situarse en una serie de pasos definidos ni tomarse como un método. Esto permite a la filosofía auxiliarse de otros campos como la historia, la literatura, el archivo para lograr su cometido: el estudio de las fuerzas – relaciones de poder que permiten el establecimiento de un saber.

🙂

Bibliografía.

-FOUCAULT, M. Nietzsche, la genealogía y la historia, en: Microfísica del poder, Ediciones La Piqueta, Madrid, 1978.

– _________________. Las palabras y las cosas. Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 1972.

-NIETSZCHE, F. Así habló Zaratustra, Ediciones Planeta-Agostini, Barcelona, 1992.

lucifer-flipped______

[1] Me refiero aquí al apartado 6 del Prólogo de Zaratustra, dando una interpretación libre sobre éste personaje: el equilibrista representa al hombre que busca superarlo el nihilismo y sin embargo termina muerto por sus miedos metafísicos. Zaratustra le promete enterrarlo con sus propias manos. El profeta carga con el peso muerto del hombre que no puede liberarse del nihilismo, el hombre sin esperanza. Es esta una representación de la muerte de la esperanza o muerte de Dios.

[2] Foucault, Las palabras y las cosas, 5p.

[3] Sobre este tema se puede consultar el trabajo de diversos autores enfocados  al análisis del discurso de poder presente tras las palabras que lo callan.  Dada la extensión de este trabajo o ahondaré más en el tema.

[4] Ídem, 112 p.

[5] Foucault, Nietzsche, la genealogía y la historia, en: Microfísica del poder, 9 p.

[6] A partir de aquí el uso se estos términos se tomará del texto Nietzsche, la genealogía y la historia, en: Microfísica del poder , Ediciones La Piqueta, Madrid, 1979.

[7] Ídem, 12 p.

Aión

Dame sólo un momento, un suspiro,
el instante que todo lo vuelve eterno,
detente tan sólo un segundo
y abre a la par las puertas del cielo.
Mata los miedos al colocar la mesa,
suavemente estira tu mano y ofrece el sacrificio
abriendo el portal que muestra todas las hierofanías
el ascenso dantesco al único cielo.
Detén los gritos de la Ciudad,
con un murmullo calla el estruendo.
Tu voz entrecortada, profetisa de lo divino
anúncieme el Aleluya que todo lo transforma
y mientras bebo del manantial tras el vórtice de ébano,
purifícame de todo aquello que contamine tu Templo.
Luego, en una mirada, en un suspiro
aléjame de dar el beso santo,
que la plegaria dure una noche de eternidades
uniendo lo humano con lo divino:
dos cuerpos fundidos en un alma
entonarán los salmos de la resurrección
muriendo y volviendo a la vida una y otra vez.
Detén el tiempo un momento
y no permitas que el amanecer nos sorprenda
rompiendo lo humano al volverlo divino.

Sueños de vigilias. (Anhelando el Paraíso)

¿Cómo podría mentirte?

Y decirte que aún puedo dormir.

¿De qué manera? cuando a mis ojos les pesan los sueños

desde aquel día en qué se cruzaron con tu alma

encerrada tras el velo del otoño

que guarda tras el velo la más bella primavera.

Si tu sonrisa me lleva a los verdes prados

en donde mi alma reposa fuera de la vigilia.

 

¿Cómo reinventarme el Universo?

si se me hace presente en tus palabras

que me queman los adentros,

que maduran mis pensamientos.

Ya no puedo sucumbir al infierno de la Ciudad

cuando reinvento el Paraíso a tu lado,

cuando los seres mágicos habitan el entorno

mientras que al tono de flautas y cuerdas

se abre el Cielo a mi alma.

 

Y, cobardemente desde líneas,

mientras llueve y contemplo desde la ventana,

suelo refugiarme en el frío y la oscuridad nocturna.

Tras la Luna y con palabras flotando en el Universo

vivo entre vigilia y sueños,

esperando de nuevo el Paraíso.

Sin poder prometerte lo que los enfermos llaman eterno,

pero disfrutando cada momento en el Paraíso

y anhelando el Cielo desde el infierno

de un  corazón que no reposa ni se aquieta.

Y que desea la vida a cada momento

mientras mi mente juega al oficio

del pseudo-poeta que no sabe más que sentir

muriendo cada noche cuando le llega el sueño.

 

 

El mito del Golem y el hombre postmoderno. Un camino hacia la tecnología. (Última parte)

-Introduciendo a las bestias, el Golem se resquebraja. –

 

El camino recorrido hasta este último apartado, desde bosquejar el mito del Golem dentro de la mística judía, mirar de reojo sus problemáticas y su cambio de paradigmas desde lo que era una manifestación del poder divino, hasta la arrogancia de una creación humana, obra de la Kábala cristiana, que muestra la decadencia de la razón y compara ésta ultima con el mito mismo en cuestión.  Luego la presentación de el hombre postmoderno y el Cyborg, así como las analogías entre Cyborg como mito y el Golem, tuvieron la pretensión de llegar a éste punto donde intento comenzar a mostrar mediante la reconstrucción de términos y conceptos ya usados, pero volcándolos a una nueva dirección que permita la reestructuración del ser humano al romper con el Golem.   El trabajo de recopilar los diversos significados de éstos términos es en sí  ambicioso, pero promete resultados satisfactorios que permitan vislumbrar el problema de la muerte del hombre, como ya lo señalaba Eugenio Trías anteriormente.  Mis notas y bosquejos sobre el Golem postmoderno culminan aquí con lo que es comienzo para otro apartado.  Si al romper y fragmentar  el Golem encontramos a las bestias, ahora habrá que ir descubriendo la manera en la cual cada bestia se presenta, el discurso instintivo que las mueve y la manera en la cual se van integrando hasta formar la sociedad, así como su papel enmascarado dentro de esta.   De las bestias, que es el tema principal que pretendía desarrollar inicialmente, antes de mi contacto con la reconstrucción del Golem, me ocuparé en el capítulo próximo.  Por lo pronto y como introducción a una base filosófica de dónde tomar el concepto de las bestias, he de remitirlo, querido lector, a la definición de bestia y de hombre en Pico Della Mirándola:

“Las bestias, ya en el momento de nacer, traen consigo […] de útero materno todo lo que tendrán después.  Los espíritus superiores, desde un principio o poco después, fueron lo que serán en su perpetua duración sin fin.  Al hombre naciente el Padre le confirió simientes de toda especie y gérmenes de toda vida.  Y según como cada hombre los haya cultivado, madurarán en él y le darán sus frutos.  Si fueran vegetales, se hará planta; si intelectuales, será ángel o hijo de Dios, y, si no contento con la suerte de ninguna creatura, se repliega en el centro de su unidad, transformado en un espíritu a solas con Dios en la solitaria oscuridad del Padre, él, que fue  fue colocado sobre todas las cosas, estará por encima de todas ellas.” [1]

Según el relato de Picco pareciera ser que al Creador no le quedaba algo en especial que darle al hombre  y por esa razón le otorga la capacidad de tender hacia lo que prefiera.  Pero no es así, ya que el hecho de que el hombre pueda deslizarse y tender hacia una u otra naturaleza le permite el adoptar ciertas cualidades políticas  como ciudadano; en su discurso por la Dignidad del hombre, uno de los fines de mostrar que el ser humano posee tal naturaleza es el de llegar a la Concordia, la cual se configura como la utopía de la ciudad que es capaz de reunir a todos sus habitantes sin importar sus diferencias teológicas y religiosas, y unificando a la ciudad desde el ideal de que, sea la religión occidental que sea (Islamismo, Cristianismo y Judaísmo como las religiones dominantes de su época), todos son creación divina, cuya dignidad humana pende del nivel en el cual cada uno es capaz de adoptar la bestialidad o inteligencia para beneficio de la Ciudad y la comunidad misma.

La búsqueda por una configuración distinta de ser humano, ya no de un ser creado al servicio del Rey, obedece en gran parte al movimiento político suscitado en Florencia, dónde la Ciudad  se configuraba mediante el alto poder de los mercaderes y la burguesía naciente, en contraposición a la nobleza, que se defendía bajo  el pensamiento de que unos hombres provienen de linaje con protección divina y otros no.  Entonces no se trata meramente de un ideal de simple paz entre los diversos miembros de la Ciudad, sino de proponer un nuevo modelo político donde la divergencia de pensamientos podía servir para la defensa de una Ciudad contra otra, y el crecimiento de sus ciudadanos al permanecer en unidad.  En el fondo se esconde una estrategia de supervivencia social que permitiera a los ciudadanos no solo sobrevivir, sino poder convivir sin la necesidad de matarse entre ellos por sus divergencias y no reprimir  el pensamiento de unos sobre otros.

El pensamiento plasmado por Picco Della Mirándola no alcanzó a cumplirse, quedó como una mera utopía renacentista.  Pero su ideal del hombre que es capaz de tender hacia una u otra naturaleza fue aprovechado por la Modernidad, orientando al hombre hacia las capacidades propias de los ángeles como el Intelecto.   Las bestias poseen terquedad, pero también fortaleza y el instinto de supervivencia que es útil para la guerra de Ciudad contra Ciudad mientras todos los ciudadanos estén unidos.    La bestia por naturaleza posee todo lo que necesitará después, es decir, su instinto le permite   sobrevivir a toda consta, no necesita más que su fuerza e instinto.

Ahora, con los avances de la biología y la ciencia, sabemos que, al menos bajo ciertas concepciones evolucionistas, provenimos de los animales, por lo que ese instinto y fuerza bestial siguen operando en nosotros, son parte de nuestra naturaleza, pero los hemos negado ante el temor de lo que pudieran ocasional, ante la llegada inminente de la muerte, ante un sinsentido que pudiera develarse al mostrar que simplemente intentamos sobrevivir a costa de lo que se pueda.   Por eso se niegan las bestias.  Pero nuestro instinto bestial, nuestro instinto de supervivencia no solo se quedó en una mera supervivencia, pues en cuanto pudimos como especie ser consientes de la muerte, del vacío que queda ante un miembro que desaparece de la comunidad, creamos el simbolismo, el rito que es memorial de aquello que el ser que ha desaparecido fue; si fue capaz de dar su vida por el alimento de la comunidad, en la cacería entonces nació como héroe.  Entonces creamos el  sentido de trascendencia en una carrera por tratar de vencer a la muerte, a aquella que es capaz de aterrorizar al más fuerte de los héroes y volverlo piedra, dejarlo sin aliento y sin vida para perecer en no dejar recuerdo y desaparecer en la historia.  La bestia humana comenzó a tomar un discurso que le permitiera protegerse del olvido y “sobrevivir” a la muerte.  Esa carrera por vencer a la muerte, a lo natural en nuestra condición bestial, sigue subsistiendo hasta el día de hoy, y mientras no conozcamos el funcionamiento de aquellos mecanismos que hemos inventado para protegernos de lo bestial, mientras no conozcamos cómo funciona nuestra humanidad, no podremos saber a qué nos atamos, ni dónde depositamos nuestro tesoro, nuestra existencia con el fin de construir aquellas relaciones con los otros que, desde la visión de Picco Della  Mirándola, son capaces de ayudarnos a sobrevivir en sociedad al tener las cualidades que nosotros tenemos y tender hacia lo bestial o lo angélico según sea necesario.  Mientras no rompamos nuestra individualidad encerrados en la arcilla del Golem, no podremos tender auténticos lazos de creación y supervivencia hacia los otros, de formación de comunidad, por más que el sueño del ciberespacio nos ofrezca múltiples rostros.  Y entonces estaremos condenados a ser un número más en el ciberespacio, uno de tantos aquellos que soñaron con ser los únicos seres inteligentes del universo y que de cuya existencia pendía el mundo.  De aquellos que terminaron siendo devorados por sus bestias interiores al no conocerlas, y que finalmente murieron en un sinsentido, sin humanidad, ni bestialidad, perdidos entre decenas de rostros que buscaban acomodarse en su verdadero rostro de bestia.

Las bestias no son simplemente el aspecto animal que tenemos, el instinto de supervivencia y el uso del símbolo y el lenguaje permitieron jugar con la creación de lo que somos ahora, con reinventarnos como hombres  e inventar una sociedad.  Si sabemos, si aprendemos a movernos en esos juegos creadores, podríamos moldear y reintentar desde lo pequeño lo social, revirtiendo al Golem que nos hemos construido.  Pero de las bestias y su funcionamiento me ocuparé en el siguiente capítulo.

 

images (1)


[1] Giovanni Picco Della Mirándola, Discurso sobre la dignidad del hombre, Trad. de Silvia Magnavacca, Winograd, Buenos Aires,  209 p.