Introducción a la Filosofía Medieval Franciscana

Lic. Jesús Salvador Siguenza García

Objetivo: Que el alumno, a través de un análisis de las pequeñas historias alrededor del pensamiento franciscano, pueda adquirir las nociones básicas para el trabajo con los diversos autores que constituyeron en el Medioevo, una escuela de pensamiento y acción basados en su modo de vida. Cuestiones como la Voluntad, la interpretación y confrontación de las «autoridades» de su tiempo para realizar la vida franciscana de la «Altísima Pobreza».

El curso va orientado tanto a gente de espiritualidad franciscana, como aquellos interesados en esta etapa de la historia. Ayudados mediante el enfoque genealógico, se busca integrar una mejor comprensión de.los procesos que constituyeron los saberes de la escuela franciscana, concientizando al alumno de generar sus propias dudas sobre los temas investigados, así como la generación de una escritura crítica, permitiendo así un panorama general para ingresar posteriormente a la lectura de textos sobre los autores mencionados.

Actividades y habilidades adquiridas: lectura obligatoria, desarrollo de una investigación personal, lecturas fuera de clase, escritura, participación.

Metodología de trabajo:

Una lectura obligatoria previa a cada tema. Los estudiantes contarán con un acervo bibliográfico de consulta en línea para el desarrollo y ampliación de los temas. El curso se divide en 6 módulos sobre el tema más uno introductorio sobre el quehacer filosófico y el enfoque de trabajo. En cada uno de los módulos se encontrará la bibliografía correspondiente, además de explicaciones y herramientas de trabajo, así como las evaluaciones correspondientes, mediante la plataforma de Google Classroom, en donde el estudiante podrá consultar los materiales en un horario abierto. Las dudas serán resueltas mediante asesoría online en horario abierto.

Cada módulo está estructurado en un promedio de 4 a 6 sesiones. Se recomienda una sesión por semana, aunque el estudiante puede trabajar a su ritmo de trabajo. De 4 a 6 de la tarde de lunes a viernes estaré disponible en la plataforma de Clasroom para dudas sobre la sesión. Cualquier duda fuera de ese horario será resuelta lo más pronto posible desde mi correo personal.

Los módulos cuentan con una clave de acceso, la cual se les dará una vez confirmado el depósito correspondiente. Para acceder se les pide hacerlo desde una cuenta de Google (gmail). Cada módulo tiene un coste de $500, o bien, si el estudiante puede trabajar al ritmo de dos móduos por mes, se le cobrarán 2 x $700, siempre y cuando comiencen en el mismo mes. Para una mejor comprensión de los temas vistos, se recomienda tomar el módulo extra: Historia Franciscana, de los siglos XII al XV.

El curso empieza a partir del 13 de mayo.

TEMARIO

Módulo introductorio: Presentación del curso ¿Qué es la Filosofía y sus enfoques de estudio? Caja de herramientas genealógica.

 Módulo 1: Antecedentes.

1.1 Vida y contexto histórico de Francisco de Asís.

  1.2 El Maestro Antonio y la Tradición Escolástica. La universidad medieval.

:1.3 ¿Quienes son las autoridades? Aristóteles, Platón, San Agustín, seudo Dionisio Areopagita,  San Anselmo, San Bernardo.

Antecedentes 1.4: Joaquín de Fiore y la tradición milenarista.

Módulo 2: La Escuela de los Menores de París:

2.1 El avance de la OFM hacia la clerecía.

2.2 Haymon de Faversham

2.3 Alejandro de Halés. El hombre como imagen de Dios y el libre albedrío.

Módulo 3.  San Buenaventura

3.1 Vida y vocación

3.2 Método de escritura: Las 3 vías de la enseñanza y el método bonaventuriano de escritura.

3.3 Teoría del conocimiento: conocimiento sensible, conocimiento intelectual y conocimiento sapinceal.

3.3.1 Clasificación de obras: A) Los textos escriturísticos; B) Los textos teológicos; C) Los sermones.

3.4. Teología y filosofía de la Historia Bonaventuriana: Esquema septenario del tiempo.

3.5 De la Lógica a la teo-lógica.

Módulo 4. Juan Duns Scoto.

4.1 El camino de la Voluntad

A) Teoría del conocimiento: conocimiento intuitivo y conocimiento abstracto.

B) Ontología del hombre: el hombre como compuesto, el alma y sus potencias. El problema de la libertad.

4.2 La necesidad dl pensamiento de La Inmaculada Concepción.

Módulo 5. Guillermo de Occam

5.1 Miguel de Cesena y la discusión de la Altísima Pobreza.

5.2. La navaja de Occam: Lógica: términos, suposición y significación.

5.3 Separación entre Filosofía y Teología.

5.4 Teoría del conocimiento: la suposición de los universales.

5.5 Ontología del hombre: pluralidad de las formas en el hombre.

Módulo 6. Un caso especial: Raymundo Llull.

6.1 Vida y contexto de Raymundo Llull.

6.2 La mística y la contemplación como preparación para la misión.

6.3 Diálogo interreligioso: enamorarse de Dios.

6.4. Antropología y ontología de la creación.

Módulo 7: Temas complementarios

7. La teología natural: de Buenaventura a Occam.

8. La ética franciscana: ética de la alteridad.

9. El voluntarismo franciscano.

Conclusiones y cierre de curso, discusión final de trabajos.

Bibliografía General:

-GILSON, Etienne.  Elementos de filosofía cristiana. Ediciones RIALP S. A. Tercera edición. Trad. por Amalio García Arias. Madrid. 1981.

-MAGNAVACCA, Silvia. Léxico técnico de filosofía medieval. Universidad de Buenos Aires, facultad de filosofía y Letras. (Sin Fecha).

-MERINO. José Antonio. Manual de Filosofía Franciscana. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid. 2004.

OMAECHEVERRÍAIgnacio OFM, Inspiración teológica en los escritos de san Francisco de Asís. San Buenaventura y Duns Escoto, en Selecciones de Franciscanismo, vol. XIV, n. 40 (1985) pp. 49-82.

-TORRES Balbas Leopoldo. LA Edad Media 1. Las ciudades medievales hispanas.  (Sin Fecha, sin editorial) Archivo digitalizado.

-VON BALTHASAR,  Hans. Teología de la historia.  Talleres Gráficos de ediciones Castilla, S.A. Trad. de  José María Valverde. Segunda Edición. Madrid. 1964.  (COLECCIÓN: Serie Cristianismo y hombre actual 4)

Bibliografía Especializada

Para Juan Duns Scoto:

-BAC. Obras del Doctor Sutil. Juan Duns Scoto. Dios uno y Trino. Introducción general, Miguel Otomí OFM. Madrid.1950.

ELÍAS, Gloria Silvana. Duns Scoto: el querer divino como fundamento del querer humano contingente. Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales – Universidad Nacional de Jujuy, núm.34, mayo, 2008, pp. 281-291

-SCOTO, Duns. Tratado del Primer Principio. Editorial SARPE. Trad. de Alfonso Castaño Piñán.  España. 1985.

Para San Buenaventura:

– BUENAVENTURA, san. Obras de San Buenaventura, tomo II. Jesucristo. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1966.

– ___________________. Obras de San Buenaventura, tomo I. Prólogo de Fr.León Villafundas Polo OFM . Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1945.

-RATZINGER, Joseph. La teología de la historia en San Buenaventura.  Ediciones Encuentro. Trad. de Juan Daniel Alcorlo y Rafael Sanz, OFM. Segunda Edición. 2010.

Para Guillermo de Occam:

-BEN, Ada Sofía. Guillermo de Ockham: El último medieval. A parte Rei. Revista de Filosofía. No. 46, Mayo del 2006. Disponible en: http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/ben45.pdf

-OCKHAM, Guillermo. Suma de lógica. Trad. de  Alfonso Flórez Flórez.  Grupo Editorial Norma. Bogotá 1994.

-AUTORES VARIOS. Guillermo de Ockham, en: Enciclopedia Franciscana. Edición en línea:  http://www.franciscanos.org/enciclopedia/guillermoockham.htm 

Para Raymundo Llull:

-BEUCHOT, Mauricio. Retórica y Llulismo en Diego de Valadéz. SL 32 (1992), 153-161. 

-LLULL, Ramón. Arte de Derecho. Trad.  y notas de Pedro Ramis Serra . Universidad Carlos III de Madrid.  Madrid, 2011.

-LLULL, Ramón. Libro de Amigo y Amado. Trad. de Eduardo Moga. DVD Ediciones y Editorial Barcino. Barcelona, 2006.

Ramon Llull, en: Enciclopedia de la Religión Católica Dalmau y Jover, S. A., Barcelona 1953. Tomo 4, columnas 1498-1502.

Escuela Franciscana . Gioto

De lloronas y magdalenas, perderse entre calles, memorias y ríos

Siempore me ha fascinado ver correr el cauce del agua. La Ciudad de México muestra entre sus fauces aún dos tramos de río a la vista. De las últimas veces que recorriera parte del cauce entubado del Rio Magdalena por la calle de Chimalistac, surgiría un pequeño cuento que uniera aquel encanto por transitar entre la humedad de donde pasara el río y, una de mis historias preferidas: la Llorona y las Cihuatateo, las segundas como diosas prehispánicas; aquellas mujeres que murieran durante el parto, y por ello fueran consideradas como guerreras, y que bajaran (según las crónicas de los informantes de Sahagún) a beber la sangre de los niños en los cruces de caminos y cerca de los ríos… De los supuestos presagios sobre la llegada de los españoles, está el de una entidad -con voz de mujer- que pasaba por las calles penando sobre el destino de sus hijos ¡Ay de quellos que han visto su propia ruina al asentarse en un aniguo lago y desaparecer toda aquella agua que daba el esplendor a la antigua ciudad de las diosas guerreras!

La ciudad fue evolucionando al paso de los años. El Rio Magdalena tiene su origen en lo que ahora llamamos «Los Dinamos», sobre su cauce:

[…] desciende por la gran cañada de Contreras hasta Santa Teresa, cruza Periférico cerca de la zona de hospitales, reúne sus aguas en la presa de Anzaldo, que funciona como un gran vaso regulador cuando llega la época de lluvias. Más adelante, en San Jerónimo, el río se oculta y corre subterráneamente por lo que ahora es la avenida Río Magdalena. Franquea Revolución e Insurgentes y pasa por Chimalistac, cerca del metro Miguel Ángel de Quevedo, y queda nuevamente al descubierto en el puente de Panzacola, en la calle de Francisco Sosa, donde fluye paralelo a la avenida Universidad y al parque de los Viveros; atraviesa la calle Madrid y adelante se une al Río Mixcoac; y entre los dos forman el Río Churubusco.1

Ahora gran parte se encuenta entubada y contaminada, en su nacimiento se usa como criadero de truchas, algunos artículos recalcan las modificaciones y problemáticas que sufriera este río durante en Porfiriato, la expropiación de las aguas y modificaciones del terrero a beneficios de la Industria. Un tema que resulta actual y no tan alejado en una Ciudad que se hunde cada vez más al estar asentada sobre mantos acuiferos. Quizá, lo que predomina al escribir estas líneas, al igual que en el empeños que tengo de caminar y recorrer las calles de la Ciudad, es cierta añoranza a un pasado en el cual no viví, pero que forma parte de lo que considero como mi historia, como una herencia. Atribuiyo esto a cierta melancolía por disfrutar aquellos pasajes, así como del explendor aún en pie de culturas que fueron transformándose; el brillo novohispano de pertenecer a un imperio en decadencia que la historia ha intentado borrar y, la serie de muertos sobre la que andamos en las calles; ciudades previas a la hispanización que permanecen ocultas, incluso desconocidas a los ojos de quienes transitamos por ahí. Sí, como dijera algún formador alguna vez «no puedes oponerte a la transformación de la ciudad», pero, en mi empoeño de formación franciscana y melancolía de un pasado, mi «torpeza» me impide desarraigarme de ello. Aunado a ello, dicha transformación, lleva a la misma ciudad a su perdición.

El Río Magdalena baja por Chimalistac (donde permanece una de las entradas a las ya sepultadas unidades habitacionales del Copilco prehispánico) hasta Avenida Universidad, quedando al descubierto su cauce en el cruce de ésta con la calle Francisco Sosa, donde recíen se encontró un asentamiento Tecpan, lo que lleva a pesar que la zona del actual Coyoacan era administrativa desde tiempos prehíspanicos, y no sólo de descanso ¿Cómo se aprovechaba el agua en ese entonces? Actualmente se utiliza una parte para carpas; en Viveros, por ejemplo, se utiliza para riego, una parte entubada del río es utilizada como vertedero de aguas negras. A pesar de cómo la Ciudad va engullendo las áreas naturales, es admirable poder caminar y mirar, desciubrir, pensar hacia dónde nos lleva el diseño orográfico.

Dicen que geografía es destino: ¿qué se puede esperar entonces sobre los cimientos de un gran lago y ríos entubados? el clima frío y húmedo de la zona volcánica de Coyoacan, las adaptaciones de puentes y piedra de río como empedrado, diseñado por los franciscanos para mantener la tierra en su lugar, se ha transformado y ahora se reemplaza la tierra debajo por capas de cemento. Grave error. La piedra de bola permitía que el agua escurriera y recargara los mantos acuíferos sin que se hiciera tremendo lodazal. el cemento ahora sólo escurre el agua hacia las coladeras, y forma charcos. en los que los transéuntes corren en días de lluvia, resbalándose inevitablemente. el gua vuelve a buscar su camino, desgaja zonas, ilunda o bota coladeras, para encontrar su cruce natural. Y, en medio de caos formado por el avance de querer seguir sobrepoblando la ciudad, de nuestro querido pejidente por eliminar las pocas reservas naturales, es todo un esplendor terriblemente bello, risible, emocionante, mirar como el agua y la tierra reclama para sí lo que le fue invadido, en medio del estrés generado por cientos de personas que se han desposeído de cientos de historias. Quizá por eso las Cihuatateo siguen penando por esos y otros lugares: pues ahora pueden ver cómo todo se ha perdido, mientras los transeúnytes se hallan inmersos en sus dispositivos, o en sus automóviles incapaces de volver a sentir los pies húmedos, el agua resbalando por la nuca, y por ello no pueden leer a cuántos transitaron por ahí. Si vivió Cortés y Malitzin juntos por ahí o no. Si el sanguinario Pedro de Alvarado marcara con su crueldad los dominios de la historia de esa calle, si quizá coyoacán fue siempore sensado, por su ciorte tranquilo, melancólico y abundante en agua, como un lugar de descanso y gobierno; si la Casa de los Naranjos fue la prumera construcción Novohispana. Si, dónde estiviera la Hacienda de Panzacola en el Porfiriato , ahora sólo queden muros. Incluso, quizá, que el «hombre» caduco como su tiempo, en el que las transformaciones destruyen todo,cabe su propia tumba al despegarse de cientos de historias, defendiendo una Ciudad cambiante e ignorando su hidrografía y orografía.

San Antonio de Panzacola: antes y ahora

Puente de San Antonio 1865
Puente de Panzacola, Hoy.
Puente en la calle de Chimalistac (hoy) El río Magdalena en esta parte está entubado.
Puente de Chimalistac, 1922
Mismo puente, 2019

Visio

Al final puedo ver que cae la luz… mi misión es recoger los restos. –Cyteres, Desierto.

Escribir esta nota me ha resultado un auténtico reto al no saber por dónde empezar.  Por motivos personales y familiares tuve que mudarme hace un año de la Ciudad de México a Ecatepec. He sido un gato vago desde que pude tomar conciencia de ello y lanzarme a recorrer lo que pudiera del país. De este modo el cambiarle de lugar para vivir no me resultó tan difícil como pareciera. De muchas personas escuché los siguientes comentarios: a dónde vas a vivir si ahí matan. Es un infierno, no tienes servicios cerca; incluso, de alguien que vive del otro lado de Ecatepec en donde me encuentro me dijo: “no sabes en lo que te metes, es un verdadero infierno, yo quiero salir de aquí y tú quieres meterte. No puedes entenderlo si no eres de aquí.”   Mis peripecias y desventuras por encontrar un trabajo estable me han llevado a contemplar cosas que hace mucho no veía: en algunos lugares florecen cabezas, en un camino abandonado y hecho basurero encontrar a perros devorando los restos de una niña… incluso un perro devorando a otro a media calle al abrir una bolsa de basura…

Ecatepec es un municipio con una población enorme que ha buscado establecerse dada la “cercanía” con la ciudad de México. Ciertamente la mayor parte de gente que conozco trabaja ahí. De esta manera muchos de los habitantes consideran que aquí no hay trabajo, que no alcanza el dinero por el alto costo de las rentas y los pasajes. Que los que aquí habitamos nos encontramos en un índice de pobreza, es cierto, pero también lo es que la vida busca su paso sin importar el lugar donde se encuentre. Para los que no hemos podido encontrar un sueldo cercano lo suficientemente sustentable, o bien, que no quiero salir más lejos por estar cerca de mi familia y no gastar lo que a otros deles va en pasajes, he encontrado cómo sobrevivir entre múltiples trabajos a la vez. Sí, la vida es dura, sí, podemos sobrevivir meses (o años como otra gente que he conocido) si agua que caiga diario… La Ciudad de México con todos sus servicios se viene abajo ante unos días o una semana sin agua… pero aquí es el pan de cada día el reutilzarla y saber aprovecharla…. Los compromisos políticos de la CDMx la han condenado  y su caída viene pronto aunque sus habitantes no sepan verlo. A diario escucho o leo noticias sobre que siguen habiendo desaparecidos, que encuentran a otros, metarrelatos para justificar desapariciones como el llamado “mounstruo de Ecatepec”. Y ante las noticia la cercana-lejana Ciudad de México se espanta por lo que escucha. Aquí se crece con una mirada dañada y un forjar el paso de la vida, aquí el dinero no alcanza porque se va en los pasajes. Pero eso no impide conocer a los otros, convivir, intentar construir algo ante las múltiples carencias que se encuentran aquí. Escuchar de un habitante de aquí que quiere huir a las comodidades pequeñoburguesas de la cdmx porque no tiene el valor de mirar a su tierra y ver si algo bueno puede salir de ahí (que evangélico suena) me parece nefasto… en parte por eso me quedo aquí. La situación es difícil, las “clases” a la comunidad no reditúan mucho, pero les puede aportar la construcción y reinvención de la misma. Aquí todavía huele a tierra, todavía se puede arar. A pesar del calor constante el clima no está tan contaminado como la ciudad… He visto vertederos de basura transformarse en parques, casas. Sí. La pequeñoburguesa cdmx nos arroja su basura estigmatizando a todo aquel que viva aquí, las casetas parecen prefigurar el letrero de la entrada al Infierno de Dante. Aún así la vida busca su paso y florece, mirando los fantasmas en su propia gente, más fuertes que aquellos que atraviesan las combis en la carretera crea o no uno en eso. El ingenio y la pulsión de la vida misma por brotar busca su camino entre miradas dañadas,  estigmas de sangre y precariedad. Aquí la gente busca construir sus fragmentos de vida como en otros lados. Aquí todavía se respira la humedad cuando llueve entre las montañas. Aún no huele a basura al amanecer y mirar los cerros. Aquí se vive con el fantasma encarnado aunque los pequeños pseudo-académicos se burlen de ello.  Hay más cuidados, aquí se aprende a valorar la vida y el esfuerzo, a cuidar lo que en otros lados se derrocha. Para vivir basta la sonrisa de un niño en medio de donde uno se encuentre…
Mi misión es recoger los restos de las historias, de la propia, y comuinitaria, de las no mencionadas por los noticieros… como dice la canción Desierto de Cyteres:

Cómo hacer fotogramas de uno mismo

 

Advertencia: mirar en diversas perspectivas los fotogramas que hemos generado de nuestra singularidad nos permite jugar con todos ellos, se corre el riesgo de descomponer cada uno para poder trazar un rompecabezas de colonia con múltiples pedazos que pueden no corresponder entre ellos ¿El resultado? Dependerá de cómo asumimos dicho juego de romper y construir.

  1. Considere que no importa el calibre de la cinta en que se han tomado sus fotogramas, pues dada la uniformidad que se nos presenta, podría usted descubrir que, lo que importa es la manera en que cada uno fue ordenado y clasificado para obtener una secuencia… ¿qué fotografías obtenemos? ¿su secuencia es lineal?
  2. Hay, en todo aquello que contiene fotogramas, una memoria de lo que hemos querido representar; también una mirada hacia todo lo que nos es develado, incluso lo que pretendíamos ocultar detrás de fotogramas flat. Una imagen constituida por lo pornográfico entendido como evidenciar lo que antiguamente creíamos privado.  El ojo escrutador todo lo mira, lo capta y lo vuelve en unidades de memoria plantadas en un instante que puede cerrarse al mover los dedos.
  3. “Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido“. 1Cor, 13-12. (El resaltado es mío)
  4. En latín, speculum de specio=mirar. Un instrumento de mirada o para la mirada (como nuestros fotogramas ¿no?) Sin embargo, en la cultura romana de finales del siglo primero y principios del segundo, cualquier objeto que diera un reflejo fungía como espejo, por lo que no podemos hablar de tener una claridad de aquello que se ve, como en el caos de los espejos modernos que incluso llegan a reflejar con aumento, distorsionando todo el derredor. Según la definición griega, Kátoptro se define como un objeto que refleja la luz o el sonido.
  5. Si bien, el texto bizantino neotestamentario cambia el uso de cualquier derivado de la raíz griega presente por “miramos en lo oculto”, la Vulgata latina de Jerónimo conserva la palabra speculum. Dado mi nivel de griego baby, me atengo como el de Hipona al texto latino, en el cual puedo navegar con un poco más de comodidad. En la tradición grecolatina podemos encontrar testimonios sobre el uso de los espejos, tal como el de Plinio el Viejo, quién vivió durante el siglo I y que nos dice:

“Habíase tenido por cierto que no se podían tender láminas ni hacer espejos sino de buenísima plata. Y ya también esto se corrompe con engaño. Pero admirable es la naturaleza de representarse y darse a ver las imágenes (…) Acerca de los antiguos fueron los mejores los brundusinos, mezclados de estaño y cobre. Tomaron ventaja los de plata. El primero que los hizo fue Praxiteles, en tiempo de Pompeyo Magno. Y nuevamente se ha comenzado a tener por cierto que muestran más propia y cierta imagen poniendo en ellos oro por detrás”. (Plinio El Viejo, Historia Natural XXXIII, 128)

 

  1. Luego, entonces, podemos decir que, desde el reflejo en el agua a la manera del mito de Narciso, como los caros espejos de plata y bronce en la cultra romana no daban sino un reflejo opaco o deformado, del cual, siguiendo a Pablo de Tarso, hay un contenido por descubrir y revelar, como en el sentido de la kénosis paulina, el abajamiento que detrás de sí contiene una realidad por mirarse y asumirse.  Y, a todo esto ¿qué hay con nuestros fotogramas? Los espejos actuales muestran todo hasta donde la mirada alcanza a cubrir dependiendo de la perspectiva en que nos plantemos delante.
  2. Cualquier fotograma, sea de fotografía o cámara, es ejecutado y captado para encerrar un momento. Según la fórmula general, tenemos 24 o más fotogramas por segundo para el cine o televisión, o cualquier señal que nos permita ejecutar vídeo. El procedimiento consiste en generar una sucesión tan rápida de imágenes que es capaz de bloquear la capacidad del cerebro para apreciarlas por separado, permitiendo así que el cerebro las mezcle y creándonos una sensación de movimiento… ¿captamos entonces momentos o los reconstruimos partir de nuestra interpretación de ello? Sin duda interpretamos aquello que se nos pone delante a pesar de que fue captado con ciertos matices = fotogramas clave.
  3. ¿Qué insertamos después? ¿cuántos fotogramas vacios podemos tener? ¿de qué manera nuestra mirada puede sostenerlos y procesarlos? Sin duda cada secuencia de fotogramas acelerados en el vacío (rev. Baudrillard)  nos llevan a un “traje” de subjetividad por vestir. Dicen Los Tres:

 

“Bajé a la tierra,

me decidí

vestido con ropas

que yo elegí.

[…]

Lo que es real

yo sé, son los huesos.

Y todo el resto

es sólo relleno”.[1]

 

  1. Por lo que tenemos una interpretación, un traje, una subjetividad, quizás masificada por contenidos que se encargan de señalarnos, agruparnos, incluirnos (que terrible) en una secuencia de imágenes que queremos creer «real» (traje una cuerda para colgar, dicen Los Tres) Poseemos la cuerda para atarnos al lanzarnos al vacío, al acelerar con los pies por delante si queremos mirarnos como “críticos de arte” por saber que nuestras vidas son un Carnaval de fotogramas… ¿Y?… si nos lanzamos literalmente a ahorcarnos ante el terror de mirarnos huecos, o en el vacío, si valoramos un suicidio como esa última alternativa para sentirnos héroes de nuestra kénosis con tintes puritanos. Entonces nos hemos equivocado rotundamente, no hemos entendido que no hay más que diversas formas de jugar, de travestirnos con tantos trajes como podamos recortar… a la manera de fotogramas impresos en papel, podríamos romperlos en trizas, mirarlos, sí; aterrarnos, tal vez; tomarnos el agua y el vino en la mesa y elevarnos entre lo que creemos es un traje perfecto…¡bah!… Mejor sería pegar cuantos pedazos hagan falta y volverlos a arrancar, abusar de la cinta adhesiva en lugar del pegamento líquido para evitar creernos que cada fotograma pegado una y otra vez es el original…
  2. Hacer nuestros propios fotogramas es relativamente sencillo: basta con lo que diariamente realizamos. Definitivamente no consiste en mirar negativamente la virtualización, espacio de ampliación de nuestras memorias. Saber que existe dicha integración no nos vuelve artistas, tampoco. Siquiera en buscar otras vías como colgarnos de la cuerda. Queda entonces el juego, romper, rehacer, abusar de la cinta, de saber que sólo hay espacio para simularnos una y otra vez, para travestirnos sin alinearnos en una ridícula postura de que el género es la normalización… travestirse hasta el infinito, no de hombre o de mujer, no de género, no de suicida depresivo, no de crítico de arte… ACELERAR EL GIF A 5 tomas elaborado con múltiples recortes mientras descendemos al animal para mediar o subir al dios irritable asesino de niños, luego descender al dios hecho hombre, al puritano, a la puta, al irremediablemente matiz de burlarnos de nosotros mismos, quizá a la misma mierda y con ello, mirar que ese intento risible de normalización nos da a beber lo que hay detrás de nuestros fotogramas… ya se ha convertido lo privado en lo público, ahora sólo queda espacio para el Vade ultra del demonio al final de Simón de Desierto (1965), de Luis Buñuel, de la carne radioactiva encendida en asumir que lo pornográfico hoy no es la sexualidad, sino la vida expuesta, asumida y creída como única y original corriendo como hámster en una rueda. Y con ello la risa incontenible y violenta.
  3. No obedecer un decálogo, estallar en todas la maneras posibles de sabernos simulacros incesantes. Pegar una y otra vez los fotogramas hasta hacer que la cinta se incendie, y con ello conseguir movernos entre el paroxismo y la risa, la burla, la melancolía y el movernos en el incesante deseo de desear… llega la quietud del desierto, y por la noche, los demonios que asolan el saberse detenido para seguirse configurando. In bone in flesh, tomber sur la tête, la memoria: como dice Evagrio Póntico en su Tratado práctico: “Exaspera el alma por todo el día […] apoderándose del espíritu y representándole el rostro de aquel que le ha perturbado”, estallar, entonces en el esbozo de mirarnos a nosotros mismos en medio de nuestra descomposición fotográfica…

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[1] <https://www.youtube.com/watch?v=yjuNw7Wo_fo > [Última consulta: Aunque lme lleve el tiempo, no tengo edad].

Polvo de cama

Fríamente, inundando el pecho,

asciende como cuerpo resucitado:

brillando, mostrándose orgulloso

mientras se oculta aquí, detrás de este cuerpo.

Lee mis entrañas, adormece mis vértebras.

Me deja sentado, inútil, contemplando

como los ojos de un ahorcado

me abrasa las entrañas mientras caigo lentamente

apoyando la mano en la orilla de la cama.

Comienza la salida, los círculos de humo

que mi boca no ha aspirado en semanas

a  s  í       q  u  e  d  a        l  a       i  n  e  r  c  i  a

d  e       m  e  d  i  o      c  u  e  r  p  o       ………………………………………………………………………………………………………………………………      v  e  d  a  d  o     ……………………………………….      ……………………………………………………………….     E  n  c  e  r  r  a  d  o

e  n      l  o  s      p á  r p a d o  s      l u n a r e s

 

como las ligeras cartografías de tu espalda negadas a mis ojos

¿cuándo dejaron su rastro en la sábana helada?

 

La ascensión llega a los labios provocando una sed seca, dejando lo amargo que trae

encontrarse a media luna, a media madrugada

lo oculto de la resurrección se esconde en el vaho de la ventana

queda aquí, con el nudo en el pecho,

la soga al cuello

antes de tirar la piedra al lago

levantarse así, con el peso muerto

para querer caer en el vado  de la carretera

que dejó una silueta extinta

sin poder mirarse     f  r  e  n t  e      a  l      e  s  p  e  j  o

teniendo que acurrucarse nuevamente

entre líneas negras

que escurren tras los ojos ahorcados.

E  l      t  i  e  m  p  o      e  s       u  n  a      i  n  v  e  c  i  ó  n       m  a  l  d  i  t  a   .  .  .

De carne zombie y simulacros violentos

El tema del apocalipsis zombie ha sido un recurso cinematográfico explotado con gran fuerza a partir de la primera década del siglo XXI. En dichas películas generalmente el tema es una infección o virus que ataca a la población llevándolos al quiebre del Estado y de la sociedad. Ante ello se impone la supervivencia de los individuos, a veces con el intento de reestructuración de lo social bajo aquello que ha decaído ante una violencia que consume todo a su paso.

Si bien, el tema del zombie como lo otro contrario a lo humano, ha sido tratado desde el siglo XX, su masificación y posibilidad ficcional se ha impuesto en el pensamiento colectivo como algo que podría constituir una realidad no muy lejana gracias a los avances y accidentes científicos. Por ejemplo, la cinta 28 Days Later, del director  Danny Boyle nos presenta a los zombies como infectados, es decir, individuos cuya corporalidad ha sido afectada por cambios químicos o procesos invasivos que los constituyen como ese otro capaz de consumir carne de sus iguales de manera aparentemente imparable e instintiva.

En el 2014, la introducción del Krokodrile[1] como droga barata capaz de consumir y quemar los tejidos del cuerpo, mientras los sujetos sufren de una violencia excesiva producida por sus efectos narcóticos sin cura posible y llevándolos eventualmente a la muerte; llevó al pánico general a la población de Florida debido a que un sujeto bajo dichos efectos consumió como caníbal la carne de un indigente, afectando así el imaginario común y llevando a muchos incluso a preguntarse sobre la seguridad de dicho estado ante una posible infección zombie. El apocalipsis había llegado; al menos en el imaginario, si pensamos a ese otro como un sujeto capaz de producir una violencia extrema y romper con lo cotidiano al ser influenciado por sustancias químicas.

Ahora bien, el peligro de facto no está en una posible infección que nos lleve a un apocalipsis zombie como en las películas, sino quizás, en el consumo de la violencia que produce la ruptura del Estado, mostrándolo como una institución inestable ante el control de las masas a través del deseo. Y, a pesar de todo, el deseo ha pasado ya, el apocalipsis ha llegado con una violencia esparcida y viralizada a través de las redes sociales, del deseo re-producido de los esquemas anteriores a las rupturas del Estado para crear Estados alternos capaces de soportar la infraestructura en Países Tercermundistas.  El Narcotráfico, que ha basado su expansión en las particularidades de México a través de la producción y consumo de violencia, se ha implantado a través de una cultura pop que lo retrate y vuelva atractivo: -Miren todos, el país y la economía que es sustentable a partir de la muerte, del consumo de la carne-. Hemos llegado a ser zombies; carne que produce y consume violencia ante un sistema de repetición de los esquemas que han pasado y fallado.

Jean Baudrillard habla en su libro “La transparencia del mal”, nos habla del simulacro como aquello que se ha impuesto ante el deseo y el consumo que ya pasó, ante una sociedad en la que todo se ha mostrado y revelado, y por ello lo que queda es el reproducir los antiguos esquemas para obtener un consumo rápido y funcional. “Ya nada se refleja […] [todo explota] en una potencialización fantástica donde interpretan su propia pérdida” [Baudrillard, 1991, 11p]. Al perder todo, ha sido tirado el velo para vernos desnudos en una orgía en la cual el límite es marcado por el hastío de que todo ha sido mostrado. Y ante la pérdida de todo, no podemos hacer otra cosa que centrarnos en una violencia capaz de ser consumida y colocarnos como lo otro humano.

En el rastreo cinematográfico de la temática zombie, me he encontrado con la cinta “Melanie: Apocalipsis zombie” (Colm McCarthy, The Girl with All the Gifts, 2016), en la cual, un gen ha mutado para producir una segunda generación de infectados por un hongo causante de la infección  zombie capaces de racionalizar, es decir, existen niños cuyo status de humanidad pende de su capacidad de establecer una sociedad para sobrevivir. Melanie, una niña de aproximadamente diez años con un coeficiente intelectual alto, escapa de un centro de experimentación en Londres para mirar que el mundo ha sido consumido y que ella no es ya un humano como aquellos que experimentan con ella, sino algo más capaz de sobrevivir ante el cambio. En su trayecto encontrará a otros niños que han sobrevivido tras haber devorado a sus madres siendo aún fetos y abrirse paso en la construcción de una primitiva sociedad en donde la más inteligente se establece matando de paso a la humanidad por ser seres que no aceptan lo nuevo.  En dicha trama la orgía (como concepto de Baudrillard), entendida como ese estado donde todo ha sido develado, gozado y difundido, ha pasado ya; sólo queda lugar para la simulación de una micro sociedad militarizada por los sobrevivientes que buscan una cura, o bien, la destrucción de todos ellos “viejos humanos” salvo los que sirven para constituir cultura, y el establecimiento de una nueva sociedad heredera de la nueva configuración de la “nueva humanidad” bajo los niños que han mutado.  Una película con excelentes escenas gore y tomas aéreas de Pripyat, ciudad fantasma afectada por el desastre nuclear de Chernobyl en 1986.
La idea del progreso y la sociedad han desaparecido ya en la trama de la película, pero siguen funcionando ante las alternativas que emergen en los imaginarios que cada cual busca para sobrevivir e imponerse contra los otros.  Ante ello queda preguntarse sobre si en las condiciones del Narcotráfico que nos ofrece México no nos encontramos ya en un estado de “zombificacion”; también, sobre si los sujetos capaces de dar y producir muerte con la espectacularidad gore que logra una película como esta no han logrado ya el establecimiento de un consumo de carne muerta, y de carne que es desechada en lo que conocemos como naco fosas; preguntarnos sobre si la extinción de los sujetos incapaces de defenderse ante la novedad de la repetición de aquello que funciona como una sociedad y nueva humanidad en la película,  no puede ser comparado con la exterminación de todos aquellos que fungimos el papel del mera carne lista para ser devorada por otros, o bien, para ser usada y desechada.

La viralización de todo: economía, política, sociedad, ha pasado y se ha superado (en el sentido de que ha perdido su significación primitiva); estableciéndose ahora bajo nuevos signos: enfermedades, procesos de placer reducidos al alto consumo de imágenes gore, de violencia que ha superado la virtualidad como plataforma de descripción y configuración de lo que denominamos como realidad. ¿Qué comeremos ahora que nos hemos descubierto como caníbales?   Sólo queda lugar para lo trans, es decir, lo que va más allá y ha dejado atrás el pasado ¿Cómo reinventaremos nuestro simulacro en tiempos de zombies masificados?

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[1] Al respecto puede consultarse la nota “Krokodril, la droga que consume la piel, de Univisión, disponible en <https://www.youtube.com/watch?v=n_TZuarRlgE >.  Cabe resaltar que, a pesar de la afirmación del noticiero de que la droga llegó a Estados  Umidos, ahora se sabe que es originaria de ahí.

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Bibliografía

– BAUDRILLARD, Jean, La transparencia del mal. Ensayo sobre los fenómenos extremos. Trad. de Joaquín Jordá. Barcelona, Ediciones Anagrama, 1991. 185pp. (Colección Argumentos)

-VALENCIA, Sayak, Capitalismo Gore. México, Paidós, 2016. 232pp.

 

Allá lejos, Durtal y la figura del satanista burlesco en Huysmans

Sugerencia: escuchar con el siguiente link

 

La nostalgia de fin de siglo que se dio durante la segunda mitad del s. XIX se ve plasmada en cada parte de La Bas (Allá lejos, en español): decadencia ante una sociedad burlesca que, en el culmen de la razón parece tener necesariamente que regresar a la mística como respuesta del vacío de no poderse encontrar en las exigencias que la sociedad retratada les pide a gritos. Cada uno de los personajes navega a su manera en el vaivén de aferrarse en sus pasiones absurdas ante la razón, muestra de un absurdo mayor. Los personajes realizan una fantasmagoría de sus ideales…

Me centraré en la figura del protagonista: Durtal, erudito y hombre que vive entre el desatar su pasiones y guardarlas con el fin de redactar la biografía de Gilles de Rais, tropezándose en el camino de sus investigaciones con que el Satanismo se halla presente en la Francia que se dice a sí misma como moderna. En realidad es descrita como una nación sumida aún en una extensión de la vida medieval bajo la búsqueda de la espiritualidad proporcionada por la vivencia de los personajes.  La novela refleja un ambiente cargado de melancolía en donde las paredes y el viento huelen a viejo, humedad y podredumbre. Puede detectarse al atravesar línea a línea los pasajes de la escritura de Huysmans, el desencanto propio de una era que no termina de caer, que, a pesar de que el siglo de las luces casi nació y corrió por ahí, todo se conserva como si nunca lo hubiera hecho. Quizá pasó, como todo lo que tiene que pasar, trayendo consigo el desencanto de una época en calles atestadas de misticismo que raya en la burla de todo lo moderno. He aquí el desencanto de un romántico francés que refleja parte de sus vivencias al querer internarse en el Satanismo, en una búsqueda del mismo misticismo que le exaspera la garganta y la pluma al no saber a dónde mirar.

La duda y el hastío parecen envolver la figura de Durtal, quien rechaza el Naturalismo, la pedantería de los Rosacruces y los cultos ocultistas que no llegan a adentrarse en la experiencia de lo místico realmente, tachándolos de mera imaginería. Va en contra del catolicismo tradicional, representado en su amigo Carhaix y su mujer, quienes tratan de apegarse a las tradiciones medievales contenidas en los antiguos libros de la biblioteca del viejo: sortilegios de campanas, el exorcismo ante el canto de los ángeles, y algunas menciones a sacrilegios que muestran la siempre importante cuestión del Satanismo presente en toda época. Carhaix es campanero, vive en un campanario funcionando su casa como punto de reunión de Durtal y Des Hermies para discutir algunos puntos de vista.  El aferrarse a las campanas y la manera de tocarlas no es sino un eco sordo que en las calles parece ya no producir un canto de ángeles que la sociedad pueda entender, y sin embargo la morada funciona como protección contra malos espíritus una vez que el protagonista ha huido al presenciar una Misa negra.

El desencanto de su época le lleva a buscar el encanto de Mme. Chateulove: burguesa casada que se cartea con el protagonista con el fin de encontrarse. En un amor torrencial, protagonizado por el deseo de Durtal y, la posesión del súcubo a manos de Chanteulove, perteneciente a un culto satánico y guía de nuestro protagonista al adentrarse en los misterios que terminará rechazando luego de contrastarlos como horribles ante  casi terminar de escribir, de una manera romántica, los horrores de Gilles de Rais en su escrito biográfico. El personaje principal queda hundido en una marejada de perdición, justo por no saber a dónde aferrarse.

Pese a lo anterior, parece pesarle más al personaje el hecho de que la mujer de la que ha quedado prendado y cree tenerla como posesión suya, se entregue a la representación de Satán en la Misa Negra. Y es que la posesión física de su amante le llevó a destruir el fantasma creado sobre ella: la mujer encendida en las cartas de amor, entregada a una pasión desbordante en la locura; la imaginería de ser una persona que él mismo pudiera haber recreado a través de la imaginación, curando con esto sus soledades  y desencantos de su siglo, queriendo reavivar la chispa de la juventud en el escritor. Al tumbar el fantasma y verla consumada de la vecordia demencial, tumbada en el piso pidiéndole ser poseído luego de la celebración del culto ocultista, el hombre huye aterrorizado de comprobar que las pasiones de Gilles de Rais por conservar su tesoro y encontrar el conocimiento absoluto siguen vivas, y asumidas como representación burlesca de la decadencia en aquella mujer tan llena de vida en una orgía animal, muestra de su hastío por el desencanto de su aburguesada época.

Y es que la figura de Satán no es más que una representación, un símbolo, de aquella animalidad que el hombre se niega a aceptar, de las pasiones desbordantes, los deseos que pensamos como instintivos. Pero en un mundo en dónde todo ha fracasado, la mirada es volteada hacia el imaginario de una personificación o encarnación del deseo mismo, No deseamos asumir aquellas significaciones que somos capaces de darnos, en su lugar resulta más sencillo armarse de pedantería en rituales que sólo burgueses pueden pagar… y he aquí la consecuencia de la búsqueda de Durtal: el desencanto podrido de una manzana que estaba tirada bajo el árbol de la ciencia y fue devorada avídamente por los gusanos que pretendían elevarle un altar. Así corre el siglo hacia una perdición peor que vendrá siglos despúes cuando el consumo los devuelva a una animalidad perpetua.

La negación de las pasiones desbordantes, de la locura como vida, y el rechazo a la razón decadente en las corrientes de su época, le llevan a una exasperación del golpe recibido al tumbar sus imaginerías, refugiándose en el campanario con sus amigos mientras mira que el Satanismo cobra aún facturas sobre uno de sus conocidos, quien regresa de recibir una curación a través de un Doctor. Iniciado en los misterios contra el Satanismo. Huysmans en algún momento menciona que “la religión parece ser aún el paliativo capaz de curar a las llagas del hastío y el abatimiento de su tiempo”, pero que “implican negar el sentido común” y por ello es algo que merece ser rechazado. Y, sin embargo, a pesar de la negación, Durtal sigue observando lo religioso y lo mistérico desde su hastío y encierro en la figura del hombre que no sabe reconocerse en un tiempo dónde pareciera que tanto la razón como el absurdo no tiene ya sentido alguno. Pues al final la razón no deja de ser un absurdo, una caricatura y representación de la representación que se halla vacía ante el impulso de la vida siempre presente.

 

¡Qué lío, por Dios! ¡Y pensar que el siglo diecinueve se exalta y se adula! Sólo le viene una palabra a la boca, el progreso. ¿El progreso de quién?, ¿el progreso de qué? ¡Porque este siglo miserable no ha inventado gran cosa! (Huysmans, 2002, 144)

 

Con la cita anterior se muestra ese desencanto, ese hundimiento en una melancolía que raya por momentos, en los ideales ascéticos de los Padres de la Iglesia cuando Durtal se aleja de todo para escribir la biografía; posteriormente viene la etapa del Desierto-tentación: el hastío de la soledad, del saberse fuera de tiempo, de sentirse en quehaceres inútiles al alabar la figura de Mosca, su gato; la tentación enardecida en las cartas de Mdm. Chanteulove; las charlas con Des Hermies para mostrar la erudición sobre prácticas satánicas que siguen presentes arrastrándose cadenciosamente desde la edad Media.

Para culminar en la caída mostrada en la inmersión de sus placeres de posesión, serle revelado que es visitado por un súcubo, terminar la biografía de Barbazul y, finalmente, caer en la contemplación de la Misa Negra para huir de ahí a toda prisa, aceptando el absurdo del mundo en el que se encuentra: magia, ocultismo y prácticas medievales siguen vivas en su siglo sin invenciones nuevas. Al final le queda la duda sarcástica sobre el futuro que carece de esperanza ante todo este tipo de prácticas. La aceptación de un mundo absurdo, incluso para un erudito retirado en sus contemplaciones y figura solitaria, tan ridícula y burlesca como él mismo, parodia irrisoria de una elevación de lo que se denomina como “conocimiento”. El romanticismo satánico de Huysmans como desencanto de un autor que se siente podrido en su misma búsqueda de lo oculto, ser burlesco incluso consigo mismo, si lo comparamos con cuentos previos en los que enaltece valores románticos positivos como el enamorarse de una máscara en el cuento  “La maquilladora”. Sin duda representa un romanticismo francés exquisito, servido en una copa de melancolía y hartazgo burlesco que invita a pasar una buena tarde de lluvia leyéndolo, documentando y divirtiéndose con la delicada pluma del autor.

Sitio web sobre el trabajo de Huysmans, incluyendo su obra completa descargable (en Fráncés)

Bibliografía:

-Joris-Karl Huysmans, Allá lejos. Valdemar. Trad. de Guillermo López Gallego. 2002.

Hipervelocidad y clasificación de qué ver

La hipervelocidad de la información provoca impactos contra los cuerpos con sus extensiones donde todo es sutilmente olvidable. El consumidor de deseos se ve consumido por el mismo producto, es arrancado de toda esperanza y colocado en la frustración constante de no terminar de poseer los golpes a una velocidad increíble de información sobre ellos.

El modelo disciplinario de la prisión de Foucault pasó a reproducirse en el resto de ámbitos de la sociedad: familia, escuela, trabajo. Cada uno con una cuadratura del tiempo y la construcción particular, con sus leyes y normas. Este esquema de sociedad disciplinaria era característico por su escasa duración debido a que, según Deleuze, se transforma en una sociedad de control, donde esta última palabra es tomada por William Burroughs (novelista de ciencia ficción) para nominar a una especie de monstruo social capaz de absorber todo a su paso. Lo mismo que Virilio analizaba desde la hipervelocidad en el control del aire libre, refiriéndose con esto a el control totalizante de la información en las tecnologías aéreas; la mirada está puesta siempre observante en los medios de información como los celulares y computadoras.

La mirada se disloca del ojo, la retina se transforma en una cámara IP que todo lo capta, el ojo no necesita lubricación: observa sin cerrar el párpado ante una gama de información por observar. Mira escrupulosamente, distingue, selecciona, juzga.  Ahora se mira juzgando, seleccionando, produciendo. El presente es un estado efímero donde cada link ofrece nueva información por juzgar y por olvidar tan prontamente como llegue otro.   No hay realmente, información positiva o negativa por elegir, sino un cúmulo de datos preseleccionados para uniformar. El proceso de militarización de una sociedad disciplinaria se ha heredado a un sistema de control basado en microhistorias y microartefactos por usar: la manera en que seleccionamos la información, en que juzgamos que “x” página de internet nos ofrezca contenidos veraces libres del Estado (como son el Narco Estado que tenemos no pudiera producirlo), como si existiera auténticamente una libertad de expresión o siquiera una libertad. Bien decía Albert Camus que la única libertad posible es la que conocemos al morir.  La mirada cubierta por la hipervelocidad y el hiperconsumo es, a primera instancia, incapaz de librarse de cuanto dato se nos presenta delante.  El proceso de discriminar entre una y otra –de elegir el color del uniforme- es lo único que realmente podemos elegir.

Lenguaje, erotismo y muerte, anotaciones I.

 El reverso de lo erótico y la poiesis en Bataille

Ya en la entrega anterior planteaba el uso de acto de la poiesis, no sólo desde Heidegger, sino intentando comenzar a esbozar una relación entre las ideas del poema de éste y el pensamiento de Georges Bataille.  En este texto me dedicaré a profundizar más sobre dicha idea.

 

  1. El juego de lo erótico como técnica en relación a la poesis

¿Cómo justificar lo erótico como técnica? Desde Bataille en su “Breve historia del Erotismo”, podemos hacer un rastreo sobre el funcionamiento de lo erótico en ésta manera. Primero, recordemos que en dicho autor, la noción de erotismo se halla apegada al terror y a la muerte, resultando un proceso evolutivo en el momento que el placer toma posesión del mero acto de reproducirse como medio de supervivencia. El placer y el juego cobraron una importancia como sustitución a la parte meramente racional del trabajo. Dice Bataille:

Teóricamente, ésta [la utilidad material] tiene por objeto el placer –pero solamente bajo una forma atemperada, ya que el placer violento se percibe como patológico– y queda limitada a la adquisición ([…] y producción) y a la conservación de bienes, de una parte, y a la reproducción y conservación de vidas humanas, por otra. […] El placer, tanto si se trata de arte, de vicio tolerado o juego, queda reducido, en definitiva, a las interpretaciones intelectuales corrientes, a una concesión […] La parte más importante de la vida se considera constituida por la condición –a veces incluso penosa- de la actividad social productiva.  [1]

Luego entonces, en Bataille la utilidad queda a merced del uso del término sobre el placer, sobre las mediaciones de lo que se aumenta como representación al nivel social para justificarse como válido. Queda de lado la experiencia personal, a veces incluso fuera de la productividad. El uso de los imaginarios sociales ha de ser reducido en éste autor a la búsqueda de la experiencia personal como manifestación de lo erótico.  El temor a la muerte se halla presente en cada singularidad, al igual que la manifestación de la violencia sin poder desapegarnos de ella.  La búsqueda por tanto, de una transformación desde el reverso, desde una poiesis de lo negativo se encuentra justo en la búsqueda interior, rompiendo con los imaginarios establecidos, rozando en la delgada línea entre la animalidad y el placer.  Se menciona en el Catecismo de Dianus:

“Es fácil hoy advertir la debilidad de estas conductas. Todo es vano, todo es engaño, Dios mismo es la exasperación de un vacío, si nos internamos en las vías del deseo. Pero el deseo permanece en nosotros como un desafío al mundo, incluso aunque le hurte infinitamente su objeto. El deseo es en nosotros como una risa; nos burlamos del mundo desnudándonos, entregándonos sin límites al deseo de desear”.[2]

La risa violenta, el estallido de la locura demencial ante el vacío, representa la burla y la capacidad de recrearnos nuevamente. Cuidado que no se trata meramente del deseo hacia la voluptuosidad, sino que su reverso o negatividad se halla en la mirada en torno a la muerte que se establece como el clímax máximo de estar al borde del abismo; lo erótico nos pone en todo momento de cara a la muerte,  similar a una pulsión, en ese sentir un recuerdo del instinto de supervivencia animal.  Es ahí donde se establece el juego entre el placer y el dolor, reconociéndolos a ambos y obteniendo así una posible salida al juego de los imaginarios normalizados de la sociedad.

Es el vuelco de la experiencia de interiorización de reconocer la nada y la vuelta a la animalidad fuera de la racionalidad lógica utilitarista. Desde la visión de Bataille es la religión la que durante mucho tiempo pudo conciliar la angustia por la muerte y el absurdo.  En tiempos sin lo religioso, o dónde ello ha caído en desuso la vuelta a la divinidad está en nuestras pasiones, pues es justo el estado de orgía lo que nos eleva en el interior, reconocer la belleza y sacralidad del cuerpo en aquello que el cristianismo y el puritanismo ha negado durante tanto tiempo: la vuelta a las pasiones potenciadoras de Dianus.

 

2. Lenguaje y reverso

Podría mencionarse sobre la entrada anterior: he aquí el reverso, la vuelta al imaginario de lo social como perfección de orden y razón. He aquí la negatividad, lo que no se enuncia en el vórtice de la vida, la teología del ojo que todo lo mira, el horror del abismo, de estar al borde del abismo, en la cima de la introspección. Si la vida es majestuosa, si sus momentos son maravillosos es debido a la contemplación de tal horror. Necesitamos de la figura de la poesía que funda irrealidades fuera de lo instituido para fijar lo instituyente de nuestra mascarada. El vuelco a lo otro, lo que la razón llama lo animal, lo que define nuestro “aspecto diabólico”[3] que es lo que llamamos a fin de cuentas como erotismo. Según Bataille, tal aspecto ha ido cambiando de nombre, definiendo esa entidad/máscara que el hombre se niega a aceptar como suya, es lo innombrable, lo que está afuera de lo social. Lo diabólico como la angustia de la muerte siempre presente. Ahora toca regresar de nuevo a Heidegger y comenzar a adentrarse en el texto correspondiente de Agamben, quien  comienza su seminario sobre “El lenguaje y la muerte” con la siguiente cita de Heidegger:

Los mortales son aquellos que pueden tener experiencia de la muerte como muerte. El animal no puede. Pero el animal tampoco puede hablar. La relación esencial entre muerte y lenguaje aparece como en un relámpago, pero es todavía impensada. Puede sin embargo darnos una señal en cuanto al modo en que la esencia del lenguaje nos reivindica para sí y nos mantiene así cerca de sí, para el caso de que la muerte pertenezca originariamente a lo que nos reivindica.[4]

 

Desde tal texto, podemos ver un retroceso hacia la concepción de lo animal como aquello que constituye básicamente el carecer de una racionalidad que le permita entablar el lenguaje y, por supuesto, pensar la muerte. Al respecto, menciona Agamben al mortal como aquel que tiene la facultad del habla, así como la facultad de pensarse respecto a la muerte.  Pareciera ser que para éste autor la centralidad se halla de facto en la capacidad segunda, siendo así la centralidad mantenida incluso dentro del cristianismo en la relación entre el lógos de dios que entrega su vida; la Palabra creadora capaz de morir. A pesar de que más adelante el autor abre la pregunta de investigación de su seminario hacia si somos seres capaces de morir y hablar sin ser mortales, sin embargo, si nos introducimos de lleno en las cuestiones del lenguaje y sus juegos (tomando en consideración las nociones de Bataille en el apartado anterior),  no creo que pueda desligarse la cuestión del erotismo batailleano.

Tomando como premisa que, la noción de estar Al borde del abismo, es la encrucijada que nos arroja de facto a la contemplación de lo efímero que somos, los juegos de lo erótico se mueven justamente en la recreación del acto, tomando a consideración la visión de la nada detrás de acaecer la muerte chiquita.

Detrás de la sensación de entregarse a los juegos de la voluptuosidad nos perdemos en el abismo incesante de que hemos acabado, hemos caído de bruces en el perfecto instante donde puede contemplarse el dramatismo de la muerte. Entonces podemos situarnos en una experiencia de lo negativo en cuanto a que no nos situamos en la noción de erotismo renacentista: lleno exclusivamente de una búsqueda incesante por el placer (idea que perduraría con sus respectivas evoluciones hasta el romanticismo y, aún hacia el hedonismo líquido de nuestra posmodernidad), sino en la comprensión y miramiento de la experiencia placer/dolor, incluso no como binomio contrario.  Aquí es dónde el lenguaje tiene una de sus cabidas dentro del erotismo, encargándose de la normalización de conceptos y terminología como imaginarios reales, según los conceptos de Cornelius Castoriadis: Si algo te duele es por qué está mal, y porque no puede ser placentero ya que el segundo se opone al primero, según la concepción dualista de lo que es y lo que no, proveniente desde Parménides y extendida por Heidegger. Sin embargo, quedaría la pregunta para la siguiente cuestión ¿dónde quedan experiencias como las del BDSM en donde el dolor, la confrontación de estar al Borde del abismo, nos sitúa en una experiencia placentera, casi orgiástica, como diría Bataille? ¿Habría que conformarse con la normalización del lenguaje y la medicalización de la vida que señala parafilias?

 

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[1] G. Bataille, La parte maldita, precedida de la noción de uso, pág 26.

[2] G. Bataille, el aleluya, Catecismo de Dianus., pág, 4.

[3] Georges Bataille, Breve historia del erotismo, pág. 17.

[4] Heidegger apud Giorgio Agamben, El lenguaje y la muerte, pág. 7.

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Bibliografía

-Agamben, Giorgio. El lenguaje y la muerte. Trad. de Tomás Segovia. Pre-textos. Primera reimpresión. Barcelona. 2008.

-Bataille, Georges. Breve historia del erotismo. Trad. de Alberto Drazul. Ediciones Calden. Uruguay, 1970.

-______________. El aleluya, Catecismo de Dianus, Edición online en https://s3.amazonaws.com/files3.peopleperhour.com/uploads/portfolioItems/Portfolio-289194-Allelujah.pdf

-___________________. La parte maldita, precedida de La noción de uso. Epílogo, Trad., y notas de Francisco Muñoz de Escalona. Icaria, Barcelona., 1987.

 

Anotaciones sobre “Del habla en el poema” de Martin Heidegger. Poiesis como recreación de nuestros imaginarios

“El decir de un poema permanece en lo no dicho, ni siquiera su conjunto, lo dice todo” Martin Heidegger, De camino al habla

 

Existe un nivel en dónde el lenguaje se juega como ejecución de un orden manejado desde la negatividad. Los juegos de éste sólo pueden ser intervenidos por el mismo lenguaje. Dos cuestiones encuentro a referirme en esta reacción: la primera sobre la cuestión de la negatividad como orden lógico en el lenguaje y, la siguiente refiriéndome al acto de la poiesis como creadora.

Al referirme a la negatividad  me apoyo en el fragmento de Heidegger sobre el poema: “el decir de un poema permanece en lo no dicho”, es el reverso sobre el cual el lenguaje se encarga de transmitir el mensaje, lo oculto, lo que se niega a ser dicho de facto, pero queda a ser leído entre líneas e ideas. He aquí el acto del poema, de transmitir el mensaje  a través de un juego con el lenguaje mismo, permitiendo así una descomposición de las normas dentro de éste para ser ejecutado.

El acto de la poesía pone de manifiesto en sí  el juego.  Y sin embargo no puede hablarse como generalidad de todos los poemas, ya que según Heidegger, cada uno tiene su particularidad y el detalle a analizar de éste, cada uno oculta y dice diversas cosas ya que “ningún poema individual […] lo dice todo”[1].  En este sentido, la lectura de un poema individual merece clarificar a detalle su contenido (incluyendo lo que no está escrito pero se ve entre líneas), contribuyendo con ello a la reconstrucción del acto del habla. No de aquello que dice la gente como habladurías, sino del acto de  comunicar y resignificar.

El poema ha de ser hablado, enunciado.  Esto permite poner en juego su sonoridad, rompiendo así con las normas de lo establecido en la escritura.  Su sonoridad es la que permite la captación de las ideas en el pensamiento, una dilucidación, como diría el autor. El velo de lo oculto entre líneas es despertado, según creo, a través del acto de la imaginación.  Aquí la entrada al segundo apartado, el acto de la poiesis como reinvención tanto del lenguaje, como del receptor.

“Habitar el habla”[2] nuevamente, es dejarse empapar por la lírica y el acto de ejecución en el acto de recrearnos, de pensar el poema no sólo desde una racionalidad sobre su estructura, líneas o sonoridad, como dijera Heidegger, sino también a través de aquello que nos provoca, que hace revolver nuestro estómago o mover el cuerpo en ciertas posturas.  Pensamos y sentimos a la vez, el acto de lo erótico en el lenguaje, de la recreación de los imaginarios de uno mismo y de nuestra manera de interpretar el mundo.  Ello constituye el acto de la poiesis, poniéndonos de bruces frente al abismo de pensar la muerte y la negatividad, que no pertenece únicamente al lenguaje, sino a lo erótico como técnica para colocarnos justo en la recreación del abismo que nos coloca en el terror de vernos frente a la excitación de nuestra finitud.

Así, la sonoridad del poema nos hace sentipensar, nos coloca en el ensayo de la búsqueda de lo negativo, del tabú que negamos al hacernos rumiar con cuerpo y pensamiento cada palabra que escuchamos, y ponernos así en dialogo con el poeta, o incluso, permitiéndonos lanzarnos a la escritura que de pronta respuesta a lo que nuestro acto sobre el habla nos ha  de colocar en un vuelco de emociones y pensamiento, en un pensar la vida desde su mismo acto erótico, para el enunciarlo, quizá quedarnos con el acto de la risa mediante una violencia de la interioridad, recreadora en nosotros,  como diría Bataille:

“La violencia de la alegría espasmódica está profundamente en mi corazón. Esta violencia es, al mismo tiempo, ¡tiemblo al decirlo! el corazón de la muerte: ¡se abre en mí! La ambigüedad de esta vida humana es la del reír loco y la de los sollozos. Su causa está en la dificultad de acordar el cálculo razonable, que la funda, con las lágrimas… con ese reír horrible…” [3]

 

Ejemplo-ejercicio: «Escrito con un nictógrafo» de Arturo Carrera  en voz de Alejandra Pizarnik (Audio)

Texto:

El escriba ha desaparecido
Señaló el sitio vacío
donde los muertos se divierten
La noche penetrando
y el glande inflado de tinta, penetrando
hacen el mismo ruido
que la muerte penetrando
Asisto a su duración en lo instantáneo
SILENCIO DESORBITADO
su fiesta en lo opaco, en lo pleno, en lo plano
la atención lleva un blanco en la frente
lleva una capa de lirones
despiertos
es la época en que la muerte entra muda
Mudo mi cuerpo
Yo me impongo en tu muerte
Yo me guarezco tu muda
tiempo de atenuación
tiempo de purificación
tiempo de lluvias constantes
lo insensible vibra
lo insensible soporta la noche
brota flores en mitad de la noche
en mitad de la página
sobre la panza de la muerte
la orfandad lleva un blanco en la frente
E L P O E M A S E A B R E
esa es tu fuerza
la orfandad es fascinada comandada
Subida a la barca invadida y hundida de muertos
Yo en la prosa de tu libro
En el barco de los muertos
Entre volúmenes huecos mi cuerpo grafía
a otro páramo
descargando letras huesos huecos
El poema se abre
Esa es tu fuerza
El poema toma contacto
Se desliza con brazos extendidos
por las dos orillas
esa es tu fuerza
Me hablabas de una trampa del lenguaje
el poema se abre
SALTAN TUS MUERTOS
C L O W N S
D A N Z A S
interferencia de danzas
palimpsesto de danzas
en lo oscuro
la oscuridad polarizada
Y danzas
Como las danzas de las abejas
invariables
te atraen con sus movimientos mociosos
para extenuar un lugar
para desocultar otro lugar
para fingir invadir para informar
DANZAS
vos estás dictás dilectismos
espacios acopiados sismos
estos muertos son míos
(señalando las palabras)
estos muertos son míos.

(Texto tomado del siguiente link )
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[1] M. Heidegger, de camino al habla, pág 35.

[2] Idem, pág. 37

[3] G. Bataille, Breve historia del erotismo, pág. 39.

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Bibliografía

-Heidegger, Martin. De camino al habla. Trad. de Yves Zimmermann. Ediciones Cátedra. Barcelona 1987.

-Bataille, Georges, Breve historia del erotismo. Trad. de Alberto Drazul. Ediciones Calden. Uruguay, 1970.